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Los soldados estuvieron secuestrados varias horas en la escuela reinaldo espinoza de la comuna tungurahuense

Indígenas se radicalizan y retienen a 30 militares

Alrededor de 500 militares resguardan los exteriores de la zona de Ambatillo, en la provincia de Tungurahua, donde las protestas se han radicalizado y fueron retenidos 30 uniformados. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
Alrededor de 500 militares resguardan los exteriores de la zona de Ambatillo, en la provincia de Tungurahua, donde las protestas se han radicalizado y fueron retenidos 30 uniformados. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
21 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Cientos de indígenas han convertido en un fortín a la comunidad Ambatillo Alto, ubicada a 40 minutos de Ambato, en los páramos de la provincia de Tungurahua.  

Las vías de acceso son asfaltadas y se encuentran desde ayer permanentemente vigiladas y bloqueadas, por tramos, con enormes árboles cortados. La comunidad fue declarada sede del Parlamento de Cabildos de Tungurahua pues allí se analizarán las acciones del levantamiento. Además fueron retenidos 30 militares de la Brigada de Caballería Blindada Galápagos que trataban de llegar al cerro Pilishurco, para evitar que los manifestantes se apoderaran de las antenas de transmisión de radio y televisión. Los uniformados fueron liberados la tarde de ayer, confirmó Fernando Cerón, asesor legal del Movimiento Indígena de Tungurahua, quien dijo que los soldados están en buenas condiciones.

Los cabildos comunitarios han instalado lo que ellos denominan la mesa de debate en la escuela Reinaldo Espinoza, de Ambatillo Alto.   

Rosa Masabalín, vicepresidenta del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), dijo que el levantamiento indígena en la provincia recién empieza y solicitó la liberación de sus compañeros apresados y el archivo de las enmiendas constitucionales. El ambiente era tenso y amenazante para quienes no eran de las comunidades ambateñas.  

Se advirtió a los periodistas que protegieran sus equipos y que tuvieran cuidado con lo que decían. Cualquier gesto o palabra disonante serían interpretados como injuria.

Los militares y los policías ahí apostados recomendaron a los comunicadores alejarse de los grupos violentos. “No los filmen ni les hagan fotografías de los rostros… tengan mucho cuidado, los pueden golpear a ustedes o dañar sus equipos”, susurraban los uniformados.

En una rueda de prensa que se realizó en el patio de la escuela, los dirigentes permitieron a los camarógrafos, fotógrafos, presentadores de noticias y reporteros escuchar las declaraciones de los dirigentes, pero sin realizar preguntas. Allí el teniente Miguel Armendáriz, jefe del grupo de militares retenido, desmintió los maltratos.  

Las palabras de Armendáriz fueron escuchadas por más de 500 personas de la comunidad. Mientras esto ocurría en la escuela, en las afueras la asambleísta de PAIS, Betty Carrillo, hizo un acercamiento con el presidente de la junta parroquial de Ambatillo.

“Consideré necesaria mi presencia en este lugar para informar lo que el Gobierno Nacional está haciendo y aclarar dudas. No tengo miedo de estar aquí, pues sé que la gente es buena”, aseguró. “Propuse iniciar el diálogo en un sitio que garantice la seguridad y el respeto hacia los que participen”, dijo la asambleísta que, sin embargo, tuvo que elegir una vía apartada para evitar a los grupos de protestantes.      

Tras finalizar la rueda de prensa, los cabildos decidieron expulsar a los militares de la zona. Cientos de comuneros forzaban a los uniformados a abandonar sus puestos de avanzada.             

“Decidimos no usar bombas lacrimógenas para evitar que nos retuvieran, pues había muchos niños y mujeres”, explicó Armendáriz, quien antes de su liberación permaneció varias horas con sus compañeros de armas en un aula de la escuela Reinaldo Espinoza.

Según Rosa Masabalín, esta acción es parte de la radicalización de la protesta nacional y no descartan el cierre de vías de suministro de productos agrícolas para las ciudades, interrumpir el flujo de agua del páramo para la potabilización y desconectar las antenas de radio y televisión que están ubicadas en el cerro Pilishurco.

“Si el Gobierno no toma en cuenta nuestras peticiones, nos tomaremos las antenas.  Seguimos en pie de lucha en solidaridad con nuestros compañeros que aún están protestando en Quito”, advirtió el miércoles Mario Ramírez, vicepresidente de la etnia Tomabela.

El anuncio fue hecho cuando  él y otros 10 indígenas de comunidades de Tungurahua y representantes de sectores sociales de la capital provincial efectuaban un plantón frente a la Catedral local.   

Cierre momentáneo en Cayambe

Por otro lado, Rodrigo Quilumbaqui, vocero del Municipio de Cayambe, señaló que la vía Tabacundo-Cajas no reportó incidentes.

El funcionario contó que en la  mañana un grupo de indígenas afines a la Conaie cerró momentáneamente la carretera.   

Sin embargo los manifestantes, sin intervención policial, decidieron despejar la zona. (I)

DATOS

El pasado 12 de agosto, en la Gobernación de Tungurahua, se realizó una mesa de diálogo entre la Dirección de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), dirigentes de la Unidad del Movimiento Indígena de Tungurahua y la Asociación de Indígenas Evangélicos de esa provincia. En el evento participaron alrededor de 30 dirigentes.

El objetivo del encuentro fue establecer acuerdos entre la ANT, las organizaciones y los gobiernos locales en torno al transporte rural y la Ley de Tránsito.  

La metodología empleada permitió que cada dirigente expusiera las demandas posterior a cada intervención. Lorena Bravo, directora de la ANT, explicó el estado de los procesos y las posibles soluciones.

Al finalizar se estableció un equipo técnico territorial con funcionarios de la ANT y representantes de los colectivos, quienes se reunirán la próxima semana.

En Loja volvió la calma tras jornada violenta

A este cantón del austro lentamente la calma ha vuelto luego de los violentos incidentes de inicios de semana. La gobernadora Johanna Ortiz informó que las vías de la provincia se encontraban habilitadas porque ya no se han registrado más hechos de violencia.

“Solo una marcha se produjo en la tarde de ayer (miércoles) en Saraguro, pero todo estuvo controlado. Acá en Loja la gente también está esperando la llegada de la romería de la Virgen de El Cisne desde Catamayo”.

Ortiz aclaró que durante el secuestro de las tres personas nunca hubo negociación con ningún dirigente y más bien la situación fue superada. La funcionaria visitó al policía retenido, que recibió golpes por parte de los indígenas. Hizo lo mismo con el estudiante universitario Gabriel Paqui, que el lunes recibió un piedrazo cerca del ojo izquierdo.

“El joven fue atendido en el hospital Isidro Ayora de Loja y ventajosamente su lesión no reviste gravedad. Él participaba en las manifestaciones cuando fue alcanzado por una pedrada de los mismos manifestantes”, relató Ortiz. También aclaró que en aquella jornada no hubo muertos, como se rumora en las redes sociales.

Los dirigentes indígenas de Saraguro están a la espera de la disposición del liderazgo nacional de la Conaie que se encuentra en Quito. (I)

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