El programa forma parte de la tendencia de incluir conflictos políticos
Las lecciones políticas del ‘Juego de Tronos’ (VIDEO)
Es una de las producciones más grandes de la televisión estadounidense y la gallina de los huevos de oro de la cadena HBO, un canal que ha ganado buen prestigio entre la crítica por sus películas y series de gran calidad.
Es Juego de Tronos (Games of Thrones o sencillamente GOT) que va ya por la cuarta temporada. A simple vista parecería una serie de fantasía medieval: gigantes, dragones, caballeros, magia y hasta zombies, pero también hay intrigas palaciegas, búsquedas de poder, del trono en este caso. Son lecciones políticas en un mundo imaginario.
Como El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, un manual de política que tiene 500 años de existencia, las lecciones de Juego de Tronos podrían aplicarse a la realidad, en cualquier latitud del planeta. Hay traiciones de última hora, manejo de información privilegiada, castas políticas, lecciones aprendidas luego de dolorosos errores…
Decía un seguidor de la serie que no la ve por los giros drásticos del guión, por los personajes o por los efectos visuales, sino “porque ahí está toda la política”, la lucha por llegar al trono en medio de un ambiente de fantasía.
De hecho el portal de CNN estableció un paralelismo entre el programa y la política estadounidense. Ambos se parecen, según este medio, en que es un mundo de hombres, tener un buen apellido abre oportunidades, las parálisis políticas son constantes y los bancos son sacrosantos.
La inclusión de ciencias políticas es una tendencia al alza en la televisión, especialmente en la estadounidense que vive una época de brillantez con la llegada de grandes estrellas de Hollywood, no solo actores, sino también directores, escritores y productores. En ese firmamento están House of Cards (protagonizada y producida por el oscarizado Kevin Spacy), la propia Juego de Tronos, la galardonada Homeland (barrió en los Globos de Oro y los Emmy) y las poco exitosas The Newsroom y Political Animals (donde actuó Sigourney Weaver).
El éxito, no solo entre la audiencia sino también entre la crítica especializada, probablemente está en que los escritores se atreven a develar un mundo que todos saben que existe, pero nadie se decide a revelarlo. Hay políticos asesinos, asesores inescrupulosos y periodistas ávidos de poder. En ese sentido aquí queda una recopilación de las lecciones políticas que deja la serie, cuya cuarta temporada concluye el próximo domingo.
Las características de un buen rey
El rey Joffrey acaba de morir. Su hermano adolescente, Tommen, lo sucede en el trono. En pleno velorio su abuelo y protector, Tywin Lannister, le pregunta ¿qué tipo de rey será?.
El niño primero menciona la santidad y Tywin le responde “el último rey santo murió porque no comía al considerar que los alimentos son de este mundo pecador”. Entonces aparece la justicia, pero un monarca justo murió, hace muchos años, asesinado por su hermano. “¿Fue justo dejar al pueblo en manos de ese hombre por no saber reconocer un mal que se avecinaba?”, inquiere.
Fuerza señala Tommen como característica indispensable de un buen rey, pero resulta que el padre del nuevo monarca ganó una guerra civil y solo reunió a su consejo tres veces en 17 años. “Creía que ganar y gobernar eran lo mismo”, comenta el abuelo. Por eso aparece como última opción la sabiduría. “Sí, sabiduría. Un rey sabio reconoce lo que sabe y no. Un joven rey escucha a sus consejeros y un rey sabio los escucha aún más”, concluye Tywin.
Todos son intereses
Ned Stark es el hombre más respetado. Por eso es el Señor del Norte y asesor del rey, pero cuando este muere lo nombra protector y regente hasta que su hijo alcance la mayoría de edad. Al ser ajeno a la capital no está acostumbrado a las intrigas políticas, de hecho las odia.
Para cumplir el mandato del fallecido monarca, Ned requiere recursos, hombres en este caso, para vencer a los guardias de la reina rebelde. Entonces pide ayuda a un antiguo asesor, que ya le había advertido que no confiara en nadie, ni siquiera en él. “Toma el poder, gobierna, haz las paces con los Lanister”, aconseja. “¿A la familia que mató a mi hijo?”, reclama. “Solo se hacen las paces con los enemigos, por eso son paces”, contesta.
Desilusionado, el asesor le explica a Ned que necesita el apoyo de la guardia de la ciudad para ejercer el poder. “¿A quién cree que van a obedecer cuando haya dos reyes? A quien les paga”, aclara.
A Ned la propuesta le parece deshonrosa y la rechaza. Cuando va a detener a la reina rebelde y a su hijo, el propio asesor y otro general que le habían prometido ayuda para cumplir con lo correcto lo traicionan. Ned termina en un calabozo, posteriormente es decapitado. Un destino similar tiene su esposa e hijo mayor, su castillo es incendiado y vástagos sobrevivientes son prisioneros. Es la historia de la familia Stark que a lo largo de la serie es puesta como ejemplo de que ingenuidad e inocencia.
La información es poder
“Tres grandes hombres. Un rey. Un sacerdote. Y un hombre rico. Entre ellos yace un mercenario. Cada gran hombre se ofrece a pagarle al mercenario para que mate a los otros dos. ¿Quién vive y quién muere? El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco. Una sombra en la pared. Y un hombre muy pequeño puede emitir una sombra muy grande”, dice Lord Varys en la segunda temporada. Pero él no es lord, solo infunde miedo por su manejo de la información.
No tiene medios, sino “pajaritos”. Así los llama Varys a una red de niños asesinos. Son sus espías y están repartidos por todos los 7 reinos. Él sabe todo antes que todos y eso lo ubica muy cercano al trono.
Hay un diálogo que lo define. Es una conversación con un príncipe visitante quien le pregunta de dónde sale su poder si no tiene apellido, ejército o riqueza. “¿Yo? Yo solo tengo a mis pajaritos”, responde. El príncipe insiste y lo cuestiona. “Todos quieren algo. ¿Qué quiere usted?”, consulta. Varys se queda en silencio y señala al trono.
Se considera el “guardián del reino”. “¿Por qué son siempre los inocentes los que más sufren cuando vosotros, los grandes señores, jugáis al juego de tronos?”, llega a preguntarle a Ned Stark. Después, cuando es consultado sobre sus verdaderas intenciones responde: “Yo, mi lord, solo quiero el bien del Reino, después de todo alguien debe preocuparse por él”.
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Una vez conquistado el poder, gobierna
Daenerys Targaryen es el personaje que más evoluciona a lo largo de las cuatro temporadas. En el primer capítulo es casi una esclava y ahora es una reina.
La joven emprende una carrera de conquistas, ciudad que visita cae a sus pies. Cuando ya acumula un territorio importante, aparecen los problemas: los juegos de tronos.
Llega un punto en el que analiza su destino: si cruzar el mar y buscar más tierras o quedarse y solucionar los problemas. El consejero de Daenerys le cuenta sobre revueltas en tres ciudades. “¿Qué va a hacer?”, le pregunta. “Me quedaré. Haré lo que hace una reina: gobernar”, decide.
Uno a uno la reina resuelve cada pedido porque llega a la conclusión de que su presencia es necesaria para armar su nuevo mundo. Al final queda exhausta, pero termina siendo más amada.
DATOS
La serie fue estrenada por primera vez el 17 de abril de 2011 y está basada en las novelas Canción de hielo y fuego, del escritor George R. R. Martin.
Durante el estreno de la cuarta temporada, hace un mes, el servicio de transmisión web de HBO colapsó debido a la alta demanda.
La cadena ya ha confirmado una quinta y sexta temporada que se estrenarán en 2015 y 2016, respectivamente.
La media del presupuesto de cada temporada es de 70 millones de dólares debido a la ambiciosa producción.