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Punto de vista

El síndrome de las restauraciones conservadoras

El síndrome de las restauraciones conservadoras
26 de abril de 2015 - 00:00

“Lo viejo agoniza y a lo nuevo le cuesta nacer”.
Por Leonardo Boff

En el año 2010, en un gabinete ampliado del gobierno del presidente Rafael Correa, me impactó la preocupación del presidente expuesta ante las máximas autoridades de los gobiernos autónomos descentralizados, sobre el ¿qué? y el ¿cómo hacer? para que la revolución ciudadana y el buen vivir sean irreversibles.

Este hecho puso en mi conciencia el problema que tiene toda transformación revolucionaria: la reversibilidad o irreversibilidad de los cambios. Con esta preocupación comencé a tejer las imbricaciones internas y externas de diversos procesos revolucionarios, de su dinámica, complejidad, conflictividad entre los poderes fácticos y su correlación de fuerzas.

Volvió a la memoria la disyuntiva entre el “eterno retorno” de Friedrich Nietzsche y la del “desarrollo ascendente” en espiral o lineal de los procesos históricos como lo anhelaban Hegel y Marx. Decía Friedrich Nietzsche (En torno a la voluntad del poder, página 145, Barcelona - España, Ediciones Península, 1973): “Todo deviene y todo retorna, nadie escapa a ese movimiento”. Esto encaja en la sentida preocupación  de los gobiernos progresistas y de izquierdas en América Latina, de un posible “retorno” o “restauración” de fuerzas sociales conservadoras neoliberales en el mediano o largo plazo. La guerra ya está declarada.

Recuerdo que Jean Antoine Mariae Condorcet, a fines del siglo XVIII, con todo el optimismo de la modernidad escribía que   “... Los progresos de las ciencias aseguran los del arte de instruir, que a su vez aceleran luego los de las ciencias; y esta influencia recíproca, cuya acción se renueva incesantemente, debe colocarse entre el número de las causas más activas y más poderosas del perfeccionamiento de la especie humana”. (Véase su: Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, página 244, Madrid-España, Editora Nacional, 1980)

Entre este optimismo que vivimos  y el riesgo del retorno conservador que agita el fantasma de una nueva Asamblea Constituyente, se encuentra inmerso el Ecuador. Decía el presidente Rafael Correa en su discurso del acto inaugural de conformación de la plataforma unitaria de fuerzas de izquierda y progresista, realizado en Quito el 19 de septiembre de 2014, lo siguiente:

“Todo intento de restauración conservadora, de vuelta al viejo país, está destinado a fracasar, siempre y cuando los restauradores nos encuentren unidos, con el respaldo de todo un pueblo que no ha olvidado lo que era Ecuador mientras duró el modelo al que nos quieren regresar; un pueblo que recuerda muy bien lo ocurrido, durante la larga y triste noche neoliberal”.

El Presidente, en este discurso vuelve a  insistir, como lo hizo en el 2010, acerca del potencial peligro de la reversibilidad del proceso transformativo de la revolución ciudadana,  siempre y cuando no se construya, consolide y fortalezca la unidad sobre bases sólidas de principios  y no  se construyan los mecanismos de consolidación y fortalecimiento del Poder Popular sobre la base de un bloque nacional popular, patriótico, progresista y de izquierda en el marco de una democracia protagónica. Pone de ejemplo el triunfo de la restauración conservadora fascista franquista en España como consecuencia de la desunión de las vanguardias. Agrega que la política es “... el arte de buscar el bien común desde el ejercicio legítimo del poder en democracia, en paz... como instrumento idóneo para alcanzar la libertad a través de la justicia”; reanimando el Presidente el concepto gramsciano de “hegemonía” como un instrumento importante para la comprensión de la política y para la defensa de todas las conquistas populares y nacionales logradas.

El pasado fue. No se rehace la historia. El presente es y el futuro será de lo que se haga hoy. Está en tus manos y en nuestras manos el derecho de construir los cimientos del  buen vivir, digno y feliz, en una sociedad justa, inclusiva, solidaria. Prohibido olvidar: entre 1830 y 2006, 93 ejecutivos han gobernado el país en un promedio de 1 año 11 meses cada uno. De 1996 a 2006 se tuvo siete presidentes, mientras que entre 2007 y 2013, la Revolución Ciudadana ganó nueve procesos electorales y  un Presidente de la República es por primera vez reelecto. (O)

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