Diego Vallejo, consultor de Inteligencia Financiera
Vallejo: “Había una estructura delincuencial”
Trabajó como asesor de la Secretaría Nacional de Transparencia de Gestión en el gobierno de Rafael Correa, pero se dio cuenta de la persecución instaurada contra líderes sociales, opositores, sindicatos, ambientalistas, periodistas y renunció.
Diego Vallejo denunció el caso de Fernando Balda y dio su testimonio en la Fiscalía.
El gobierno anterior también lo persiguió, amenazó a su esposa e hijos y “sembró” una evidencia: dos armas de fuego.
Vallejo estuvo preso dos años y cuando salió se fue a Estados Unidos con su familia, donde pidió asilo político. Desde hace seis años vive en la casa de George Washington.
Usted dice que había una estructura delincuencial en el gobierno de Rafael Correa. ¿Por qué?
Porque los servicios de inteligencia deben estar al servicio del Estado para resguardar los objetivos nacionales permanentes y hacer labores legales en su beneficio. Pero en el gobierno de Rafael Correa esos organismos de inteligencia se transformaron en una estructura para perseguir y hacer daño a opositores, políticos, periodistas. Se utilizó todo el aparataje para hacer seguimientos extrajudiciales, como en el caso de Fernando Balda. A él se lo intentó secuestrar en varias ocasiones. El anterior régimen utilizó a la Senain, a la Dirección de Inteligencia de la Policía, a la Unidad de Seguridad interna de la Presidencia, manejada por Rommy Vallejo, para esa persecución. También se hizo lo mismo con Fernando Villavicencio, Fidel Araujo, César Carrión, Diego Peñaherrera y conmigo.
Usted señala que hubo varios intentos de secuestro contra Fernando Balda.
Hay un documento firmado por Pablo Romero cuando fue director de contrainteligencia en la Secretaría Nacional de Inteligencia. Se lo llamó la operación Guayacán, allí él dio disposiciones al personal de la Senain para movilizarse a Medellín, en mayo de 2012, y traer información de las actividades de Fernando Balda, quien hizo denuncias de corrupción y personales en contra de Rafael Correa. Romero siempre ha mantenido en su versión que viajaron a Colombia para averiguar sobre las actividades del expresidente Álvaro Uribe porque supuestamente constituía una amenaza para el Estado ecuatoriano. Pero ese argumento es falso para los analistas en el área de Inteligencia Estratégica. Este operativo no fue el único que se hizo contra Balda.
¿Cuál fue el otro operativo que se hizo contra Balda?
Fue en esa misma fecha, mayo de 2012, en ese mismo evento con el exmandatario Uribe. La Senain al mando del exministro del Interior, José Serrano, envió al sargento Raúl Chicaiza a cumplir con el mismo objetivo: obtener información sobre las actividades de Fernando Balda en Colombia. El propósito era traerlo a Ecuador. Por ese operativo se pagó con fondos de la Senain. En conclusión, se hicieron dos operativos de la Senain y la Dirección Nacional de Inteligencia de la Policía.
¿Qué papel jugó Rommy Vallejo en ese caso?
Es un caso muy particular. La Fiscalía ha dejado eventos que están desconectados. En todas las versiones de Rafael Correa, del exministro del Interior José Serrano, de Rommy Vallejo y de Raúl Chicaiza han mentido a las autoridades para deslindarse de responsabilidades y acomodar la verdad a su conveniencia. Por ejemplo, Correa, en las 23 preguntas que le hizo el exfiscal Paúl Reina, dijo que desconocía el caso Balda, que se había enterado por la prensa y por el propio activista político que publicaba en sus redes sociales. En cambio, Vallejo lo contradice y señaló en una de sus versiones que viajó a Colombia por orden de Correa para coordinar con las autoridades de policía para traerlo a Ecuador. Ambos se contradicen y en estos pequeños detalles es evidente que han mentido. Lo mismo hizo el exviceministro de Seguridad Interna, Javier Córdova, quien señaló que no tenía idea del caso Balda. Pero él viajó a Colombia y eso está en su registro migratorio de julio de 2011. Raúl Chicaiza, uno de los agentes involucrados en el caso Balda, también mintió. Dijo que trabajaba en la Senain pero él y su compañera Diana Falcón constan en un documento de un barrido electrónico que hicieron a las oficinas del exministro Serrano, que pertenecían a la Dirección de Inteligencia de la Policía y trabajaban para él.
La Policía de Colombia dijo que no había participado en ninguna operación del caso Balda.
En la versión rendida por Rommy Vallejo dice que él conversó con el general Jorge Luis Vargas y el teniente Martínez de la policía colombiana. Hoy Vargas dice en una entrevista en un medio de ese país que Rommy Vallejo habló con nosotros y nos pidió de favor que verificáramos la situación legal de Balda. El general Vargas también miente, él dice que los pedidos para capturar a Balda fueron en 2010, pero eso es falso. El 5 junio de 2011 los agentes ecuatorianos hicieron un operativo conjunto con la policía colombiana para tratar de deportar a Balda y llevarlo a Ecuador. Las fechas del general Vargas no coinciden, las arregló a su conveniencia. En 2010 Balda no estaba en la mira del correísmo. Lo ubicaron recién en 2011. El 28 de abril de ese año Correa dispone el trámite de repatriación, a través de la Interpol.
Hay algunos exfuncionarios que no han sido vinculados al caso Balda. Por ejemplo, el exministro del Interior, José Serrano.
Hay gente muy poderosa que no ha sido vinculada, pese a existir evidencias sobre su participación en el caso. Por ejemplo, el general Fausto Tamayo, quien fue secretario de Inteligencia. De allí salieron los cheques de pago a Chicaiza.
También hay un audio de una conversación entre Raúl Chicaiza y Serrano sobre cómo arreglar y pagar la defensa del primero. Tampoco se vinculó a Rommy Vallejo, quien coordinó el retorno de Balda por orden de Correa.
Pero usted trabajó para la Senain y Correa.
Empecé trabajando como asesor en la Secretaría Nacional de Transparencia de Gestión, cuyo titular era el actual asambleísta José Serrano. Dejé ese cargo porque todas las investigaciones que se generaban no tenían ningún fin, pues los peces gordos quedaban impunes. Yo estaba a cargo de las áreas estratégicas como Defensa, Comunicación, Petróleos y tenía una Unidad de Inteligencia Financiera a mi cargo. Pero no salió a la luz y las investigaciones eran de medio pelo por abajo. El 30 de septiembre la Senain requirió de mis servicios como consultor privado. Y ese trabajo dependía de la autoridad y de si esta publicaba o compartía mis investigaciones. También fui al Ministerio de Justicia y al del Interior como consultor privado. El punto de quiebre se dio porque Serrano me delegó tareas que no me competían como entregarle un análisis financiero de las cuentas del exfiscal Washington Pesántez. Pero le dije que necesitaba órdenes por escrito para entregarle ese reporte. El exministro Serrano me entregó 70 hojas con la información financiera de Pesántez y de sus familiares. Me negué a hacer el trabajo sin una orden por escrito y la confianza se resquebrajó.
En el caso Balda no tuve inconveniente porque era un pedido de verificar la información. Validé esa información, pero los pedidos aumentaron y me dije hasta aquí llegué.
¿Qué pasó después?
Hubo un operativo en Guayas y se detuvo a cinco jueces, incluso a un amigo cercano del expresidente. Ellos pagaron al Ministerio de Justicia para obtener cargos en el Consejo de Judicatura y las cortes. Serrano me pidió verificar si el operativo estuvo bien y fui vinculado a ese proceso. El exfiscal Pesántez sabía que había investigado sus cuentas y la única manera de establecer una conexión entre Serrano y yo era vinculándome a ese proceso.
El exfiscal tenía mucho poder en esa época, me dictaron orden de prisión preventiva y me fui a la clandestinidad. Cuando ocurrió eso hice público todo lo que hacía Serrano. Esa fue mi manera de visibilizarme ante la opinión pública.
¿Qué hizo Correa?
A partir de entonces me convertí en enemigo del expresidente Correa y en una sabatina me tildó de traidor. Ellos continuaron con las operaciones encubiertas.
Me desvincularon del caso por orden de Correa, pero no me callaron y creé la organización Transparencia por Ecuador para divulgar las investigaciones. Pero la estructura criminal del correísmo también siguió a mi esposa y a mis hijos. Coimaron a funcionarios de Justicia y me persiguieron. Hicieron un operativo para ponerme armas y evidencias que supuestamente eran para asesinar al presidente del Consejo de la Judicatura Transitorio, Paulo Rodríguez. Fui llevado a prisión. (I)