La presentación del libro no fue política, pero estaba repleta de opositores

Quienes llegaron pasadas las 19:00 al auditorio de laAsociación de Generales y Almirantes de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) se quedaron afuera.  

Un minuto después de esa hora, la puerta de ingreso, en la planta baja, se cerró. Afuera se quedaron periodistas e invitados especiales. Y los que estaban adentro quedaron encerrados. Así inició el lanzamiento del libro Testimonio de un comandante, escrito por el exjefe del Comando Conjunto de las FF.AA., Ernesto González.

El general se convirtió de un momento a otro en ese actor político al que todos los medios buscan. Una entrevista radial del lunes último sobre el 30-S lo convirtió en el nuevo referente de la política, más aún cuando pareció oponerse a la versión oficial de aquella revuelta policial. Si fue secuestro o retención, si hubo golpe o no, en fin, fue la comidilla de la semana en todos los espacios de opinión de diversos medios de comunicación.  

Con ese antecedente la cita inició  puntualmente, a las 19:00. La primera intervención fue la del escritor Hernán Rodríguez Castelo, quien prologó el libro. Con voz pausada habló del “manipulado” 30 de septiembre. Reconoció que los sucesos de aquella jornada son uno de los temas de mayor interés, pero él se enfocó más bien en la valentía de González al escribir ese episodio histórico para el país.

Enseguida González inició su intervención con los saludos de rigor a sus familiares, amigos e invitados especiales. Cuidadosamente explicó que cuando pasó a ser un militar en servicio pasivo tras 39 años de trabajo, decidió reflejar sus vivencias de su vida militar. Aunque para ello lanzó una opinión política:a las autoridades políticas y judiciales les falta aumentar una cultura de seguridad y defensa para conocer mejor lo relacionado con las FF.AA.

Dejando a un lado los papeles donde tenía escrito su discurso, recordó algunas anécdotas con varios de sus superiores a lo largo de su formación militar. Risas y aplausos salieron del público.

Luego el otro tema de coyuntura: las enmiendas constitucionales. En este tema, que incluye el rol de las Fuerzas Armadas, aconsejó seguir realizando foros para ampliar el debate. De hecho la Asamblea tiene previsto durante todo 2015 este tipo de discusiones. Este lunes 19 inicia el primero en Montecristi, provincia de Manabí. El 30-S fue el tema que movilizó a los medios, pero González no ahondó en detalles y solicitó que mejor lean el texto en su totalidad para luego entrar en pormenores. Con esta postura se negó acceder a las entrevistas solicitadas por los periodistas interesados en seguir la temática. 

También se refirió a otro hecho que ocurrió 2 años antes, el bombardeo a Angostura. Solo que en ese caso su versión refuerza la tesis del gobierno. 

El general recordó que este hecho provocó el relevo del ministro de Defensa y del alto mando militar.

A su llegada al cargo, confesó ahora,  imaginó una posible guerra con Colombia, sobre todo tras las advertencias del presidente Correa ante un eventual nuevo ataque fronterizo.

En realidad la presentación, en comparación con otros casos, fue corta y  González no ofreció mayores detalles del contenido del libro, más allá de lo que ya se ha difundido.

Sin embargo, aclaró que el libro no tiene ninguna intención política y que tampoco creyó que tendría una repercusión “tan grande”. En ese momento vino otro aplauso, de esos que interrumpen discursos.

Los abrazos de felicitaciones de  familiares, amigos y conocidos cerraron la noche. En primera fila estaban el exministro de Defensa, José Gallardo; el exvicepresidente de la República, Blasco Peñaherrera Padilla y el asambleísta de Carchi, René Yandún.   

También estaban protagonistas del 30S. Uno de ellos fue el exdirector del Hospital de la Policía, coronel César Carrión, quien insistió en que con esta publicación se ratifica que no existió secuestro. “Ya lo dije hace 4 años y 3 meses, lo cual me costó un proceso judicial difamante”, denunció.

En otro lado de la sala, el asambleísta de Pachakutik, Pepe Acacho, defendía la tesis de que el presidente Correa no estuvo secuestrado porque no recibió maltrato por parte de los militares y policías. “Al contrario, le dieron protección”, insistió.

Esa versión se asemeja mucho a la de su excolega, Cléver Jiménez, quien está prófugo de la justicia. Pero lo cierto es que en su libro González asegura lo contrario: que la vida del Mandatario corría peligro y que en los alrededores del nosocomio había francotiradores.

Pese a ese clima de confrontación por el 30-S, las insistencias de que no era un evento político seguían. El general de Brigada en servicio pasivo, Wagner Bravo, reafirmó esa idea. Añadió que se trató de un testimonio de una carrera militar.

Al final todos compraron el libro. Algunas personas se llevaron hasta 10 ejemplares. Fue el agosto del general González.