Las urgencias del Sur no dan lugar a la calma chicha

En el horizonte inmediato hay dos urgencias en los países del Sur que ponen sobre el tapete la gran oportunidad para una verdadera revolución colectiva en nuestra región.       

1.- La integración política efectiva. Eso pasa por varios procesos intensos de trabajo de los gobiernos y sus líderes y, en particular, por la puntualización de una agenda concreta para construir una comunidad política con miras al sustento e impulso de otros programas en asuntos como la economía, la energía, la tecnología, la movilidad, la seguridad, entre los fundamentales.   

Pero en lo esencial se trata de consolidar una comunidad política que alimente la autodeterminación y la cooperación plenas. Por supuesto, desde miradas y lugares propios que iluminen nuestro futuro. Aunque suene a nostalgia pura: se trata de hacer efectiva una verdadera independencia o nueva independencia.

Y eso no pasa por definir la  homogeneidad ideológica de todos los gobiernos y sus líderes. Al contrario, hay elementos en común, intereses concretos y necesidades colectivas que se pueden resolver y asumir desde distintas miradas.  

La comunidad política del Sur no se erigió contra el Norte o solo para un desarrollo endógeno. Todo lo contrario: se levanta para hablar una misma lengua con los demás idiomas, para tener relaciones horizontales con los otros bloques de poder en el planeta y para mirarnos más de cerca por todo lo que nos une.

2.- La erradicación de la pobreza. Siendo la región más desigual del mundo, no cabe en ninguna cabeza (mucho menos en las de los mandatarios) que sigamos viviendo como si esto se tratara de un devenir dado y determinado. Y para ello es preciso definir una agenda concreta,  con pasos certeros alrededor de proyectos que pueden y deben hacerse conjuntamente. Como ya lo ha planteado Brasil: tener un servicio propio de internet. Pero hay otros más. Lo fundamental es fijar prioridades. Y si no se lo hace ahora, el tiempo será el peor enemigo de estos loables propósitos. Hemos tardado demasiado. Las grandes citas o cumbres no pueden quedar en la linda foto. La Unasur tiene una responsabilidad enorme con su propio origen y la historia recorrida, que siendo corta ha cimentado enormes esperanzas y perspectivas. Las 2 urgencias están ahí para abrir los cauces de una respuesta. Hay documentos y principios planteados, pero ha llegado la hora de caminar por la acción y el pragmatismo más sabio.