La carta de los senadores nos llena de lágrimas

Algunos senadores estadounidenses están muy preocupados por nuestro país. Llega tan lejos su preocupación que en su agenda de prioridades se han olvidado de algunas cosas, en particular una que es fundamental: no dicen nada de que en su país circulan, pasean, hacen negocios y hasta compran canales de televisión (sin descontar el financiamiento a aquellos espacios de ‘opinión’ para generar animadversión al proceso político ecuatoriano) quienes hundieron al país en la peor crisis financiera de su historia y que tienen juicios y sentencias por cumplir por acá.

Es tal su preocupación (en particular de uno de los senadores porque seguramente volverá a recibir apoyo para su campaña electoral de los mismos banqueros ecuatorianos) que suponen que las relaciones con Estados Unidos pueden resquebrajarse o deteriorarse y hasta anularse por ejercer soberanía. Ellos sostienen que la pérdida de apoyo a Ecuador por parte de la Usaid ha dejado desamparados a cientos de miles de compatriotas.

Don Robert es muy apegado a nuestras tradiciones y se preocupa por nuestro destino.Al parecer, antes había menos pobreza: cuando la Usaid colocaba sus recursos en nuestros programas de desarrollo los pobres eran felices, salían a las calles llenos de regocijo, enarbolaban las banderas de las estrellitas y hacían colas en los supermercados. Evidentemente esos senadores están de verdad muy comprometidos con nuestro destino. Es justo considerarlos huéspedes de honor, estimular su jubilación para que habiten nuestras tierras y sostengan muchos años la ayuda estadounidense. En especial a uno, don Robert, le debemos mucho de lo que es hoy nuestra democracia.

Sin sus ideas, sin sus contactos con algunas fundaciones y medios, con ciertos sentenciados y autoexiliados, su benevolencia con Ecuador no sería  tan amplia. Don Robert tiene un apego muy hondo a nuestras tradiciones y se preocupa por nuestro destino. Tanto es así que ahora le preocupa el alcalde electo de Quito y, sobre todo -como él dice- quiere que nuestro Gobierno “tome medidas significativas para reforzar el respeto a los principios democráticos y que reconstruya nuestras relaciones bilaterales de una manera que promueva la seguridad, oportunidades económicas y las aspiraciones de libertad de nuestros pueblos”.

Parece que las relaciones con la administración Obama están destruidas y don Robert está dispuesto a ayudar a que el mandatario estadounidense renueve sus propósitos de hermandad.

No cabe duda de que la carta de los senadores, a propósito de la visita de don Rafael Correa a EE.UU., está escrita con tinta sangre del Ecuador porque cada párrafo contiene una enorme sabiduría de nuestras leyes, Constitución y paradigmas.