Dos mujeres murmuran y fruncen el ceño en la puerta del aula de tercer año de bachillerato del colegio Amarilis Fuentes (en el sur de Guayaquil), donde se instaló la junta receptora del voto 287 femenina.

Ambos gestos se producen ante la llegada de Tanisha Feikers Rivas, activista transexual y candidata a asambleísta provincial por el movimiento Salud y Trabajo (lista 62).     

Feikers fue una de las 271 transexuales empadronadas que votaron ayer y que cambiaron el sexo por género en sus cédulas de identidad, según el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Ella pudo sufragar junto a las mujeres, gracias a la Ley Orgánica de Gestión de la Identidad y Datos Civiles, vigente desde febrero de 2016.

El artículo 94 de la normativa indica: “... la persona por autodeterminación podrá sustituir el campo sexo por el de género, que puede ser masculino o femenino”. Mientras que el 78 permite el cambio de nombres.  

Ayer, Tanisha llegó a las 09:15 al centro educativo donde le tocó votar. La acompañaron su hermano y su padre. Sabía que era un momento histórico para el colectivo y se preparó para aquello.  Lució un vestido rojo hasta los tobillos.       

Después de ignorar los comentarios y actitudes discriminatorias de ciertos asistentes, sufragó en cuatro minutos. No se sintió incómoda. “En las elecciones pasadas, cuando me tocó hacer la columna junto a hombres (a pesar de ser trans), un señor se dio la vuelta, me miró de pies a cabeza y dijo: “Dios, ¿en qué mundo estamos? Esta vez pude estar en otra fila”. (I)