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En tema Yasuní hay recelo por Chevron

En tema Yasuní hay recelo por Chevron
04 de noviembre de 2013 - 00:00

¿Qué opina respecto al planteamiento del Gobierno para la explotación petrolera del 1x1.000 del Yasuní ITT, teniendo en cuenta que usted preside el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), que organizó (la semana pasada) el taller internacional “Políticas públicas ambientales para un desarrollo sustentable: retos, oportunidades y lecciones aprendidas”?  

En realidad, es imposible concebir el cambio de matriz productiva que está planteando el Gobierno si las políticas ambientales y si las relaciones ecosistemas-circuito económico no están en el centro de cada una de las estrategias de planificación, de política industrial, económica, social y de ordenación del territorio.

Yasuní ITT es una iniciativa del Gobierno para explotar esos recursos. Obviamente, si aplicamos esta rejilla de políticas ambientales bien planteadas, el impacto puede ser muy distinto, depende de cómo se haga esa explotación y cómo se realice la evaluación de ese impacto, tanto en ese ecosistema como en los adyacentes.

Parece que hay recelo de explotar el Yasuní porque la gente de la Amazonía tiene la amarga experiencia de contaminación y falta de remediación de Chevron, de allí el temor de irrumpir en  áreas tan sensibles como el parque Yasuní.

El impacto va a ser más alto que si no se explotara. La decisión de explotar responde a criterios netamente económicos y a criterios de equilibrio presupuestario de las cuentas nacionales. Obviamente, ese recelo está justificado porque los desastres que dejó Chevron han sido mayúsculos.

Chevron parece que solo buscaba el lucro y por ello no adoptó una tecnología adecuada, mientras  que el Estado podría hacer las cosas de mejor manera para no caer en lo mismo, ¿qué opina?

Justamente. Es que hay modelos y modelos de gestión. Depende de cómo se realice esa explotación, se puede hacer el trabajo con la remediación de una u otra intensidad y se puede gestionar el ciclo de la explotación petrolera del Yasuní de distintas formas.

No quiero decir con esto que el impacto vaya a ser nulo, porque es imposible que lo sea. Obviamente, la mejor conservación es la no explotación. Las poblaciones de la Amazonía tienen todo el derecho a exigir que la explotación que se haga en el parque Yasuní sea lo más respetuosa y utilice las tecnologías de frontera para amortiguar la afectación al mínimo.
 Evidentemente es un ejercicio de participación democrática, de transparencia en la medida en que esas poblaciones y la ciudadanía ecuatoriana tienen derecho a que el impacto sea lo menor posible.

¿Tiene razón de ser ese recelo de los amazónicos con respecto a lo dejado por Chevron?

La indignación es y debe ser muy alta. Y ese recelo políticamente tiene que articularse, porque no es lo mismo que explote una multinacional con criterios cortoplacistas de rentabilidad, que lanzar un proyecto de explotación como una iniciativa nacional de incremento del bienestar y del incremento de las posibilidades para el pueblo ecuatoriano.

Las lógicas son completamente distintas, pero en ambos casos, el de Chevron, que ya es historia; y en este  (Yasuní), depende cómo se hagan las cosas. Evidentemente, el impacto puede y debería cuidarse de la manera más escrupulosa y  científica, para que la afectación sea lo menor posible, porque ciertamente hay necesidad económica presupuestaria.

¿Cuál debería ser el papel de los medios de comunicación con respecto a la iniciativa Yasuní ITT y al tema de la contaminación dejada por Chevron ?

Yasuní sigue siendo emblemático, pero claro, esas políticas ambientales tienen que ser más amplias en términos de la conservación de las áreas naturales, el tratamiento de residuos de la contaminación de los suelos, de calidad del aire. Por la explotación petrolera en áreas ecológicamente sensibles plantean problemas enormes de gestión, de salud pública, equidad ambiental por parte de la misma  población.

Los medios deben dar información de lo que está ocurriendo, pero no solo en el caso del Yasuní, sino en todos los demás temas. Por ejemplo, informar la problemática ambiental del estero de Guayaquil, cuestiones que los medios tienen que sacar a la luz. Y es un ejercicio de participación ciudadana que la esfera pública conozca realmente qué  está ocurriendo. También el problema de la contaminación del aire en Quito, el no reciclaje y el tratamiento de aguas residuales, temas aparentemente  menos glamurosos, pero muy importantes.  

Los medios tienen que realmente socializar la pretensión y el derecho de la ciudadanía  a un medio ambiente saludable, porque tiene mucho que ver con el buen vivir.

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