El voto preferencial queda opacado por el desconocimiento
La desinformación tanto en los votantes como en algunos delegados de la mesa preferente para brindar el servicio del voto asistido, fue una de las novedades que reportaron algunos servidores del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Un equipo de EL TELÉGRAFO constató en varios recintos del norte de la urbe porteña la situación que incomodó a personas de la tercera edad, embarazadas o con algún tipo de discapacidad que fueron atendidas en estas mesas preferentes.
Wilfrido Dueñas, de 68 años, sufragó en el Colegio Carlos Julio Arosemena en Pascuales.
A él le sorprendió enterarse del servicio el mismo día de las elecciones.
“Aunque vi casi todas las urnas en planta baja sí me hubiera gustado tomarlo por mi cojera, que es incómoda”, señaló el pascualeño que acompañaba a su esposa a sufragar en la Universidad Católica de Guayaquil.
Aquí, en cambio, la asistencia estuvo incompleta. Karolina Figueroa, delegada de la mesa, dijo que hace un mes accedió a su carpeta del CNE, pero no la instruyeron.
“No nos entregaron un instructivo físico. Descargué una serie de archivos para hacer mi función, pero sin personal no he podido ejercer mi labor a cabalidad”, dijo molesta la joven estudiante de la Universidad Salesiana.
Hernán Cuenca Torres, de 72 años, quien debía sufragar en la Universidad Laica, sabía sobre este derecho pero tuvo que esperar 10 minutos para que lo atendieran.
“Yo sí sabía que había esta mesa, pero ellos no porque pensaban que era solo para gente con discapacidad. Aunque míreme, yo estoy fregado con la columna y no sabía dónde votar. Al final me atendieron”.
Isaías Flor, voluntario scout, contó que en el Colegio Francisco de Orellana ellos han colaborado con los delegados desde el 2011.
“Solo estamos para cuidar los espacios del colegio, guiar a la gente y apoyar a los del CNE”, señaló el joven mientras un señor de tercera edad llevaba media hora esperando su papeleta en dicha mesa. (I)