Se educó en la escuela de formación de monseñor leonidas proaño
Nazario Caluña deja un legado de lucha indígena
Quienes conocieron a José Nazario Caluña Espín y lo acompañaron en su lucha por la reivindicación de los derechos indígenas ponderan su capacidad de liderazgo y su espíritu conciliador. Ahora la comunidad de San Francisco de Chibuleo, donde radicó toda su vida, llora a quien consideró su patriarca.
Víctima de una peritonitis, Caluña, fundador del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT) y uno de los gestores de la Ecuarunari y de la Conaie, falleció la noche del sábado en una casa de salud de Ambato. Sus restos serán llevados hoy hasta su comunidad en una marcha que saldrá desde la capital chimboracense.
Alejado en los últimos cinco años de la dirigencia y jubilado como educador intercultural, Caluña pasó sus últimos días en su comunidad, donde siempre tuvo momentos para impartir consejos a los más jóvenes y en ocasiones trasladarse a alguna parte alta de la cordillera para contemplar la majestuosidad del volcán Carihuairazo.
José Lligale, su amigo y compañero de lucha desde que eran jóvenes, lo recuerda como una persona con gran liderazgo y siempre ansioso por aprender. Eso le valió conocer la dura realidad de las comunidades indígenas sometidas a la explotación y marginación.
“Él comenzó a luchar por la década del 60, primero promoviendo la justicia indígena en la comunidad de Chibuleo cuando había el sistema de cabildos”, recordó Lligale, aunque por momentos la memoria la traiciona al tratar de establecer una línea cronológica.
Fue en esa década cuando Caluña trazó las primeras acciones para estructurar el Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT) que se cristalizó en 1965, en respuesta a las injusticias que cometían las autoridades de esa época, hacendados y hasta cierta jerarquía de la Iglesia católica.
Los testimonios sobre las condiciones en que vivía el sector indígena han sido recogidos por historiadores y están plasmados en monografías. La situación era terrible, a consecuencia de la religiosidad que vivían y que incidía en su pobreza, los indígenas eran quienes costeaban todas las fiestas religiosas. El racismo imperaba. Había descuido de los gobiernos.
Caluña entabló amistad con el entonces obispo de Riobamba, monseñor Leonidas Proaño, un seguidor de la Teología de la Liberación e ícono del indigenismo en Ecuador. Caluña y Lligale se capacitaron en la escuela de formación que regentaba el sacerdote.
Obtuvieron el título de educadores bilingües y comenzaron su labor en zonas rurales. Fue importante la creación de las escuelas radiofónicas que llegaban a las comunidades más aisladas y con alto grado de analfabetismo.
Emprendió con otros dirigentes indígenas un objetivo: estructurar un movimiento más amplio y en 1972, con el apoyo de Leonidas Proaño y sacerdotes de la nueva ideología de la Iglesia liberadora, comoJesús Tamayo, realizaron un congreso en la parroquia Tepeyac, en Riobamba. Allí nació Ecuador Runacunapac Riccharimui (Ecuador por el despertar de los hombres) o Ecuarunari.
La recién nacida entidad se definió entonces como una organización indígena, con el objetivo de propiciar dentro de la misma población una toma de conciencia para lograr la recuperación social, económica y política; además, se definió el carácter indígena y eclesial de la organización.
Estas y otras acciones también le valieron represalias a Caluña. “Fue una época muy difícil para él, porque fue perseguido por los militares y por la misma Iglesia conservadora”, recordó Manuel Ainaguano, actual presidente del MIT-Ambato.
A fines de la década del 70 fue encarcelado en el exterior, en uno de los tantos viajes que realizó por América Latina como representante de los pueblos indígenas de Ecuador. En el país se reunía por las noches porque ya tenía problemas con los gobiernos militares.
Ainaguano también destacó de Caluña su capacidad de liderazgo y que siempre pensó en estructurar una gran organización que pueda defender los derechos indígenas sobre las tierras, frente a las grandes haciendas.
En la década del 80, con varios dirigentes indígenas de la Sierra consolidó un movimiento que agrupó a nacionalidades de la Costa y Oriente. Así nació la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
“Participó en foros en Cuba, Europa y hasta llegó a las Naciones Unidas”, afirmó Ainaguano, quien aseguró que siempre buscaba, ante todo, el diálogo, aun en las situaciones más adversas y nunca ostentó como dirigente.
Lo mismo expresó Lligale, al describirlo como una persona que vivió en forma sencilla, que también se dedicaba a la carpintería y a la construcción de casas con techo de adobe.
Casado con Juana Til, tuvo dos hijos: José Cristóbal y Túpac Caluña Til. Se jubiló como docente hace cinco años; para ese entonces ya se había retirado de la actividad dirigencial. En 2001 fue miembro del Consejo Político de la Ecuarunari, su último cargo.
Entonces se acogió a una especie de retiro voluntario y tuvo pocas actividades públicas, hasta su fallecimiento el pasado fin de semana.
Datos
Como un homenaje a su tierra y su gente, Nazario Caluña escribió el libro Los chibuleos: origen, identidad, desarrollo y justicia de un pueblo indígena en los andes ecuatorianos.
San Francisco de Chibuleo es una comunidad ubicada al suroccidente de Tungurahua. Es parte de la parroquia rural Juan Benigno Vela, del cantón Ambato.
La vestimenta de la comunidad indígena consiste en ropa y sombrero blancos y poncho rojo; cuentan con una asamblea comunitaria, Consejo de Gobierno, Cabildo Comunitario, Consejo de Coordinación y directivas de asociaciones y cooperativas.