“Las epidemias tienen perspectiva de género”
Gustavo Vega, rector de la UIDE, lanzó su último libro “Historia, Cultura y Pandemias”. El Ph.D en historia de América Latina, licenciado en Psicología, Pedagogía y Filosofía, tiene cuatro maestrías en investigación y posgrados en Psiquiatría. Ha sido docente invitado en universidades de América Latina, Europa y África y ha recibido cinco doctorados honoris causa y otras condecoraciones internacionales. Además, consultor, embajador y expresidente del Consejo Nacional Transitorio.
Él conversó con este diario sobre las epidemias y pandemias a lo largo de la humanidad, la relación con la literatura, el arte y la filosofía. También del populismo con el que han tratado la emergencia sanitaria en el mundo y cómo siete mujeres en el poder han tenido resultados exitosos en combatir el coronovirus.
A lo largo de la humanidad el mundo ha tenido varias pandemias: viruela, la peste bubónica, gripe española, sida. ¿Cómo ha sobrevivido a ellas?
Es una realidad inherente a la vida, su contrapartida es la muerte; y frente a la salud está la enfermedad. Estos balances de la luz y las tinieblas son parte de la historia y de la vida. Sin duda la peste, el hambre, la guerra, las llamadas alegorías de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, tienen una periódica y consecuente retroalimentación en la vida.
Cada cierto tiempo estamos abocados a las antípodas del no ser, la pandemia es la quinta esencia de ella y la humanidad ha podido sortearla: la covid-19 no es la más grave que hemos tenido, pero sí la más vertiginosa en cuanto a su difusión y velocidad meteórica que ha copado todo el mundo en pocos meses. También es la de más impacto en las economías del mundo.
Hay otras epidemias que han sido más dolorosas en cuanto a fallecidos: la influenza en 1918 produjo 20 millones de muertos; la tuberculosis ha sido la peor de todas, pero se cree que será erradicada en el siglo XXI. En el siglo XX se erradicaron la viruela y la polio.
Las plagas han sido contadas en la Biblia, por ejemplo en Éxodo 9,5, ¿eso significa que son tan antiguas como la humanidad?
Las mil y una noches, el Corán y la Biblia dan cuenta de las epidemias y de las pandemias; el imperio greco-romano tiene referencias importantes sobre este tema. Homero, el padre de la épica griega, cita distintas formas de epidemia. Nabucodonosor, el Código de Hammurabi (primer conjunto de leyes de la historia) y el Papiro de Ebers (uno de los más antiguos tratados médicos y farmacológico) tienen referencias sobre las pandemias. Son antiguas como la humanidad y parte esencial del nacimiento de la vida.
La tuberculosis es una enfermedad de la pobreza que también era una epidemia.
El virus y las bacterias son muy discriminatorias, escogen a las poblaciones más vulnerables. Se ha comprobado que el coronavirus azotó más a los afroamericanos y a los hispanos en Estados Unidos. Un virus es selectivo y no es cierto que ataca a todos por igual. Aunque el primer Ministro británico y las esposas de varios presidentes tuvieron coronavirus, este es muy selectivo en grupos pobres.
Rudolf Virchow, el padre de la patología moderna, suele mencionar que no es cierto que el bacilo de Koch ataca y es responsable de producir la tuberculosis. Tampoco es el bacilo de Hansen que produce la lepra. Son las condiciones de infraestructura, socioeconómicas, la ignorancia, las condiciones de salud, de alimentación, de vivienda las que producen esas enfermedades bacterianas o virales. No es el agente causal, pero es el motor que viraliza la transmisión de la enfermedad.
Por eso las personas que tienen una economía incipiente o subempleo o empleo ocasional y viven entre siete personas en 30 metros cuadrados, en sectores urbano marginales, y tienen que salir a trabajar porque si no producen no comen, son mucho más vulnerables a la epidemia. Las condiciones de infraestructura hacen a una enfermedad.
¿Cuál es la relación entre la pandemia y la cultura?
En mi libro trato de correlacionar cómo la cultura está salpicada por las pandemias. Por ejemplo, Tchaikovsky, uno de los músicos más luminosos del pentagrama universal, murió de cólera. Simón Bolívar, el padre de la libertad latinoamericana, falleció de tuberculosis, en Santa Marta, Colombia. Tomas Mann, el autor alemán de la Montaña mágica, fue a los Alpes a curarse de tuberculosis.
En el caso de la filosofía hay varios pensadores que han trabajado en este tema: Yuval Noah Harari, historiador israelí-berlinés; Pablo d`Ors, sacerdote y escritor madrileño; Adela Cortina, filósofa valenciana, y Slavoj Žižek, filósofo, sociólogo y crítico de arte esloveno. Noam Chomsky, que tiene mucha fuerza actual por sus posiciones a contrapelo de la sociedad, ha trabajado por la filosofía de las pandemias.
¿Qué ha pasado en el caso de la literatura?
La peste de Albert Camus, El ensayo sobre la ceguera de Saramago, El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez, entre otros. La literatura, la filosofía, el arte están cocidos con la pandemia. Al escuchar La Traviata de Verdi, Violetta padece de tuberculosis, la obra está basada en La dama de las camelias, de Alejandro Dumas hijo. Boccaccio citó una cuarentena en el Decamerón.
Usted relata que siete mujeres han sorprendido al mundo por la gobernanza sobre el coronavirus. ¿Acaso las mujeres son más fuertes para resistir las epidemias o es una cuestión de género?
Las epidemias tienen perspectiva de género, cito siete mujeres gobernantes de Taiwán, Nueva Zelanda, Alemania y cuatro de los países escandinavos: Finlandia, Noruega, Dinamarca, Islandia, que son casos exitosos en el manejo de la pandemia. Atribuyo al hecho de que las mujeres tienen más cautela, hay más responsabilidad y contrasto con el manejo de tres bravucones de las sociedades contemporáneas: Estados Unidos, México y Brasil, que desencantaron a la población mediante una acción de gobernanza irresponsable y ligera en el manejo del covid-19.
En Ecuador, en la primera etapa de la pandemia en Guayaquil, la alcaldesa Cynthia Viteri actúo con populismo y muy ligeramente frente a la responsabilidad de un tema mayor como este.
Pero tampoco Catalina Andramuño, exministra de Salud, hizo rápido su trabajo y no siguió a la paciente cero y eso desencadenó la epidemia en el Puerto Principal. ¿Qué dice usted?
Así fue el cerco epidemiológico, la detección temprana, la sabiduría y la sapiencia en manejar la gobernabilidad de la pandemia no fue ejecutada adecuadamente por la exministra de Salud. Por su labor errática fue ventajosamente agradecida en sus servicios.
¿Cuál es la relación entre el populismo y la emergencia sanitaria?
Varios países entraron en el populismo. Hungría, por ejemplo, está seriamente lesionado en Europa, mientras Gran Bretaña ha sido muy errática y tiene una confrontación de los partidos tradicionales. En el caso Latinoamericano, Brasil y Venezuela han estado ligados al populismo; en México el presidente ha caído en la tremenda desmemoria de lo que significa manejar con responsabilidad el problema de la pandemia.
Hay que ver las diferencias entre EE.UU. y Canadá. El primer Ministro Trudeau lo ha hecho con una extraordinaria sapiencia. En cambio, en Estados Unidos el comportamiento del presidente Trump ha sido penoso en este tema.
La demagogia y la politización extrema son peligrosas y criminales. Engañar con la esperanza en el ejercicio de la política es populismo.
¿La crisis en los actuales momentos puede ser un arma para la manipulación?
La gobernanza y la gobernabilidad son muy importantes, pero deben ser muy prudentes. Los políticos tienen que aprender a basarse en la ciencia para ejercer su obligatoria gobernanza en los pueblos. Por ejemplo, Uruguay y Portugal, ambos países son muy interesantes, el primero está sorteando mejor la epidemia y la pandemia en el aspecto sanitario y económico, a pesar de que es pequeño y solo tiene 2 millones de habitantes.
En el caso de Portugal, que colinda con España, las reacciones son diferentes. Las estadísticas se disparan en España, mientras en su vecino Portugal se han manejado las cosas con mucha prudencia. Hubo una especie de cuarentena de la polarización de la política, que ya venía de antes, cuando ese país pasó por una crisis económica. Allí se hizo una especie de amnistía de la política interna y obtuvo un efecto colmenar, que viene de la colmena, un ejemplo de la naturaleza, donde hay responsabilidad y reciprocidad.
Hay una disyuntiva: la apertura económica o salvaguardar la vida. ¿Eso se puede resolver?
Esa disyuntiva se acompaña de otras: salvar a los jóvenes en detrimento de los viejos, por ejemplo. Esas dos dicotomías son parte de la discusión periódica que tienen los países. Juzgar la productividad económica es fundamental porque sin economía básica no se vive, pero sin no hay vida la economía es ineficaz.
Ahora mismo, por ejemplo, hay varias mesas de salud en el país que reclaman a los alcaldes buscar una línea diferente del ejercicio de la gobernanza de salud. Ese es el caso en la Sierra centro, Riobamba, Ambato, que están azotados por la pandemia en pleno agosto.
En Cuenca y Quito, después de un control más o menos prudente en los primeros meses, se han disparado los contagios y las muertes. Se necesita una mirada hacia la medicina preventiva, a las juntas barriales, que devolverán los barrios a la comunidad de base. Es decir, que controlen a los vecinos porque saben lo que pasa en su entorno, y son los motores de la vigilancia epidemiológica.
Una Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) cuesta entre 3.000 y 4.000 dólares diarios y si no hubiera un seguro los enfermos entubados pueden tener cuentas de 80.000 y 100.000 dólares.
Es menos costoso trabajar en la prevención, en el lavado de manos, el distanciamiento social, en la responsabilidad de no farrear. Las medidas de bioseguridad: jabón, alcohol, higiene son las mejores vacunas antes de que llegue la otra, patentada, y ojalá sea sin costo porque no sabemos lo que impongan los laboratorios. Vamos a necesitar 10 mil millones de vacuna para todos, lo más importante es trabajar con las medidas preventivas y de educación primaria en salud.
¿Cómo maneja la bioética esta pandemia?
La CIDH lanzó un documento de 86 artículos ligados a los derechos humanos en tiempo de pandemia. Hay algunos muy importantes, existe una lucha entre la transparencia y la confidencialidad. Los pacientes tienen el derecho a que no se conozca su identidad pero, a la vez, se necesita del diagnóstico positivo que tienen para cuidar su entorno familiar y laboral.
Una lucha intermedia entre transparencia y confidencia presenta un dilema ético complicado. Otro es preferir tratar a los jóvenes y no a los viejos que están ya por morirse. Es un dilema ético muy difícil, a los viejos se los pude descartar porque están enfermos. Sin embargo, hay algunos viejos y jóvenes que prefieren morir, es humano y racional.
Ficha técnica del libro:
“Historia, Cultura y Pandemias”, Gustavo Vega, rector de la UIDE, 250 páginas, trabajadas en horas de la madrugada, entre las 03:00 y las 7:00, antes de empezar la rutina de rector. En tres meses pude escribir entre el calor y pavor de la pandemia.