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El Telégrafo
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En la década del 80 el movimiento obrero alcanzó su esplendor

Gobierno llama a las 3 sindicales a dialogar

El ministro de Trabajo, Carlos Marx Carrasco, invitó ayer a las centrales sindicales del país a un diálogo. Foto: Andes
El ministro de Trabajo, Carlos Marx Carrasco, invitó ayer a las centrales sindicales del país a un diálogo. Foto: Andes
15 de julio de 2015 - 00:00 - Redacción Política

El Ministerio de Trabajo convocó ayer al Frente Unitario de Trabajadores (FUT), a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y al Parlamento Laboral para que se unan al ‘Diálogo Nacional por la Equidad y Justicia Social’.

No dijo una fecha exacta para el encuentro, pero el titular de esta cartera de Estado, Carlos Marx Carrasco, espera que este acercamiento se realice la próxima semana para trabajar en una hoja de ruta. A este grupo espera que se sumen los trabajadores autónomos.

En el diálogo se escuchará a los trabajadores y se podría llegar a conclusiones sobre la pertinencia o no de tener un nuevo Código de Trabajo o un proyecto de reformas. Uno de los ejes temáticos de las conversaciones será la creación del Consejo Nacional del Trabajo.

Esta entidad “debe ser el espacio permanente de debate y diálogo de los temas del trabajo”, indicó el funcionario.

Ante el anuncio del FUT, que convocó para el 13 de agosto al ‘paro del pueblo’, Carrasco indicó que “nunca es tarde para dialogar”.

Pablo Serrano, presidente de la central sindical, expresó su predisposición al llamado del Gobierno, pese que a el lunes descartó cualquier reunión. Sin embargo, advirtió que eso no suspenderá la convocatoria.

Paros y movilizaciones nacionales

Pero, ¿qué tan frecuente han sido los paros en el país y cuál ha sido su utilidad? Al comenzar la década del 80 el movimiento obrero alcanzó una presencia significativa a través del FUT.

Este grupo impulsó una serie de huelgas nacionales, sobre todo en los gobiernos de Oswaldo Hurtado y León Febres-Cordero.

Ese fue el antecedente al “primer levantamiento indígena nacional”, en la década del 90, que bloqueó carreteras de la Sierra y la Costa; los mercados fueron desabastecidos en las urbes.

Fue la cúspide del movimiento social ecuatoriano. Desde que Rafael Correa llegó al poder, en 2007, nunca se ha vuelto a convocar a un paro nacional.

Francisco Rhon Dávila, director ejecutivo del Centro Andino de Acción Popular (CAAP), recordó que Quito ha sido principalmente la ciudad más afectada por las marchas.

Para el analista, los factores por los que protestaban tenían una combinación que hace referencia a la situación social y gremial de los trabajadores, indígenas y sectores populares, pero también hay causas políticas. “No se pueden separar las dos cosas”, increpó.

En las décadas anteriores había estructuras sindicales fuertes, como federaciones y comités de trabajadores, ubicadas especialmente en Quito.

Rhon Dávila recuerda que la forma de convocar a estas movilizaciones se realizaba mediante las dirigencias y órganos internos de las organizaciones.

Estos sindicatos seguían una lógica propia de articulación, mediante convenciones y asambleas nacionales para discutir su participación y en permanente contacto con las bases.

Como saldos mortales de las protestas populares y sociales, Rhon explicó que “Ecuador es un país curioso” porque, contrariamente a Perú o Bolivia, no se registraron un mayor número de muertos en estas movilizaciones. (I)

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