Lo que esconden del Latinobarómetro
Recientemente se dio a conocer el informe final del Latinobarómetro, la evaluación demoscópica más aceptada por el establishment dominante. Este es un trabajo que incluye 20.204 entrevistas cara a cara en 18 países, entre el 31 de mayo y el 30 de junio de este año, con un margen de error de un 3% por país. Los autores del estudio están financiados por la Unión Europea, PNUD y agencias de cooperación, como la española o la estadounidense.
Ninguno de ellos, como habrán observado, es bolivariano ni de ningún país del eje ALBA en América Latina. Esta, como tantas otras encuestas, es presa de su metodología y, en este caso, también de una concepción liberal-reducida de la democracia. No obstante, el estudio refleja interesantes datos que tienen su lectura política y económica que no debe pasar desapercibida, a pesar del intento forzado de eclipse por parte de los grandes medios.
En primer lugar, para abrir boca, un primer resultado: los dos países en los que más aumentó el apoyo a la democracia (entendida en sentido liberal y reduccionista) en 2013 respecto del promedio 1995-2013 fueron Venezuela, con 16 puntos, y Ecuador, con 13. En el otro extremo, con el menor incremento del apoyo, están Guatemala, Colombia y Perú. Preguntados sobre si su democracia tiene grandes problemas, los venezolanos afirman que sí en un 37% y los ecuatorianos en un 29%; por el contrario, los chilenos en un 42%. Abusando del sentido más liberal del término, en Venezuela, solo el 14% considera que la democracia puede funcionar sin partidos políticos; en Colombia y México, el resultado es de 43% y 45%, respectivamente.
En Venezuela, solo el 14% considera que la democracia puede funcionar sin partidos políticos.¿Puede haber democracia sin Congreso Nacional? En Venezuela solo existe un 14% que considera respuesta afirmativa, mientras que en Colombia y México el porcentaje sube al 32% y 38%, respectivamente. Y cuando se consulta por democracia sin partidos políticos, de nuevo, solo el 14% de venezolanos lo ve factible; y por el contrario, en Colombia y México, este porcentaje asciende al 43 y 45%, respectivamente. Al cuestionarse por la satisfacción con la democracia, los ciudadanos que más satisfechos están con su democracia por orden de mayor a menor son: Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Rep. Dominicana (recién electo), Panamá y Venezuela. Una vez más, el pueblo sufre la democracia aparente del eje neoliberal; estos países no aparecen en los primeros lugares.
En segundo lugar, en relación con la economía, y más concretamente respecto al ingreso subjetivo (en la definición de Eduardo Hamuy), ordenados los países de mayor a menor según el porcentaje de ciudadanos que manifiestan que el ingreso les alcanza: Uruguay, Argentina, Panamá y Venezuela (con un 62%), seguidos de Brasil, Ecuador y Bolivia; por el contrario, los países con apoyo más bajo son justamente aquellos del extremo ideológico opuesto: Colombia, Chile y México (48%).
A la pregunta ¿Cuán justa cree Ud. que es la distribución del ingreso en el país? responden que muy justa o justa un 58% de los ecuatorianos y un 43% de los venezolanos. El tercero resulta ser Nicaragua; el 41% de sus ciudadanos sostiene esta opinión. De nuevo, en el extremo opuesto, están los países de la Alianza del Pacífico: los ciudadanos que menos justa consideran la distribución del ingreso en sus países son precisamente Chile (10%), Colombia (14%) y México 19%. En los casos de Venezuela y Ecuador, además, entre 2011 y 2013 hay una mejoría en la percepción de justicia en la distribución del 12% y 15%, respectivamente. A la pregunta
¿Se ha quedado alguna vez sin dinero para comprar comida? el 46% de los colombianos dice que sí, así como el 55% de los mexicanos, mientras que solo el 27% de los venezolanos, el 26% de los ecuatorianos y el 25% de los bolivianos lo afirma.
Frente a estos números, los editorialistas de la prensa hegemónica internacional optaron por mirar a otro lado para no tener que afirmar que Venezuela, junto a otros países progresistas, vuelven a estar en la pole position en América Latina en democracia percibida, gracias a los logros de una democratización real-efectiva-creciente de la política y de la economía. Esta vez, los adalides de la tecnocracia a favor de la democracia liberal prefirieron no comentar sus amados indicadores.