El reto del Gobierno es pasar el bache diplomático
Es hora de girar el timón en la política exterior ecuatoriana. Así lo afirman 3 diplomáticos y un analista consultados por EL TELÉGRAFO. Según ellos, en la década pasada la diplomacia creció en número de funcionarios, embajadas y consulados. Pero, además, la política internacional estuvo al servicio de la ideología del socialismo del siglo XXI.
Este es el reto del nuevo canciller José Valencia, nombrado oficialmente esta semana en reemplazo de María Fernanda Espinosa. Se trata de un diplomático de carrera, el primero que asume este cargo en 11 años y conoce muy bien a la Cancillería casa adentro.
Antes de Valencia estuvieron en el Ministerio de Relaciones Exteriores cinco cancilleres, todos con un perfil más político: Fánder Falconí, María Isabel Salvador, María Fernanda Espinosa, Ricardo Patiño y Guillaume Long.
Con ellos la diplomacia cambió y no para bien, según el embajador José Ayala Lasso. Él sostiene que esos funcionarios “eran gente sin preparación y experiencia para esos cargos”, dice. Ellos, agrega, buscaron fortalecer el pensamiento de un movimiento político y no el país.
Pero ese “arreglo” implica reducir embajadas, consulados y funcionarios, en concordancia con el pedido de austeridad del presidente Lenín Moreno a todas las instancias gubernamentales.
Ecuador tiene 50 embajadas y 77 consulados en el mundo, repartidas la mayoría en América. (ver infografía). En la década pasada se abrieron cinco sedes diplomáticas en África, otras en Qatar, Singapur y otras naciones asiáticas.
“En los últimos 10 años se abrieron sedes diplomáticas en países donde no se justificaban y se descuidaron las relaciones con países como: EE.UU. y Japón”, señala Sebastián Mantilla, director del Centro Latinoamericano de Estudios Políticos.
Según él, Ecuador entregó su política exterior al manejo que venía dictado desde La Habana y Caracas. “¿Qué hemos ganado con las embajadas de Bielorrusia, Irán y Angola? Nada. Se ve muy mal eso para Ecuador. Solo sirve para que vengan inmigrantes como paso para llegar a EE.UU.”, explica.
Al revisar las publicaciones de la Cancillería sobre la embajada en Bielorrusia se justifica su creación para proyectos de cooperación de ciencia y tecnología entre los dos países.
Sin embargo, en la web de esa embajada ecuatoriana solo se ven noticias sobre la promoción de las rosas en una feria, un concurso de pintura infantil y la presencia de Ecuador en la Feria del Libro de Minsk.
Los funcionarios
¿Cuántos servidores públicos trabajan en servicio exterior ecuatoriano (Ministerio de Relaciones Exteriores)? La respuesta no es fácil y estuvo blindada durante el exGobierno. Por ejemplo, en 2013, había 2.062 funcionarios en total, de ellos 852 estaban en el extranjero, según el portal web de la Cancillería. De los años anteriores no hay rastro porque los datos no se exhiben.
Hasta mayo de 2018 hay en total 1.732 funcionarios, de los cuales 722 son del servicio foráneo, de acuerdo a la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Sin embargo, en una revisión sobre estas cifras se encontró que hay 852 funcionarios que trabajan fuera del país. Eso incluye agregados militares, personal administrativo y de apoyo, y cónsules ad honorem.
Por esta situación, María Fernanda Espinosa planteó la reducción del personal en el exterior en un 10% hasta agosto de 2018.
Esa decisión se conoció unos días antes de que ella renunciara al Ministerio para asumir el cargo al frente de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
Según Espinosa, para junio el personal sería de 586 funcionarios en el extranjero. Hasta el momento en la página web de la Cancillería no hay información sobre este tema.
Para Marcelo Fernández de Córdoba, vicecanciller en 2005 y embajador en varias naciones, esas cifras deberían revisarse. Recuerda que ese año había unos “600 funcionarios en el servicio exterior”, pero en las administraciones del exGobierno aumentaron. “Hicieron un truco. No designaban diplomáticos, en su lugar contrataban gente y les asignaban funciones diplomáticas, incluso por encima de los embajadores”, explica.
Según él, esas representaciones se utilizaron como órganos de propaganda de Alianza PAIS (AP). “Los países con una gran colonia de ecuatorianos, como EE.UU. y España, se usaron para ganar votos”, dice.
EL TELÉGRAFO, desde el 5 de junio, pidió a la Cancillería las cifras de embajadas y consulados que se abrieron en la década pasada, así como el número total de funcionarios, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.
Imagen del país y presiones
Pero la reducción de personal no es suficiente para “arreglar” la casa. El nuevo Canciller, además, tiene que preocuparse por recuperar la imagen del país.
Un ejemplo: el tráfico de drogas en la valija diplomática de Ecuador a Italia, en 2012, mientras Ricardo Patiño era ministro de Relaciones Exteriores.
Otro ejemplo: el país votó a favor de sus aliados ideológicos tuvieran o no razón, violaran o no los derechos humanos. Uno de los hitos más recordados ocurrió en 2008 cuando no se votó por Japón para ser elegido miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, pero sí se apoyó a Irán. Ecuador no cumplió su palabra.
A eso se suman las presiones ideológicas en el exGobierno. Francisco Proaño, exvicecanciller y embajador, fue testigo de ellas en 2010, cuando lideró el Consejo Permanente de la OEA.
El representante de Colombia le pidió una fecha para exponer su problema con Venezuela. “El excanciller Ricardo Patiño me llamó y me instruyó en varios mails para que no diera paso a esa reunión. Quería que yo impidiera que Colombia se exprese”.
Asegura que se negó y el país quedó en una situación incómoda. “Me iba en contra del pedido del Canciller pero no podía incumplir el reglamento de la OEA, entonces renuncié”. El diplomático asegura que si el Ecuador desconocía la normativa internacional hubiera sido bochornoso para el país.
Los cuatro entrevistados tienen esperanza en el nuevo canciller José Valencia. Ellos creen que es primordial que Ecuador salga de la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que se restablezca la Academia Diplomática y el Consejo Consultativo para formar a los nuevos embajadores y fortalecer así la diplomacia. (I)