Enrique Ayala Mora, presidente del Colegio de América-Sede en Ecuador, docente de la Universidad Andina, historiador
“Hay que luchar por defender la democracia”
El historiador y académico está en su oficina de la Corporación Editora Nacional. Empieza a jugar con un pequeño papel para hacer un origami. Enrique Ayala Mora, profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar y presidente del Colegio de América – Sede Latinoamericana, habló sobre la democracia en Ecuador.
¿La democracia en Ecuador es madura o está en construcción?
En todo el mundo la democracia se construye. En Europa, donde tenía una presunta uniformidad étnica y una forma de concebir la nación, ahora esos sistemas democráticos se ven sacudidos por la presencia islámica, por la diversidad. Ecuador no tiene una democracia hecha, los rasgos democráticos empezaron en la independencia, la liberación de los esclavos, el laicismo, la ampliación de la educación, la legislación social mantenida desde los años 20, el voto de los analfabetos. Desde el 79, hay otros rasgos democráticos, no es que empezó la democracia, sino una nueva etapa de régimen constitucional después de una dictadura. También hay otros rasgos democráticos, como la consolidacción del FUT, de la fundación de la Conaie, la presencia de los ecologistas y de las organizaciones de mujeres. Todo esto es parte de la democracia participativa.
¿Qué papel han tenido los partidos políticos?
El intento de hacer partidos politicos comienza en 1978, concepción distinta del Estado. Quién controla la economía y cuánto interviene el Estado en la vida economica, era la división entre derecha e izquierda. Espectro de la derecha, los partidos tradicionales: Conservador, Liberal y Social Cristiano; en el centro los reformistas: la Democracia Popular y la Izquierda Democrática; y se reagrupó la izquierda que tuvo participación electoral por primera vez.
¿Cuáles son las debilidades de la democracia en el país?
De los partidos para expresar a la sociedad y al mismo tiempo la presencia caudillista. Los partidos no pudieron terminar de constituirse en organizaciones políticas y terminaron como son ahora: clientelas políticas electorales, no solo el correísmo, AP, el partido de Alvarito, de Lasso, de Lucio. Todo eso no es una consolidación del sistema democrático, sino de falta real de representatividad. Lo otro es que nuestro sistema democrático no ha logrado el consenso necesario sobre algunas cuestiones.
¿Cuáles son esos consensos?
Hubo un consenso positivo en la paz con Perú, por ejemplo. Pero no hemos logrado consensuar el sistema polìtico ni las políticas económicas básicas. Un ejemplo ilustrativo: podemos pensar lo que se quiera del gobierno de Evo Morales; que quiere eternizarse en el poder y es autoritario. Pero ha dado continuidad a una política económica que viene desde el gobierno de Paz Estenssoro. Es un largo proceso de continuidad que incluso el FMI destaca. Allí hubo consensos en el manejo de la economía, al margen de la posición política.
¿Por qué ha pasado esto?
Cuando llega el sistema constitucional en 1979 había una respuesta reformista de Rodríguez Lara. Después hubo la crisis profunda en el 82-83 y la aplicación de medidas neoliberales, que duró largo tiempo y fue infructuosa. No han solucionado los problemas ni han logrado establecer democracias ni sistemas económicos estables. En reacción a eso llegaron propuestas reformistas y caudillistas. Allí aparecieron Gutiérrez y a Correa, pero no tuvieron una propuesta económica sostenible. Mantener el bono de la pobreza de Mahuad es el gran mérito de Correa. También el endeudamiento externo y el crecimiento desmesurado del sector público. Después de ese auge, Ecuador llegó a la siguiente crisis, una situación que hoy conocemos. Hemos tenido un manejo desastroso de la economía que ha impedido que se consolide el sistema político.
También hemos vivido terremotos políticos, como la destitución de tres presidentes por la Asamblea. ¿Qué lectura tiene sobre eso?
La destitución de los presidentes ha sido una confluencia de una gran movilización social, de descontento de la clase política y del arbitraje militar. La Legislatura por sí sola no habría podido destituir a los presidentes. En el caso de Bucaram, tuvieron que contar con la presencia de las Fuerzas Armadas. Después de un intento de Bucaram de patear el tablero, de establecer un gobierno vertical, autoritario y corrupto. El siguiente paso fue la caída de Jamil Mahuad, que se produjo por su desastroso manejo de la economía. Los militares lo tomaron, se lo llevaron y entregaron el poder a Gustavo Noboa. Cuando cayó Lucio Gutiérrez, tuvimos la presión de la movilización en la calle. El jefe del Comando Conjunto nos anunció que ya no era presidente y luego el Congreso lo destituyó.
¿Pero salir la calle y echar a tres presidentes es democracia?
Los pueblos reaccionan así cuando no tienen otras salidas. Por ejemplo, en Checoslovaquia no habría caído el gobierno soviético, si no se hubiera dado la Revolución de Terciopelo con la venida de Václav Havel a la presidencia (1989).
¿Incluir a sectores excluidos, como las mujeres e indígenas, es la verdadera democracia?
La presencia de las mujeres ha sido un paso democrático innegable y reconocible. Ellas tienen demandas nacionales, no solo de grupo. Las mujeres han cumplido su papel como los demás: hay buenas, otras que lo hacen mal. Al menos podemos decir, con toda honestidad, que los hombres nos hemos equivocado 180 años, no tenemos derecho a reclamar a las mujeres, que también se han equivocado los últimos 10 años. Otro elemento positivo es la presencia indígena, que ha tenido peso electoral y representación en el movimiento social. También nos ha devuelto la conciencia de la diversidad de Ecuador: un país de diversidades étnicas, regionales, religiosas. Este país debe volverse más tolerante, pero la diversidad es una riqueza difícil de administrar.
Si la democracia es el sistema ideal, ¿por qué hay corrupción y caudillismo?
Hay un círculo vicioso, el caudillismo y la concentración de poder llevan siempre a la corrupción. Porque no tienen mecanismos consolidados de mantenerse en el poder que no sean el de agradar a las masas. Eso supone endeudamiento irresponsable, construcción de obras faraónicas, entre otros. En el pasado hubo corrupción, pero en determinados niveles de mal manejo, que fueron controlados y localizados. Otra cosa es que exista un aparato controlado desde la cabeza para la impunidad y la corrupción.
¿Existe indiferencia política hacia la democracia?
La gente entiende lo que es democracia cuando la pierde. Creo que entendió ciertos valores democráticos cuando Correa rompía periódicos en la televisión, cerraba radios, amenazaba a periodistas e insultaba a quien se le oponía. La gente tiene conciencia de que hay falta de democracia cuando las garantías no funcionan o se hace fraude electoral. Hay que luchar por defender la democracia todo el tiempo porque puede haber momentos regresivos. (I)