El 2015 será el año para ver quién domina la iniciativa política en ecuador
La oposición deja de lado la cuestión económica y se centra en los derechos
La priorización del pago millonario de la deuda externa a los organismos internacionales y la firma de los tratados de libre comercio eran los temas con los que se identificaba la derecha en el país. La tendencia tuvo durante buena parte del siglo pasado a su máximo representante en el Partido Social Cristiano desde, encabezado por León Febres Cordero, quien fue presidente de la República en 1986.
Ahora la posta la recoge Guillermo Lasso, quien es la principal figura del movimiento Creando Oportunidades (CREO). Si antes defendía la libre empresa, hoy aúpa el ‘emprendimiento’. Así aparece en el plan de trabajo que presentó en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
CREO es un movimiento liderado por empresarios. Su candidato presidencial es un exbanquero, su director nacional un empresario camaronero y exlíder del gremio (César Monge), y su asambleísta en Pichincha, Patricio Donoso, también dirigente del empresariado en esa provincia.
Ellos enfatizan la necesidad de alcanzar acuerdos internacionales. También consideran indispensable que el financiamiento provenga de capital privado y que se garantice la seguridad para las inversiones.
Mientras que los socialcristianos dedicaron la mayor parte de su programa al tema económico, desglosando la política tributaria, energética, de empleo, petrolera, abordando la parte productiva como uno de los temas básicos, puesto que abarca la mayor parte de su propuesta de gobierno.
Durante años las prioridades en la agenda es lo que ha diferenciado a la derecha con la izquierda, ya que estos últimos propugnan la inclusión de los ciudadanos en la toma de decisiones y ponen al ser humano sobre el capital.
Su discurso va dirigido a las mayorías excluidas y la satisfacción de necesidades básicas como educación, salud y vivienda.
Así se destaca en la propuesta de Alianza PAIS, que ya lleva en el Gobierno 8 años. Para ellos la prioridad es un cambio radical del Estado, recuperar la democracia, impulsar la igualdad, equidad y autodeterminación de los pueblos para construir el socialismo del buen vivir.
Pero de alguna forma la irrupción de Rafael Correa en la vida política nacional ha trastocado la vieja contradicción entre derecha e izquierda. Si se trata de logros la segunda ha logrado llevar a la primera a su propio terreno, al menos en lo que al debate se refiere.
Correa llegó a Carondelet en 2007 con un mensaje de reivindicación social: de asistencia a las personas con discapacidad, de millonarias inversiones en educación y salud, de defensa de las mujeres, de igualdad de oportunidades para los jóvenes, una serie de demandas históricas. Su éxito político en parte obedece al cumplimiento de esas promesas. Pero las elecciones seccionales de 2014, que marcaron una nueva etapa, permitieron el resurgimiento de la derecha, después de años de aletargamiento, como Correa reflexiona. Ese despertar vino acompañado de un cambio de discurso.
Las libertades económicas están todavía ahí, como consta en los planes presentados al CNE, pero el acento ahora es la libertad, a secas. Jaime Nebot y Lasso, por ejemplo, centran sus críticas al Gobierno en una supuesta falta de libertad de expresión.
Para ellos las libertades individuales han sido reducidas. Y a ello se suma un fuerte componente social. Según el constitucionalista Rafael Oyarte ahora se escuchan propuestas en muchas ocasiones contradictorias a la supuesta tendencia ideológica de cada organización social. A él le resulta difícil diferenciar a la izquierda de la derecha. En este último grupo entra también el movimiento Sociedad Unida Más Acción (SUMA), cuyo líder es el alcalde de Quito, Mauricio Rodas.
Según el analista ya no existe el apoyo de la derecha exclusivamente a la defensa de los derechos individuales, que buscaban mantener el status quo. Eso cambió en el siglo XXI, comenta. De alguna manera la derecha, y la oposición en general, han logrado arrebatarle al Gobierno el discurso de defensa de los derechos y libertades. Yasunidos con los derechos de la naturaleza; Lasso con la defensa de la democracia por las enmiendas constitucionales; la Conaie con el Estado pluricultural y la defensa de su sede, Nebot frente a los transportistas, Rodas con los periodistas.
Pero para otros analistas como Leonardo Vicuña, quien fue gobernador del Guayas en esta administración, ese solo es un discurso que trata de cubrir los verdaderos intereses de la derecha. Considera que la izquierda se mantiene con bases socialistas, aunque reconoce que el Socialismo del Buen Vivir está aún en fase de construcción.
La tendencia, dice este militante de PAIS, pone primero al ser humano frente al capital y se basa en el control estatal de sectores estratégicos de la economía en donde se incorpora el petróleo, la minería, el agua y por otro lado la germinación del poder popular que está asociado al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y al Consejo Nacional Electoral (CNE). Vicuña es optimista y opina que la izquierda dominará en el futuro como lo ha hecho desde hace 8 años.
Para sustentar su teoría pone de manifiesto la conformación del Frente Unidos, liderado por Alianza PAIS y que agrupa a gremios y otras organizaciones políticas como Avanza y Centro Democrático. Aunque ellos son mayoría frente a los opositores recomienda que exista el fortalecimiento de las bases.
Pero otra perspectiva tiene el jurista y exmilitante del PSC, Jacinto Velázquez, quien afirma que la izquierda y la derecha desaparecieron con la caída de la Unión Soviética y que ahora se trata de atender la “cuestión social” .
Para el excandidato presidencial lo que ha hecho muy bien este Gobierno es justamente eso, principalmente cubrir las carencias en salud y educación y eso se debe a que tuvo la oportunidad y los medios y lo supo encaminar bien.
Esos logros serán los que deberá defender el Gobierno en 2015. El propio presidente Rafael Correa de alguna manera se adelantó, cuando en la posesión de las nuevas directivas locales de PAIS, el año pasado, dijo que la batalla es comunicacional. Las elecciones de 2017 parecen lejanas, pero el país vive un ambiente preelectoral, por eso este año será de definiciones políticas.
Lasso se juega su capital político en la consulta por las enmiendas constitucionales. Incluso si no se realiza, de alguna manera saldrá fortalecido como el ‘adalid de la democracia’.
Nebot y Rodas le han dejado el camino abierto porque están concentrados en sus asuntos domésticos. El uno en el transporte y el otro en el Metro. En eso, por ahora, se basan sus contradicciones con el Gobierno.