Es partidaria de que se deben incentivar los valores familiares  y comunitarios. Elementos que, a su criterio, con el tiempo se han perdido y  deben reinstaurarse.

De esta forma, la presidenta del Comité Interinstitucional Plan Toda Una Vida, Rocío González de Moreno, esboza el trabajo por mejorar la calidad de vida de familias en extrema pobreza, no solo con la entrega de casas, sino de espacios comunitarios.

¿Por qué entregar una casa en el Plan Casa para Todos es insuficiente?

Porque las paredes y el techo de una casa no configuran un hogar. El hogar se construye desde la familia y desde las oportunidades que generamos para que esta mejore su calidad de vida. La vivienda como tal es un objeto que, si bien puede satisfacer una necesidad material, no moldea a la familia.

En este sentido, la vivienda se convierte en un medio y no en un fin. Esta se constituye en el puente para que la familia, al no tener que pagar un arriendo, pueda financiar otras necesidades. Experiencias anteriores, tanto nacionales como extranjeras, demuestran que una vivienda sin un trabajo comunitario por detrás no solo es insuficiente sino contraproducente.

¿La educación en los propietarios es indispensable para mejorar la calidad de vida de los beneficiarios?

Es fundamental incentivar en las familias procesos de formación y de capacitación en oficios y en actividades que puedan realizar para mejorar su condición socio-económica, sin embargo, considero que Casa para Todos irá mucho más allá. Buscamos incentivar valores familiares y comunitarios que con el tiempo se han perdido, y ahora tenemos la oportunidad de recuperarlos. Por ejemplo, queremos recuperar la tranquilidad de los barrios, los juegos de los niños en lugares seguros, el respeto de los vecinos y el cuidado común de los espacios públicos. Esto implica una educación más sostenida, que pueda fortalecerse en el tiempo.

Nuestra prioridad es la población que se encuentra en situación de pobreza y vulnerabilidad. En tal sentido el programa Casa Para Todos supera el modelo de entregar únicamente una vivienda y  convierte esos espacios en lugares en donde podamos resolver varias carencias de estas familias y potenciar sus capacidades. Específicamente en el tema de educación debemos asegurarnos de que los niños más pequeños asistan a programas de desarrollo infantil, que los chicos de entre 5 y 17 años accedan al sistema educativo, que los adultos con escolaridad inconclusa puedan terminar al menos el bachillerato, y  en los casos que corresponda, alfabetizar a aquellas personas que no tengan educación. También nos interesa educar y motivar a las familias en temas relevantes que son necesarios en el  mundo actual. Necesitamos educar a nuestras familias para que sean proactivas, con capacidad de trabajar en equipo, que sean tolerantes y responsables con su  comunidad. Esto último lo hacemos a través de nuestros gestores de comunidad.

¿Qué son los gestores de comunidad?

Los gestores de comunidad son facilitadores de la construcción de comunidad. Son personas comprometidas que buscan sembrar la semilla del empoderamiento de los beneficiarios de las viviendas del Programa Casa para Todos. Ellos acompañarán -por dos años aproximadamente- a las familias que se beneficiarán del programa y serán un puente entre las instituciones del Estado que implementan el plan Toda Una Vida y sus beneficiarios.

Hay dos tipos de gestores de comunidad. El primero, son los gestores de fortalecimiento, que se centran en la construcción de una identidad barrial, de los principios de convivencia, de la directiva del lugar y del uso adecuado de la vivienda y espacios públicos. El segundo grupo de gestores son los de inclusión económica y catalizan el desarrollo de emprendimientos en la comunidad, así como la inserción laboral y las capacidades productivas.

¿En qué planes de negocio de los beneficiarios está pensando, por ejemplo?

Estamos desarrollando algunas propuestas de planes de negocio de los beneficiarios. Por ejemplo, en Ceibo Renacer hemos diseñado una panadería que  estamos construyendo en colaboración de la cooperación internacional. Inicialmente impulsamos la conformación de una asociación comunitaria, la misma que al momento de poner en marcha el proyecto y obtener beneficios deberá entregar su retribución a la comunidad.

Igualmente, estamos diseñando huertos urbanos, específicamente en San Francisco de Huarcay. Aquí implementaremos un esquema de puntos para los actores que participen de este emprendimiento, y en el momento en el que se obtengan ganancias un margen de estas deberán ser destinadas al cuidado de los espacios públicos y de las áreas comunales. Es importante resaltar que los planes de negocio que estamos desarrollando responden a un estudio de oferta y demanda, que en el caso de Huarcay lo están financiando empresas responsables. La idea es que podamos responder a necesidades reales de las localidades y no cometamos el error de producir bienes que finalmente no tendrán acogida. (I)