La carrera diplomática de Luis Almagro ya cumplió 34 años, su primera misión fue en 1988 cuando apenas tenía 25 años de edad y no concluía su especialización académica.

Esta larga trayectoria lo  llevó a la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), cargo al que fue elegido por primera vez en el 2015 y reelecto el sábado pasado para otro período de 5 años.

Oriundo de Paysandú, Uruguay (1963), el “Oso”- como le dice su círculo más íntimo- proyectó su vida hacia las relaciones internacionales representando a su país frente a la Unesco. Su carrera se enmarcó en Irán, Alemania y China.

En 1999, tras la grave crisis que sacudió su país, se integra al Movimiento de Participación Popular, un polo de izquierda cuyo principal partido era el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, de José Mujica.

En el gobierno de Tabaré Vázquez ejerció ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca del 2005 al 2008.

Así se convirtió en la cara visible de las negociaciones con el Mercosur, China y Estados Unidos para abrir estos mercados a los productos uruguayos.

Pocos años después en el 2010, durante el gobierno de José Mujica, fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores.

Una vez que Mujica terminó su período, en 2015, Almagro fue elegido con 33 votos como Secretario General de OEA, en reemplazo de José María Insulza.

 Su fijación desde entonces con Venezuela y su mandatario Nicolás Maduro y la idea de que en ese país había presos políticos, a más de pensar en un referendo revocatorio en esa nación,  quebrantó la relación con su mentor, Pepe Mujica.

Además causó divisiones entre los 34 países miembros, cuyos representantes, en su momento, cuestionaron su posición ante Venezuela, evidenciando una polarización.

El embajador peruano en Estados Unidos, Hugo de Zela, quien retiró su candidatura para secretario general de la OEA por falta de apoyo, dijo que el estilo de Almagro era distinto a los anteriores secretarios.

 “Él es un hombre de posiciones tajantes y las expresa mucho en los medios de prensa”, aseguró.

Mientras que Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica, quien también declinó su candidatura para dirigir al organismo, sostuvo que “Almagro ha emprendido una lucha valiente en defensa de la democracia”. (I)