Entrevista / guillermo lasso / dirigente nacional de CREO
¿Una consulta para que el dólar sea la moneda nacional? “Así debería ser”
Guillermo Lasso no tenía tanta actividad política pública desde la campaña presidencial de 2013. Su propuesta de una consulta popular lo ha llevado a recorrer los principales medios de comunicación.
Quiere preguntar a los ecuatorianos si están o no de acuerdo con la reelección indefinida, y además consultar sobre la vigencia de la dolarización. Es una idea que muchos actores políticos han respaldado, pero él prefiere que el consenso no gire en torno a dirigentes.
¿Si para defender la dolarización plantea una consulta por qué no propuso otra para instaurarla?
Habría que preguntarle a quien tomó la decisión de implantar la dolarización, no a mí.
¿Pero en ese momento usted podría haber abogado por una consulta?
Quizá tenga razón en reclamarme, pero también otros, como el Presidente de la República, que estaba en desacuerdo con la dolarización, debió haber venido de su universidad a Ecuador y decir ‘oigan, paren esto, un ratito’, pero no lo hizo.
¿Por qué en la consulta el tema medular es siempre Rafael Correa?
No apunto a eso.
El argumento es que él se quiere quedar para siempre...
No. En eso quiero ser muy claro. Mis planteamientos no son en contra de nadie, menos en contra del Presidente de la República. Yo estoy hablando en defensa de lo que considero un valor esencial de la democracia: la alternancia en el poder y no solo yo lo considero como tal. Si usted revisa la historia de Ecuador en ninguna de las constituciones se ha contemplado la reelección indefinida e inmediata. Inclusive en la Constitución de 1906, en la época de Eloy Alfaro, él introduce un cambio en la nueva Constitución donde reduce el periodo presidencial a 4 años y define que la reelección es luego de dos mandatos. Y me refiero a Alfaro porque es el personaje ícono al que ha apelado en muchas ocasiones el Gobierno actual.
Pero si no estuviese Rafael Correa no estaríamos discutiendo esto porque el potente candidato es él.
Rafael Correa, que es el presidente actual, lo plantea, y yo, que estoy en el ejercicio de la política, respondo. Si él no lo hubiera planteado no estuviéramos debatiendo este tema.
Desde el Gobierno se plantea que una forma de decidir es que el candidato se presente a las elecciones y que sea el pueblo el que elija, más allá de si busca o no la reelección.
No concuerdo con eso porque una cosa es la Constitución de Ecuador, que es un elemento estructural y fundamental del Estado, y otra cosa es la transitoriedad de quien ejerce un periodo de 4 años en la Presidencia de la República. Son dos hechos políticos y jurídicos distintos.
¿Usted preferiría entonces competir con Jorge Glas en 2017?
No se trata de un asunto personal. No puedo aceptar una discusión que en primer lugar dé por sentado que voy a ser candidato porque no es así, ni tampoco con quién yo quiero competir. De lo que estamos hablando es de un aspecto fundamental: la Constitución de Ecuador.
¿Cómo toma la advertencia de Jaime Nebot de que en una eventual consulta también el Gobierno presentaría preguntas, lo que afectaría la iniciativa de la oposición?
Las opiniones del alcalde Nebot son importantes. He escuchado con detenimiento sus declaraciones y sin duda alguna son muy útiles y las tomaremos en cuenta a efectos de fortalecer el proceso.
¿Sería un riesgo que tendrían en cuenta, pero seguirían adelante?
Sí. Creo que hay un riesgo mayor que es simplemente permitir que se enmiende la Constitución a través de la decisión de 100 asambleístas y se establezcan reelecciones inmediatas e indefinidas. Ese es un gran riesgo y para evitarlo otros tienen que correr. Los otros riesgos son enfrentar una consultar popular y para eso estamos los actores políticos. No estamos para ser analistas políticos. La función de un actor político es suscitar hechos que adviertan a la sociedad, que produzcan cambios, en este caso la advertencia de que un cambio no es conveniente para la democracia ecuatoriana. Hay que asumir riesgos.
Pareciera que hay consenso entre la oposición. ¿Es posible sentar en una mesa a todos los dirigentes políticos para hacer un solo formulario de preguntas como lo pide Lucio Gutiérrez?
Respeto el punto de vista de todos los ecuatorianos. Yo tengo el mío y es que la manera de construir consenso no es sobre las personas sino sobre las ideas. Creo que la manera de construir consenso es analizando qué se consulta. Eso es lo que le interesa a la ciudadanía. Más que una reunión de personas o salir en una linda foto lo importante es el conjunto de preguntas en donde se vean reflejados los más amplios sectores de la sociedad, más que los dirigentes en sí.
¿Y cómo van a construir ese consenso?
Estamos trabajando al interior del movimiento. Yo recorro Ecuador permanentemente y estoy en contacto con distintos estamentos de la sociedad ecuatoriana, no solo con dirigentes políticos, sino con trabajadores, empleados, maestros, médicos, madres de familia, jóvenes. Hay que responder a lo que uno escucha, sin dejar de oír a la dirigencia política.
Entonces quedará solamente como una propuesta de CREO...
Estamos en los primeros pasos, no en la etapa final, denos tiempo y ya verá más adelante si es solo de CREO.
¿Podrían irse solos a la consulta?
No creo eso. Las preguntas reflejarán el criterio de los más amplios sectores de la sociedad ecuatoriana. Por eso el tema no es solamente la democracia y la alternancia en el poder.
¿Por qué a la oposición le resulta difícil unirse?
Yo lo dije desde el primer día en mayo de 2012 cuando inicié mi vida política. No estoy presente para luchar contra Correa.
¿Por qué es difícil hablar con el PSC, con Nebot?
Nebot es mi amigo. He conversado con él, hemos mantenido conversaciones, pero hay que entender claramente que cuando esto se lleva al plano de la política electoral, cada movimiento y cada persona tiene sus propios intereses, esa es una realidad y uno tiene que jugar las fichas en función de los intereses de su espacio político.
Pero eso impide que la oposición pueda crecer más...
Yo defiendo un concepto y una idea: lucha contra la pobreza, generación de empleo y eso solo será posible en una sociedad donde convivan 15 millones de proyectos de vida, dentro de un plano de vigencia plena de la democracia, respeto a la libertad individual y una economía moderna. ¿Por qué repito esto? Porque eso es lo que defendemos y vamos a defender, ganemos o no, aquí no se trata de juntarse 3 o 4 para ganarle a uno, eso me parece mezquino.
En Quito funcionó...
Funcionó. ¿Por qué? Porque CREO dio un paso al costado y facilitó eso. Fue un tema puntual, de la ciudad de Quito, con el alcalde (Mauricio) Rodas. Dimos nosotros esa demostración de generosidad. El señor Rodas en (febrero) 2013 no quiso hacer eso, participó y obtuvo solo el 3%.
¿Por qué cuando debaten el tema de la consulta, además de la reelección, quiere incluir otros temas como la dolarización, la Ley de Comunicación, el Yasuní? ¿No cree que eso generará una confusión política antes que una exploración del pensamiento y determinación de las personas?
Yo solo me he referido a dos temas: la alternancia en el poder y la dolarización. No he hablado del Yasuní o Ley de Comunicación. Respecto a la dolarización, la gran mayoría de los ecuatorianos la considera como un valor de la sociedad que ha permitido la creación de patrimonio para gran cantidad de ecuatorianos de la clase media y trabajadora porque han tenido la certeza de ganar en moneda dura y asumir una deuda en dólares, hacer predecible cumplir sus obligaciones y por lo tanto adquirir una vivienda, un auto, mejorar su calidad de vida. Por otro lado se están introduciendo nuevos elementos jurídicos, como nuevas leyes que ponen en duda la tentación de crear monedas alternativas y desde nuestro punto de vista eso no es bueno para la sociedad ecuatoriana.
¿Usted cree que hay riesgo de perder la dolarización?
La dolarización es un esquema económico que requiere una disciplina importante en materia económica, sobre todo en el campo fiscal, también en el sector externo. La excesiva dependencia de Ecuador al petróleo hace que esto sea sensible.
No se puede jugar con aquello y a veces el Presidente expresa en sus declaraciones mucha firmeza en cuanto a la defensa de la dolarización, pero en paralelo se puede encontrar artículos en el Código Monetario y Financiero o decisiones con categoría de resolución, decretos o acuerdos ministeriales, que dan señales contrarias.
¿Quiere decir que la economía no está bien y por eso estaría peligrando la dolarización?
No he dicho eso. Consultado el pueblo y ratificada por este la dolarización entonces tendrá tal fuerza política que obligará al actual y a los futuros gobiernos a alinear las políticas públicas orientadas al fortalecimiento de la dolarización.
¿Eso implicaría que en la consulta se decida que la moneda oficial y nacional sea el dólar?
De acuerdo. Así debería ser, perfectamente claro, sin ambigüedades.
¿Por qué otros países como Colombia, Chile, Brasil y Argentina no tienen problemas con su moneda propia?
En países como Colombia o Chile, con moneda propia, la cotización es estable porque han alineado las políticas públicas para lograr ese objetivo, de control de la inflación y de evitar devaluaciones. No obstante aquello, sus exportaciones al mundo son más vigorosas que las de Ecuador, pero la historia económica del país, previo a la dolarización, demuestra que los gobiernos no fueron, y no estoy hablando de 10 años antes sino de 50, muy disciplinados en la administración de la economía para lograr la estabilidad de la moneda y el control de la inflación.
En 2000 llega la dolarización casi como un hecho político y no técnico. Ha sido una camisa de fuerza para mantener la disciplina en Ecuador.
¿Le da la razón a Correa al cerrar el acuerdo con la Unión Europea?
No solo que le doy la razón, lo he felicitado y le he mandado una carta pública diciéndole que ese es el camino. CREO brindó su apoyo, no tanto porque sea indispensable en un proceso técnico de negociación, sino como un mensaje de unidad frente al exterior. Cuando me entrevisté con el presidente de España, Mariano Rajoy, dos días antes de que viera a Rafael Correa, le pedí apoyo al Gobierno ecuatoriano en sus negociaciones en el acuerdo con Europa porque no soy un opositor que se opone a todo. Hay cosas que ha hecho bien, y yo lo he dicho públicamente y por escrito. Esa es una manera importante y necesaria para lograr el desarrollo de Ecuador, pero no solo hay que hacerlo con Europa sino también con EE.UU., Asia, China.
Si la economía está bien, la dolarización no está en riesgo, hay un acuerdo con Europa, entonces el gobierno está haciendo bien las tareas. ¿Dónde está la gran diferencia con Correa que provoque una consulta?
El modelo de desarrollo de la economía ecuatoriana es un modelo similar al de la década de los 70 del siglo pasado. Se apoya en dos elementos fundamentales: el petróleo y el endeudamiento público. Primero con China y ahora con las fuentes tradicionales: Wall Street, emitiendo $ 2 mil millones en deuda; con las instituciones del imperio, como las llama el presidente Correa, con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Entonces petróleo y deuda.
Acuérdese usted de dos frases: el festín del petróleo y el agresivo endeudamiento público.
Después de la década de los 70, cuando el precio del petróleo cayó y cuando se secó el acceso a las fuentes de financiamiento público vino un nuevo período, la crisis de la escasez y ya vimos lo que pasó en Ecuador. No digo no al petróleo y no a la deuda.
Hay un elemento que hace falta para hacer sostenible un periodo, no de bonanza sino de prosperidad para la sociedad ecuatoriana. Se llama inversión privada, local e internacional. Percibo, por el discurso y por las decisiones, que el gobierno no es muy afecto a la inversión privada. Si tuviese una oportunidad de debatir y dialogar públicamente con el Presidente le diría que cuidado porque atrás de esa inversión lo que hay es empleo y oportunidades para muchas familias ecuatorianas.
Quizá la diferencia con los 70 es que ahora se invierte en 8 centrales hidroeléctricas, carreteras, aeropuertos...
No se olvide usted que en los 70 comienza un gobierno que se autodenomina nacionalista y revolucionario y si tenemos que ser justos con la historia también debemos reconocer que invirtió en hidroeléctricas. Ahí comienza un cambio en Ecuador en materia de matriz energética. También se invierte en carreteras, aeropuertos y se incrementa la infraestructura en educación, universidades y proyectos nuevos como los altos estudios de los militares. El problema, y esta es mi visión, es que eso no es sostenible en el tiempo. Sostenible en el tiempo es la creación de condiciones adecuadas en una sociedad para atraer el capital privado, local e internacional.
En este periodo a los empresarios y banqueros no les ha ido mal. ¿Qué crítica les haría usted a los sectores económicos que no le han dado más fuerza al sector productivo con todas las ganancias obtenidas?
Tomo como referencia la historia, no de hace 3 años sino de hace 40 años, para entender qué vivimos hoy y en función de eso proyectar el futuro de Ecuador en los próximos 20 años. No se trata de criticar a una persona o a un gobierno porque yo estaría mintiendo al decir que el Gobierno actual ha empeorada la situación. Eso no es verdad. Yo lo que digo es que si se considerara el elemento de la inversión privada lograríamos mejores resultados que los alcanzados.
¿Pero eso depende solamente de Rafael Correa o también de los empresarios?
Eso depende de la sociedad, pero el punto de partida es el Gobierno porque lidera a la sociedad. Sin embargo, cuando se escuchan discursos poco amables con la inversión privada local y sobre todo la internacional estamos yendo por un camino que a largo plazo está equivocado.
¿Cree que el cambio de la matriz productiva destruye u obstruye la generación de empleo?
No es lo que yo crea. Revise usted las estadísticas oficiales y va a ver que en lo que se llama población económicamente activa urbana ha habido un incremento del desempleo de 40.000 personas, equivalente a un punto porcentual, en lo que vamos de este año. Justo coincide este cambio del empleo, entre enero y junio de este año, con el cambio de la matriz productiva, que ha pasado como evento fundamental.
La diferencia es que el cambio de la matriz productiva es una decisión por decreto, de arriba a hacia abajo y la diversificación es al revés. Concibo a la sociedad como un orden espontáneo donde conviven 15 millones de proyectos.