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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Comedores “al aire libre” en los exteriores de diferentes recintos del sur de Guayaquil

Comedores “al aire libre” en los exteriores de diferentes recintos del sur de Guayaquil
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“Llene el buche con un dólar”, “Hueveate, varón”, “Jugo, jugo para el ‘sudor’”, “Venga coma y vote con ganas” eran algunas de las frases que se podía escuchar en los exteriores de varios recintos de la parroquia Ximena, la segunda más grande del cantón Guayaquil.

En los exteriores del colegio Sagrado Corazones, Lidia López vendía llapingachos con hornado a $ 3,00, siendo el platillo más vendido en el comedor improvisado y al aire libre que instaló en la acerca del Parque Forestal, sur de la ciudad.

“El llapingacho es lo que más he vendido hasta ahora, pero también el seco de pollo y el guatallarín”, comentó esta vendedora de 49 años, quien lleva 20 años vendiendo comida cada vez que hay elecciones presidenciales, seccionales y en los exteriores de los partidos, especialmente cuando juega Barcelona en el estadio Monumental.

“Gracias a Dios he sacado adelante a mi familia vendiendo comida en la calle. Ya soy conocida porque muchas personas me reconocen y me buscan. Además mi comida es casera y familiar porque yo trabajo con toda mi familia. Aquí mismo ahorita hay 10 personas atendiendo”, contó la vendedora, quien asegura que los llapingachos son su especialidad.

López aseguró que después de las 11 de la mañana el negocio “cogió fuerza” porque la lluvia alejó a los votantes que les gusta madrugar. “Como es domingo muchos desayunan en su casa y ahí ya vienen a almorzar en la calle”, agregó.

A la entrada de la escuela Numa Pompillio Llona, centro-sur de la ciudad, el grito agudo y curioso de José Toapanta llamaba la atención de los votantes. Con un “Oye, hueveate varón” ofrecía huevo duro y semi cocido con pimienta, que portaba en una canasta de carrizo.

“Yo vendo huevo duro todos los días en el parque Victoria, Centenario, San Agustín o donde me toque el día”, comentó el machaleño de 56 años. “Llevo 20 años vendiendo huevo. Antes era maestro de obra, pero como me gustaba el puro ya no me daban trabajo. Mi mujer me votó”, comentó este vendedor ambulante, quien prepara los huevos en su casa del “batallón”.

Asegura que en Guayaquil la gente come mucho huevo duro y no importa si es feriado, elecciones, carnaval, semana santa o “lo que sea” porque siempre vende todos los 50 huevos que prepara a diario. Los huevos duros cuentas 50 centavos.

Michelle Calero es otra de las vendedoras que aprovechó las elecciones para vender sus productos. Vende camisetas de Barcelona Sporting Club a 5 dólares. “Traje sombreros para vender porque siempre hace un ‘solazo’ en las elecciones, pero lo que más he vendido hoy han sido las camisetas. He vendido ocho hasta ahorita y ya con eso aguanto hasta el partido”, comentó esta barcelonista, quien asegura que las camisetas de Emelec “nunca se han vendido bien”.

Gonzalo Castro aprovechó las elecciones para emplasticar los certificados de votación de quienes acudieron al colegio República de Cuba. “Esto es lo más común en las elecciones y me hago el día. Aquí estoy con mi nieto que está de vacaciones para que vea que la plata hay que ganársela”. Emplasticar los certificados tienen un valor de 25 centavos y hasta las 14:00, Don Gonzalo había hecho 16 dólares.

Junto a él, María Mina vendía bollo de pescado, de camarón y chancho con arroz a $ 2. Vive en Guayaquil desde casi un año. Abandonó Manabí por el terremoto y ahora vive con su hermana en un populoso sector del puerto. Su hijo Jairo convencía a más de un votante con un “Venga coma y vote con ganas” que llamaba la atención de quienes pasaban por ese sector.

“En la mañana no vendimos nada, pero casi a la una todo se puso bueno. Ya he vendido como 15 bollos y me quedan 30 más”, explicó en diálogo con EL TELÉGRAFO. (I)

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