Personaje de la semana
“Un virus como el covid-19 es una expresión de miedo concentrado”
Un virus microscópico está paralizando a la humanidad. Esa es la explicación general de cualquier observador. Pero hay otras miradas, como la holística, sobre el coronavirus.
Nieves León, terapeuta espiritual y comunicadora de la nueva energía, habló con este diario sobre la pandemia desde la perspectiva energética.
¿Cómo ve usted la pandemia?
Vivimos tiempos de cambio, la pandemia es una parte de lo que ocurre en la Tierra y en la humanidad. Necesitamos una visión integral de esto, por ejemplo: tenemos una rosa y vemos solo las espinas de esa flor. La pandemia es un elemento catalizador de un cambio mayor para todos. Las consecuencias del virus son dolorosas y ya necesitamos un despertar espiritual en el cual estas situaciones no son tan cruentas. Pero existe el miedo colectivo e individual y ese pavor influye en el cuerpo de manera determinante.
¿Cómo es posible que un virus minúsculo esté paralizando a la humanidad?
Un virus, desde la perspectiva de la energía, es una expresión de miedo concentrado. El llamado covid-19 no es más que la expresión de acciones del lado oscuro de la humanidad. El miedo es el antiamor. Miedo es igual a estrés en diferentes escalas.
Ese miedo generado en la psique humana altera su biología. Y como lo sostiene el Dr. Bruce Lipton, PhD, best seller, investigador y experto en biología celular en su libro La Biología de la Creencia, “el estrés debilita dramáticamente el sistema inmunológico”. “El estrés es responsable en el 90% de las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes”. A lo que, como sabemos, se suma el estilo de vida frenético y la alimentación inapropiada.
¿Cómo tener una mirada integral de lo que ocurre?
Lo integral es ampliar nuestra visión y enfocarnos en otros temas. Una parte es la pandemia, pero también las secuelas de ella en la economía, en la sociedad, en el ambiente. Tenemos que enfocarnos en el todo, no solo en una parte del virus. La mirada mundial está en lo doloroso, y eso detiene las soluciones sanitarias prácticas y rápidas porque el miedo es una barrera y paraliza. Cuando alguien está con miedo solo mira la parte negativa y pesimista.
¿Qué es el miedo?
Es una emoción humana y es el antiamor. Según los creyentes, las Escrituras dicen que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. Esto ha sido aceptado por el 85% de la población mundial. Pero hay un punto de quiebre y este no tiene que ser cruento. El miedo tiene diferentes niveles, desde un miedo simple hasta un ataque de pánico.
No todos tienen la capacidad de entender ni de lidiar con él. Pero quienes lo entendemos nos volvemos un elemento importante en este cambio porque habrá un orden de solución. En la vida cotidiana pasa, por ejemplo, si estamos atolondrados todo nos sale de cabeza, pero si nos serenamos pondremos orden y sentido común en lo que hacemos.
¿Por qué hay tanto cambio?
Es la evolución en la Tierra que está sujeta a cambios. En los calendarios de los mayas y los aztecas ya se visualizaron estos cambios: la Tierra y la humanidad entrarían en otros tiempos. Esto no es nada extraño para los monjes y místicos que viven en oración y meditación. Es normal para ellos, pero no para los demás porque la mirada restringida nos lleva al pánico y eso conflictúa todo. No es fácil cambiar, no estamos educados para ello, tampoco nos dijeron qué es miedo y qué hacer con él.
Pero es imposible no tener miedo.
Parte del cambio visible es acercarnos a nuestro mundo espiritual, es decir, a la inteligencia superior que debe guiar la vida de las personas.
¿La pandemia es consecuencia de lo que ocurre en el mundo?
La pandemia no salió sola, ni el cambio se producirá solo. Todo el desequilibrio que producimos en los ecosistemas, en la economía, en el trabajo, en las relaciones, en las familias, entre parejas necesitan un nuevo orden. Entre esos desequilibrios están las ganancias excesivas en algunas empresas, no es posible que pocos tengan mucho dinero y otros nada.
Eso tiene que cambiar porque ya no damos más. En Ecuador, los más afectados son los más vulnerables y algunos políticos se han enriquecido a costa de ellos y han llegado al poder. Hay que cambiar nuestro paradigma de ver las cosas. Por ejemplo, los medios transmiten lo malo como noticia y eso intoxica a las personas. Hay que dar informaciones más positivas y de esperanza.
¿Pero cómo ser positivos en medio de tanta tragedia?
En algunos sectores será difícil ser positivo, por ejemplo, los familiares de los enfermos o de los fallecidos. Sin embargo, hay otro grupo que sí puede hacer eso. Por ejemplo, ¿por qué la música clásica encanta a tantos a través de los años? Por las secuencias de luz y de amor que trae a la gente. Hacer ejercicio le da un componente de energía al cuerpo y le impide caer en el miedo.
También se puede buscar en las redes clases para respirar. Y eso es vital. Porque nacemos respirando y morimos cuando dejamos de respirar. Si hacemos eso un millón de personas produciremos un cambio. No todos entenderán este mensaje, pero los pocos que lo hagan estarán bien. Es un cambio de conciencia de la humanidad.
¿De qué manera inteligente podemos enfrentar esta amenaza invisible y microscópica?
Desde hace miles de años, y en diferentes eras de la humanidad, los maestros espirituales que han caminado en un cuerpo humano en la Tierra han hablado del amor como la fuerza más poderosa del universo. Si revisamos cuánto permearon, llegaron a la humanidad sus enseñanzas, la eficiencia es muy baja. Sabemos que la capacidad del funcionamiento del cerebro humano no está en su máximo nivel. Esta, quizá, podría ser una de las causas de esa baja capacidad de aprendizaje-recuerdo que hay respecto al amor.
¿Qué tan útil es el amor en estos casos?
Habrá quienes sepan que sí es útil y habrá quienes se rían de esto porque son demasiado inteligentes para creer en algo invisible.
El amor, para quienes se dicen creyentes, ha sido, es y será una salida, una herramienta para resolver cosas, que ya desde el punto de vista humano se pueden solucionar.
¿Pero de qué manera ese sentimiento puede ayudar?
Ese elemento invisible como es el amor nos podría ser de utilidad práctica, pues en lugar de ir al miedo que baja nuestras defensas biológicas, qué tal si hacemos una oración o respiramos conscientemente (con una respiración iniciamos la vida en la Tierra y con una exhalación dejamos el cuerpo físico).
Hay muchas oportunidades de utilizar el amor del que estamos hechos. Por ejemplo, para aprovechar esta cuarentena forzosa, en la que de seguro tenemos diversos desafíos, estar juntos todo el tiempo es agradable, pero también vamos a encontrarnos con asuntos por resolver, con nosotros mismos, con los hijos, con las parejas, con los padres, entre otros. Y ya no vamos a poder decir: “Es que no tengo tiempo para conversar, para resolver”, entre otros.
Nada de lo que se nos presente, sea lo que sea, puede no tener solución. Nada. Porque, como en el Álgebra de Baldor, todo problema tiene su solución, y las soluciones estaban al final de ese libro, sin que nos diéramos cuenta…
Amar significa estar dispuestos a cambiar, a resolver, a entenderse, a conversar, a ser tolerantes, honestos, verdaderos. Y para ello hay que ser valientes, tener coraje, querer hacerlo de verdad.
¿Cuán dispuestos estamos a ello?
Hay un principio espiritual que dice que todo tiene un propósito, un aprendizaje y un cambio. Igual que el virus, ese propósito espiritual es invisible y nos afecta o favorece a todos. Pero hay una gran diferencia entre uno y otro, dependiendo de los ojos con los que miremos las cosas.
En este planeta en el que tenemos derecho a elegir qué experiencia vivir y cómo vivirla, porque tenemos libre albedrío, estamos frente a una disyuntiva: quedarnos atrapados en el miedo debilitando nuestro sistema inmune y dándole la gran oportunidad a este elemento microscópico para que sea el ganador, o irnos a lo grande y ser conscientes y adoptar las medidas preventivas sanitarias, de alimentación, de acatar este paro, cuarentena forzosa; y enfrentar, desechar nuestros miedos, cambiar los viejos paradigmas y hábitos nocivos, racionalizar el consumo, respetar la naturaleza.
¿Es posible ver al virus como una oportunidad para el cambio?
El virus y la cuarentena nos han forzado a detenernos y reflexionar, abrir la mente y el corazón para ver con ojos más grandes la vida. De saber que lo que le pasa al otro si enferma me va a afectar a mí, y que igual que tengo la responsabilidad de cuidar de mí, también debo hacerlo con el otro ser humano, porque entro en riesgo si él enferma. Así, seremos menos egoístas y más empáticos. (I)