El futuro de la Seguridad
La crisis derivada del Covid-19 ha impactado a la seguridad interior que se ha visto sobre-exigida, ya sea por las demandas propias del orden público, como por la necesidad de dar apoyo al sector salud.
En la mayoría de los Estados, las fuerzas de seguridad y defensa han sumado a sus funciones –como ya lo hacían, en casos de desastres naturales y emergencias– varias actividades frente a la emergencia, tales como: implementación logística de distribución de insumos médicos, aseguramiento de instalaciones estratégicas, instalación de centros de atención y coordinación con las policías para salvaguardar las medidas preventivas y el orden público, entre otras.
Además, en los países en los que fue aplicado el decreto de estado de excepción, éstas aseguran su cumplimiento.
El estado de excepción en Ecuador estableció un plazo constitucional de 90 días y se extendió más. Las Fuerzas Armadas en este contexto participan en labores de orden público junto a la policía.
Sin embargo, Human Rights Watch ha advertido sobre el riesgo de los derechos humanos al utilizar fuerzas militares en tareas de seguridad pública. Las inquietudes de las organizaciones internacionales, así como la excepcionalidad dictada por la pandemia, invitan a entender el rol estratégico de las FFAA frente a una encrucijada futura: entre soberanía sanitaria y cooperación internacional.
¿Puede ser ésta la institución destinada a reforzar el camino de la cooperación conjunta, trasladando las capacidades de gestión presentes en esta crisis, hacia aquellos mecanismos de cooperación bilateral, interestatal y regional? Si bien no conocemos aún la respuesta, es evidente que hay ahí una oportunidad.
La proyección de crisis sanitarias recurrentes se presentan como un reto para las instituciones de seguridad, exigiendo reformas en sus funciones y protocolos; pero al mismo tiempo se ofrecen como una oportunidad para su correcto (moderno y estratégico) uso por el poder político, el cual ya ha comenzado a interpretar que las tareas militares hoy van más allá de lo tradicional, considerándolas un válido apoyo temporal que puede abrir el camino hacia la superación colectiva de un problema que trasciende fronteras.