El gobernante convocó a un pacto ético para rechazar a los políticos que tengan empresas en paraísos fiscales
"Sin duda, esta ha sido la década ganada"
Fue el último Informe a la Nación de Rafael Correa. Con esa emotividad de fondo, el presidente de la República esbozó lo que significaron los 9 años de gobierno. La frase “la década ganada” fue una constante de su discurso.
Desde las primeras horas de la mañana el movimiento en los exteriores de la Asamblea fue intenso. Ciudadanos de diferentes partes del país llegaron para presenciar el acto, en medio de estrictas medidas de seguridad.
Más de 1.100 miembros de la Policía brindaron seguridad a la ciudadanía y ordenaron el tránsito. Sobre las aceras se apostaron jóvenes, adultos mayores, vendedores ambulantes y todos aquellos que querían observar el informe a través de las 4 pantallas gigantes que se instalaron alrededor de la Asamblea.
Cuatro filas de cadetes de la Policía, de la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro y 20 Granaderos de Tarqui formaron la calle de honor por donde ingresaron secretarios de Estado, asambleístas, líderes ciudadanos, autoridades locales.
El exvicepresidente de la República, Lenín Moreno, llegó cerca de las 09:00 y fue recibido con aplausos. A los pocos minutos lo hizo el segundo mandatario, Jorge Glas, que también fue ovacionado. También asistieron legisladores de partidos opositores como Luis Fernando Torres (PSG-Cambio) y Patricio Donoso (CREO).
A las 09:30 llegó el Jefe de Estado, acompañado por dirigentes sociales. Su escolta representaba diferentes grupos sociales: indígenas, afroecuatorianos, amas de casa, trabajadores, estudiantes, activistas GLBTI, entre otros.
“Hoy pronuncio mi último Informe a la Nación, hay un país que borró para siempre la desesperanza, que muestra un renovado rostro de dignidad, de autoestima, un país que ama la vida y cuyo pueblo admirable sigue de pie pese a ser víctima de la mayor catástrofe natural de los últimos 67 años”. El terremoto fue parte de la ceremonia. El número musical estuvo a cargo de artistas manabitas y esmeraldeños.
En su discurso, Correa enumeró los logros en la reconstrucción vial, puertos, aeropuertos; en el mejoramiento de la educación y la salud; en la recuperación de los derechos de sectores antes invisibilizados, como personas con discapacidad, amas de casa, y que el promedio de crecimiento del país entre 2007 y 2015, incluyendo las condiciones adversas de los últimos años, ha sido del 3,9%, mientras en la región es del 2,9%. También destacó que $ 30.500 millones se han invertido en educación en esta década, “la oposición lo llama derroche”.
En la primera parte de su intervención recordó la tragedia de abril pasado, al manifestar que la naturaleza está poniendo a prueba a los ecuatorianos, pero “vamos a demostrarle de qué fibra estamos hechos”. Al expresar su solidaridad a quienes perdieron familiares, viviendas y negocios en las zonas devastadas, aseguró que de esta prueba “saldremos fortalecidos como sociedad, como nación”.
Agradeció a quienes participaron en la ayuda a las zonas afectadas, como rescatistas, médicos, personal de salud, trabajadores eléctricos, de comunicaciones, de agua potable, de transporte, a las Fuerzas Armadas, Policía, Bomberos, agentes de tránsito, maestros, funcionarios públicos y voluntarios, tanto nacionales como extranjeros.
Lamentó que las malas construcciones y los asentamientos en terrenos inadecuados hayan sido factores que incidieron en el elevado número de víctimas. “Esta dolorosa experiencia nos permite impulsar con los gobiernos locales el eje programático de la revolución urbana: si no tenemos ciudades mejor planificadas, sin asentamientos humanos en zonas de riesgos, con edificaciones que cumplan las normas de construcción, seguiremos lamentando desgracias. Denunciemos a quien no cumpla las normas”, exhortó.
Aunque sostuvo que los municipios tienen la responsabilidad de controlar las construcciones, esto no será suficiente si no hay conciencia ciudadana de que se deben hacer las cosas bien, por lo que es momento de que cada quien asuma su responsabilidad.
Además, defendió las medidas económicas para afrontar la reconstrucción, como el incremento en dos puntos del Impuesto al Valor Agregado (IVA). “Son temporales, focalizadas y los recursos recaudados se orientarán a la reconstrucción de las zonas afectadas”.
Reiteró que en una sociedad los que más tienen son quienes más deben contribuir, sobre todo en momentos difíciles. Por eso rechazó los argumentos de la oposición sobre que las medidas son recesivas. Para él, esto es falso porque lo recaudado se devolverá a través del sector de la construcción, uno de los más dinámicos de la economía.
“En nombre de la política no se puede engañar; la política debe estar basada en la verdad, la responsabilidad y en la capacidad, y desde la academia no se puede permitir que una vulgar ideología se disfrace como ciencia”, arguyó.
En otro tema, se refirió a los “papeles de Panamá”. Convocó a “un pacto ético para rechazar a los candidatos que tienen sus capitales en paraísos fiscales”. “Existen $30.000 millones de ecuatorianos en los paraísos fiscales; el Servicio de Rentas Internas (SRI) ha identificado 1.850 empresas, entre 125 intermediarios y más de 900 presuntos clientes, la mayor parte de este capital salió antes de nuestro gobierno”.
Antes de culminar la primera parte de su intervención, anunció las medidas para reducir el tamaño del Estado. Una de esas será la eliminación de 6 instituciones públicas, además de la optimización de consulados, agregadurías militares y policiales.
A ello se suma la reducción de 12 viceministerios, la venta de empresas públicas y canales de televisión en manos del Estado, así como la fusión de medios públicos. Mencionó la venta del Banco del Pacífico, la empresa TAME y Fabrec. En el cuadro que presentó también constaba la fusión entre los medios públicos EL TELÉGRAFO, EcuadorTV y la Radio Pública.
En la segunda parte de su intervención, explicó que en los últimos 2 años el Gobierno ha afrontado “la tormenta perfecta (...) no ofrezco milagros, simplemente ofrezco llevar el barco a buen puerto, sin paquetazos”.
Anunció que enviará nuevamente, una vez que pase la emergencia nacional por el terremoto, los proyectos de leyes de Herencia y de Plusvalía, que el año pasado fueron objeto de rechazo, sobre todo de sectores empresariales y políticos, que protagonizaron protestas en las principales ciudades del país. “Con la Ley de Plusvalía se acaba la especulación del suelo”, advirtió.
Sobre la Ley de Herencias, recordó que en el país solo 3 de cada 1.000 ecuatorianos reciben una herencia y que los recursos que se recauden serán destinados para becas dirigidas a los grupos minoritarios del país.
Y aseveró que han sido 9 años duros, pero que no permitirá que se juegue con su integridad. “Es ahora o nunca que nos libramos del chantaje del capital”, afirmó, tras recordar a los ecuatorianos que uno de los elementos para aspirar a cualquier dignidad es confiar en su propia Patria, por lo que llamó a rechazar a los que tienen sus dineros en paraísos fiscales”. Después dio unas breves palabras en quichua.
Al final, el Jefe de Estado agradeció a su familia, a sus ministros, a la Asamblea y a los ecuatorianos en general, por su apoyo en los 9 años de gobierno, y enfatizó en la frase que en varias ocasiones mencionó: “Esta es, sin duda, una década ganada”. (I)