El presidente Rafael Correa reaccionó a un supuesto plan orquestado por Estados Unidos para sacarlo del poder y que circula por las redes sociales. El Jefe de Estado advirtió que su Gobierno se mantendrá firme ante potenciales intentonas golpistas.

“Sabemos a lo que nos estamos enfrentando todos los días”, dijo el Primer Mandatario. Por eso advirtió que América Latina no permitiría otro golpe de Estado tradicional por lo que ahora los golpistas buscan derrocamientos no ortodoxos.

Correa acotó que se están cambiando las relaciones de poder en Ecuador y esto afecta a los intereses de grupos nacionales e internacionales que hacen oposición al gobierno.

En varias ocasiones, el Presidente ha considerado que no son casualidades las declaraciones del embajador de EE.UU. en Ecuador, Adam Namm, sobre supuestas afectaciones a las libertades.

“(Pero) eso no viene de Namm, eso viene del Departamento de Estado”, expuso Correa. El gobernante relacionó esas declaraciones con el reportaje publicado en diario La Hora sobre la supuesta infiltración de narcoguerrilla.

A eso se suma la salida de Usaid del país y la revelación hecha por The Washington Post de que la CIA participó en el bombardeo de Angosutra de 2008, donde murió el dirigente de las FARC, Raúl Reyes.

“No nos creemos ‘superman’ (…) pero hay que ser valientes sin ser temerarios y hay que ser prudentes sin ser cobardes”, comentó el Jefe de Estado durante un conversatorio ofrecido el jueves pasado a los medios de comunicación, en las instalaciones del Ministerio del Deporte, en Quito.

El documento que circula en las redes sociales hace mención a que con la muerte de Hugo Chávez, Correa es el líder latinoamericano que más molesta en Washington, ya que la Casa Blanca buscaría recuperar el espacio perdido en la región.

Con este antecedente el espionaje estadounidense intervendría las conversaciones de Correa y sus allegados, incluido su anillo de seguridad para identificar la agenda del Presidente, listas de participantes y esquemas de vigilancia.

El documento hace referencia a una extraña concentración de militares estadounidenses en la embajada de ese país, en calidad de agregados militares.