“La noche del 19 de abril fue la más dura”. Así lo describe el escritor Pedro Saad Herrería (+) en El libro negro de Lucio Gutiérrez.

Saad recoge la cifra de 3.000 bombas lacrimógenas, que la prensa de la época estimó se lanzaron esa noche contra los manifestantes: “Verdaderamente es un nivel de represión química como nunca se había visto en el país (...) A las 20:22 los carros antimotines -llamados trucutús en la jerga popular de Quito- lanzan chorros de agua sobre los manifestantes, con el malévolo propósito de tornar aún más efectivos sus gases. A las 20:26 se reanuda el bombardeo lacrimógeno indiscriminado (...)”, se lee en el libro.

De igual modo, el 7 de abril la prensa de la época ya describía la represión ejercida desde el régimen a los estudiantes del colegio Mejía, con casi 2 mil uniformados y un excesivo uso de bombas que -para el comunicador y entonces director de Radio La Luna, Paco Velasco- no eran solo bombas lacrimógenas sino también gases vomitivos.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó a los periodistas Velasco y Orlando Pérez, junto a otros personajes como Antonio Ricaurte y María Paula Romo, medidas cautelares en febrero de 2005.

Al consultarle a Velasco si esas medidas cautelares estuvieron relacionadas con las presuntas amenazas del gobierno de Gutiérrez, respondió que el coronel Andino Torres, parte de ese gabinete, abrió varias indagaciones previas en su contra en la Fiscalía General del Estado.

“Me abrió un expediente fiscal porque hice una cobertura informativa sobre el intento de asesinato del entonces presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza. Dispararon 14 tiros de arma de grueso calibre en la puerta de la Conaie. Allí no se andaban por las ramas. Quedaron dos familiares heridos y él se salva (Iza) porque logra meterse a la sede y cerrar la puerta de hierro. Cubrí la noticia y me amenazaron, decían que me iban a matar y herir a mi familia. Yo nunca he hecho público esto, pero recuerdo que una vez dejaron una funda con restos de perros muertos en mi casa”, dijo Velasco.

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Dentro de este contexto, el gobierno de Sociedad Patriótica se vio envuelto en escándalos de espionaje entre policías y militares. Además de mantener prácticas de hostigamiento hacia personas de la oposición.

El gobierno de Lucio negó estas versiones calificándolas de ‘historietas’. Sin embargo, por varias semanas la prensa de la época especuló sobre esto.

El atentado contra el expresidente de la Conaie no fue el único, también se dio contra un diputado del Partido Socialista. Nunca se determinaron culpables. (I)