El ‘neocon’ español que es referente para la derecha latinoamericana
Gobernó durante 8 años a España. Y al final de su mandato salió convertido en un referente de la derecha en el mundo de habla hispana. Con esa aura llegó esta semana José María Aznar a Ecuador, invitado por su amigo personal, Guillermo Lasso.
Es una relación de muchos años. El exbanquero contó que esa amistad nació en 1999, cuando este presidía la fundación Ecuador Libre, un ‘think tank’ (taller para pensar) que trajo a varios expresidentes a dictar conferencias en Guayaquil. Todos eran defensores del neoliberalismo.
En 2005 Lasso viajó a Madrid a “tocar la puerta”, como él mismo lo contó el pasado jueves en Guayaquil, de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que todavía dirige Aznar. Desde esa vez ha habido muchos encuentros. Los detractores del líder de Creando Oportunidades (CREO) dirán que el español es su mentor político. Nunca lo ha definido así, pero está orgulloso de contar con su amistad.
Aznar es un personaje polémico, tanto por sus acciones en el gobierno como por sus actividades posteriores. Es considerado responsable de transformar el Partido Popular (PP), con el que llegó a la jefatura de Gobierno de España en 1996. Un cable de la agencia Straffor (considerada la CIA en la sombra) definió a Aznar como un ‘neocon’, un término que se usa para llamar a los neoconservadores.
El documento filtrado por WikiLeaks y publicado por el diario Público cataloga al español como un ultra, mucho más extremista incluso que los funcionarios israelíes a los que ha escuchado. “Él se cree sinceramente que todos los terroristas son iguales y que nada que no sea una guerra total puede derrotarlos. Está rotundamente en contra de cualquier tipo de negociación con terroristas y critica duramente a Francia, Alemania y otros [países] por esta cuestión”.
A manera de ejemplo, cuando gobernó le declaró la guerra al grupo separatista vasco ETA. Cuando ocurrieron los ataques al metro de Madrid, el 11 de marzo de 2004, los peores atentados terroristas en suelo español, la administración de Aznar se esmeró rápidamente en culpar a ETA, cuando en realidad había sido Al Qaeda.
Bajó su mandato España entró al euro, en 1999. El país experimentó un altísimo crecimiento económico. Él se atribuye haber creado 7 millones de puestos de trabajo y haber convertido al país ibérico en la octava economía mundial.
Aplicó políticas neoliberales al privatizar empresas públicas. El jueves pasado, en Guayaquil, dijo que el Estado no debe administrar empresas, pues esa es una tarea que le corresponde al sector privado. Privatizó 60 empresas por un valor equivalente al 6,7% del PIB de la época, entre ellas todas las “joyas de la corona” española: Endesa, Telefónica, Tabacalera (Altadis), Argentaria, Repsol, Red Eléctrica, Gas Natural, y muchas otras más.
Todo eso produjo un boom económico. Así nació la burbuja inmobiliaria española. De hecho muchos ecuatorianos fueron contratados como obreros de la construcción. Es esa burbuja la que se revienta en el gobierno de su sucesor (José Luis Rodríguez Zapatero) y lo que a su vez origina la crisis económica que actualmente vive España.
España vivió un tiempo de auge económico. Producto de esa bonanza se atrajo a inmigrantes de todas partes del mundo, entre ellos africanos y ecuatorianos. Estos últimos empezaron a llegar a dicho país a raíz de la crisis financiera de 1999.
Con Latinoamérica también tuvo roces. Fue el principal impulsor de la “posición común” de la Unión Europea a Cuba. Aznar promovió entre sus colegas la tesis de que no se debía tener ningún tipo de relación con la isla a menos que haya cambios sustanciales políticos.
Los europeos aprobaron la propuesta española que en la práctica se sumaba al embargo de EE.UU. a Cuba. Esa postura lo acercó a la Casa Blanca, cuyo inquilino era en esa época George W. Bush.
Debido a su cercanía con Washington, Hugo Chávez acusó al gobierno español de participar en el golpe de Estado de 2001 que lo sacó por 48 horas del poder. Aznar siempre negó la acusación, pero Caracas se distanció de Madrid, lo que perduró hasta la llegada de Zapatero.
Como anécdota, fue en una cumbre iberoamericana, cuando Chávez criticaba insistentemente a Aznar, que el rey Juan Carlos gritó su célebre “¿Por qué no te callas?”.
Todas estas posiciones le ayudaron a forjar una férrea alianza con el régimen ‘neocon’ que se había instalado en la Casa Blanca. Allí gobernaban George W. Bush, Dick Cheney y Donald Rumsfeld.
En base a eso apoyó la aventura de Irak, bajo la mentira de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva y apoyaba a Al Qaeda. Talvez el momento cumbre de Aznar, en el ámbito internacional, llegó con la cumbre de las Azores. Ese archipiélago portugués, en el Atlántico, fue el escenario de la reunión entre Aznar, Bush y el primer ministro inglés de ese entonces, Tony Blair. La cita fue el 16 de marzo de 2003 y definió la alianza que invadió a Irak. La guerra estalló 4 días después con un contingente español de 1.300 hombres.
Esas fueron sus principales acciones como presidente. Pero la polémica aún lo sigue. Ahora es conferencista y acérrimo crítico de los gobiernos progresistas de Latinoamérica, entre ellos el de Rafael Correa. La agencia Prensa Latina calificó a Aznar como parte de la ‘Restauración Conservadora’.
A su salida del gobierno estalló el escándalo de la contabilidad paralela del PP, reconocida por su propio contador, Luis Bárcenas. Las investigaciones continúan y el exgobernante siempre ha negado tener vínculo pese presidir el partido durante 14 años.
Cuando Rodríguez Zapatero instauró el matrimonio igualitario en España, Aznar luchó contra él. Incluso apoyó una demanda de inconstitucionalidad, la que finalmente perdió. Sigue activo políticamente y el retiro no está en sus planes. La visita a Ecuador de esta semana es parte de sus actividades. En España gobierna quien fue su delfín, Mariano Rajoy.