"En los partidos hay una especie de caudillismo"
Desde 2008, en el país funciona el Instituto de la Democracia, que no solo se encarga de capacitar a los miembros de las organizaciones políticas en diversos temas electorales y concernientes a la democracia, sino que también abarca a la sociedad civil a través de la promoción de investigación políticas. Fue creado tras la aprobación de la Constitución de Montecristi.
Su titular, Roberto Iturralde, indica que la matriz se ubica en Quito y además hay 4 oficinas zonas en Guayas, Manabí, Pichincha y Azuay. Estas se encargan de coordinar las las actividades del Instituto en todas las provincias del país. Desde noviembre del año pasado, el Instituto de la Democracia ha puesto en marcha la campaña ‘Quiero Elegir’, orientada a la estimulación del voto de jóvenes de 16 a 18 años. La participación de este grupo en las pasadas elecciones fue del 72%.
Partiendo que una de las obligaciones del Instituto es la capacitación, ¿qué se está haciendo para trabajar en la formación política?
Nuestro público objetivo con quienes trabajamos diariamente son esencialmente dirigentes, miembros de los partidos políticos y funcionarios electorales, además de los ciudadanos en general.
Lo que hicimos el año pasado es capacitar a los candidatos en la elaboración de planes de trabajo. También trabajamos con los asesores de los partidos políticos en promoción electoral. Esto fue por las elecciones en los dos años anteriores. Se capacitó a más de 2.000 personas, entre candidatos y dirigentes de organizaciones políticas.
¿Manejan cifras de cuántos ciudadanos participan en política en el país?
No manejo cifras exactas, las que manejo son las mismas que tiene el CNE en donde tenemos registradas a cerca de 124 organizaciones políticas en el país, y estas a su vez tienen sus adherentes que los respaldan.
Uno de los cuestionamientos es que los partidos o movimientos se desarrollan en torno a una sola persona. ¿Qué medidas puntuales se efectúan para fomentar la participación?
Esto es justamente lo que sucede en los partidos, que hay una especie de caudillismo. Nosotros vamos a trabajar con las organizaciones políticas y para ello vamos a hacer una serie de capacitaciones con exponentes internacionales.
Pero la pregunta que subyace es: ¿qué están haciendo los partidos hasta las próximas elecciones? Creo que es importante que se formen cuadros, no solo para que participen dentro del grupo, sino también como futuros candidatos. Es un tema muy importante que se debe desarrollar, sobre todo su vínculo con la sociedad, para conocer sus necesidades. También para sumar adherentes y lograr un financiamiento propio.
Hay muchas ocasiones en que las autoridades electas llegan al cargo pero se olvidan de los partidos. ¿Estos funcionan solo como una herramienta electoral?
Justamente eso es lo que sucede, por eso también estamos trabajando en la formación de bases, dándoles pautas para que los partidos apoyen a sus autoridades electas en temas como investigación, por ejemplo.
¿Cómo llegar a esta situación? ¿Les dan pautas para evitar que se relegue al partido?
Esto de dejar a un lado al partido ha sido una constante en el país, la falta de instituciones sólidas (organizaciones políticas).
Y hay algunos que dicen para qué sirve esto; además, hay un descrédito o falta de confianza de los ciudadanos en los partidos políticos.
En este sentido, el Instituto no solo trabaja en la investigación que refleja este fenómeno, sino que nuestro objetivo este año es trabajar en la formación de los funcionarios de los partidos. Aparte de las capacitaciones de septiembre y octubre ambién estamos sacando 2 programas con el IAEN (Instituto de Altos Estudios Nacionales) que abarca estos temas.
¿En qué consisten?
Es más institucional sobre la democracia y derechos de participación, pero también sobre los procesos electorales.
Se trata de fortalecer las capacidades, porque recordemos que dentro de las obligaciones de las organizaciones políticas se encuentra tener un centro de formación política, porque es una capacitación más orientada a la formación de ideología y habilidades como liderazgo. Podemos apoyarnos mutuamente, pero muchos partidos reciben fondos para capacitación y deben hacerlo.
Ya son más de 5 años de la creación del Instituto, ¿cuál es la aceptación por parte de la ciudadanía?
Ha sido muy buena, hemos capacitado a más de 8.000 personas el año pasado. Abordamos temas trascendentales para la ciudadanía.
Además, tenemos varias publicaciones que analizan la participación de diferentes grupos, no solo como electores, sino como candidatos. Tenemos dos libros publicados y pronto presentaremos el tercero, a esto se suman las revistas. La tercera publicación es básicamente sobre la revocatoria del mandato. Es un análisis en 9 países en cuanto a su aplicación.
¿Cree que ahora existe mayor interés de la ciudadanía por las capacitaciones en democracia?
Bueno, eso depende de en qué grupo se analice. El Instituto de la Democracia hizo un análisis de los adolescentes y jóvenes en distintos territorios, si bien es cierto tienen cierta desconfianza de los partidos políticos, ellos tienen mucho interés de participar, quieren mejorar las cosas en sus comunidades y para sus familias. Sin embargo, muchas veces no tienen las oportunidades o los conocimientos.
Uno ve muchísima participación de los jóvenes con el voto facultativo. Creo que para eso los partidos políticos deben emprender la tarea de capacitación y formación, no solo a sus adherentes, que son su prioridad, sino también a la ciudadanía en general.
¿La tarea pendiente de los grupos políticos en el país es recuperar la credibilidad y formar nuevos cuadros de candidatos?
Creo que es un papel muy importante de las organizaciones políticas es no solo poder comunicarse con la ciudadanía en épocas electorales, sino también generar vínculos con la comunidad. Deben conocer cuáles son sus problemas y brindar propuestas para solucionarlos.
Además, abrir las posibilidades para que los jóvenes sean dirigentes y también candidatos, recordemos que es de esos grupos de donde provienen los candidatos. Creo que es una tarea pendiente la que tienen en ese sentido las organizaciones políticas.