El pasado 3 de junio, el presidente de la República, Rafael Correa, anunció una cita regional de movimientos y partidos de izquierda, en Quito. El objetivo es coordinar lineamientos conjuntos para hacer frente al “proceso de restauración conservadora”, en América Latina.

La crisis política en Venezuela, generada tras la muerte de Hugo Chávez el año pasado, las confrontaciones en Argentina, el proceso electoral en Colombia (donde el derechista Óscar Zuluaga venció en primera vuelta al presidente Juan Manuel Santos) son algunos escenarios que preocuparían a Correa.

Para algunos analistas estas son las muestras de que en la región los grupos de derecha intentan recobrar el protagonismo que tuvieron en las décadas del 80 y 90. De allí el apelativo de “restauración conservadora” porque actualmente gobiernan líderes de izquierda.

Todos apuntan a Venezuela, donde el gobierno de Nicolás Maduro soporta desde el año pasado protestas callejeras, escasez de productos a causa del acaparamiento y presiones externas. En redes sociales se maximizan los hechos con fotografías creadas y las cadenas internacionales dibujan un panorama de ingobernabilidad.

En noviembre de 2013, Maduro advirtió que la oposición de su país, financiada por Estados Unidos y de la élite empresarial, planeaba “un golpe blando”. Es una alerta que también fue lanzada por Correa y que sería la vía para que triunfe la “restauración conservadora”.

La semana pasada Correa apoyó una reunión de presidentes de los países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para defender la democracia en Venezuela, acosada por la “ola de restauración conservadora”.

Para el catedrático Leonardo Vicuña, en Ecuador hay organizaciones que financian a movimientos sociales, entre ellos indígenas y ecologistas para crear tensión. El conflicto más reciente es la explotación del bloque ITT, pero también está la revuelta en la localidad de Íntag.

El punto que Vicuña ve a favor de la izquierda es que ahora cuenta con apoyo popular. Ha sido un respaldo sostenido como Venezuela, Bolivia, Argentina y Ecuador. Otro aspecto favorable es que los procesos de integración trascienden lo comercial y van a lo político. “Está en pleno desarrollo la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), sin EE.UU. y Canadá, hay el Consejo de Defensa del Sur para apoyos mutuos en casos emergentes, antes eso era impensable”, afirma.

El dirigente socialista Rafael Quintero muestra otro escenario: Un golpe de Estado puede venir del exterior, aunque siempre tienen asistencia de fuerzas internas. “Ahora los movimientos desestabilizadores tienen conexión internacional, se vinculan, así funciona el capital financiero internacional”.

Por ejemplo, los movimientos autonómicos de Guayaquil tienen relación con sus similares de Santa Cruz (Bolivia), Zuliá (Venezuela) y hasta con el movimiento secesionista de Cataluña.

Por eso Quintero no desdeña la influencia de la llamada derecha, por considerarla como la fuerza política con experiencia. El alcalde de Quito, Mauricio Rodas, viajó a Venezuela en las elecciones presidenciales pasadas para respaldar a Henrique Capriles.

Para León Espinosa, catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), este momento coyuntural ha sido aprovechado tras la muerte del líder venezolano Hugo Chávez. “Allí cada país ha tomado una relativa distancia, existen tentativas e iniciativas que marcan el retorno de la Unasur, pero es insuficiente”, comenta. Por eso considera que ahora cada país está mirando a su interior, como ocurre en Venezuela, Brasil y Ecuador.

Correa ha señalado que la derecha arma sus estrategias con lo que considera sus principales instrumentos: los medios de comunicación privados. Recientemente Alberto Padilla, excolaborador de CNN, denunció una campaña contra el Gobierno de Ecuador de los hermanos Isaías, que tenían participación accionaria en CNN Latino.

El Presidente advierte momentos difíciles en los que se aprovechará el tratamiento de leyes importantes, para desestabilizar. Es un complot que habría sufrido el exmandatario paraguayo, Fernando Lugo, quien fue destituido acusado de reprimir una manifestación rural de los llamados ‘Sin Tierra’.

Datos

En Latinoamérica se han fortalecido iniciativas de unidad regional impulsadas por gobiernos progresistas, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Se creó en 2004.

La Alba en ese tiempo fue la respuesta a la Área Libre de Comercio de las Américas (ALCA), que impulsaba un Tratado de Libre Comercio desde Alaska hasta Tierra de Fuego. Hugo Chávez y Néstor Kirchner se opusieron tajantemente.

Otro espacio es la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), constituida en 2008. Se suma la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), creada en 2001 para promover la integracion de los países latinoamericanos sin Estados Unidos y con Cuba.

En la otra orilla, una iniciativa de integración surgió en 2011: la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Colombia, México y Perú. Se forma con las intenciones de ser la rival del Mercosur.

La Alianza del Pacífico busca fortalecer el libre comercio, desarrollar la competitividad y las economías de los países miembros con proyección a atraer el mercado Asia-Pacífico. La organización tiene como observadores a 11 países de América, 9 de Europa, 1 de África, 7 de Asia y 2 de Oceanía.