EL MISMO DEPARTAMENTO DE ESTADO DE EE.UU. HA IDO REVELANDO DOCUMENTOS
El largo historial de la CIA en el Chile de Salvador Allende (1970-1973)
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. fue uno de los actores clave en el Chile de Salvador Allende e incluso antes de que el presidente socialista asumiera el poder en 1970. Así lo demuestran una serie de informes que durante los últimos años ha revelado el propio Departamento de Estado.
Es que a fines de los 60, al menos en política exterior, Washington estaba sumamente preocupado de la Unión Soviética, Vietnam, y Cuba, pero también de Chile. El temor de EE.UU. ante un eventual triunfo de Allende, quien prometía la llamada vía democrática al socialismo a través de las urnas, en las elecciones del 4 de septiembre de 1970, queda de manifiesto en un documento desclasificado fechado el 19 de agosto de ese año. Ese cable da cuenta de una reunión de alto nivel del comité de coordinación entre agencias conocido como el Grupo de Revisión Especial dirigido por el entonces asesor de seguridad de EE.UU., Henry Kissinger, “quien pidió (al entonces director de la CIA Richard Helms) un plan lo más preciso posible que incluya las órdenes que se darán el 5 de septiembre a quiénes y de qué manera”. El documento plantea que se “debe presentar al Presidente un plan de acción para prevenir una victoria de Allende (en el Congreso) y precisa que el Presidente (Nixon) puede decidir moverse incluso si nosotros no se lo recomendamos”.
Fue precisamente el entonces presidente republicano Richard Nixon quien intervino para que la CIA le hiciera la vida imposible a Allende, a través de la entrega de dinero a los opositores de la Unidad Popular. Un año después del triunfo del gobernante socialista chileno hubo un diálogo revelador, contenido en una transcripción de una conversación telefónica entre Nixon y Kissinger después de que The New York Times publicara una nota sobre el proceso de nacionalización del cobre en Chile:
“Viste esto”, dice Nixon. “Sí, lo vi”, responde Kissinger, ante lo cual Nixon endurece el tono: “Y tienes preparado algo que decir (...) encárgaselo a (Alexander) Haig el más duro h...de p...que tienes, que trabaje en algo. Es hora de pegarle a Chile en el culo”.
En una entrevista publicada en 2014 por el diario La Tercera, el exagente de la CIA en Chile, Jack Devine, entregó datos inéditos sobre el rol de la agencia en el país.
“En 1970, la administración de Nixon quiso bloquear la elección de Allende. Le pidió entonces a la CIA que tratara de fomentar un golpe. Los documentos muestran que la CIA le dijo que las condiciones no eran buenas y que habría un baño de sangre. Pero la Casa Blanca dijo ‘háganlo igual, inténtelo’. No fue una operación bien concebida y ejecutada. La acción fue un fracaso y el general Schneider fue asesinado. El país entonces dio un giro a favor de Allende y no hubo ninguna esperanza de bloquear su elección. La Casa Blanca determinó entonces que no se realizarían más conspiraciones con los militares y que se trabajaría con elementos de la oposición para ayudarlos a defender sus posiciones. Eso fue lo que la CIA hizo desde el 70, después de lo de Schneider hasta que Allende fue derrocado”.
En el libro “La CIA en Chile”, publicado en 2013 por el periodista Carlos Basso, se plantea que “a contar de 1953 la agencia, que ya el mismo 1947 había instalado una Estación (oficina) en Santiago, comenzó a emitir NIE (National Intelligence Estimate) sobre Chile, eufemismo utilizado para designar unos contundentes papers de carácter académico realizados por una de sus divisiones, la Oficina Nacional de Estimaciones con el fin de predecir diversos escenarios, habitualmente en el plano político y económico”.
Y transcurrida buena parte del gobierno de Allende y cuando las protestas sociales, junto con el paro de los camioneros, hacían difícil la gestión de la Unidad Popular, las
Fuerzas Armadas chilenas ya habían comenzado a articular el golpe. En un memorando recientemente desclasificado, del subdirector de la división del Hemisferio Occidental en la CIA a un funcionario de Departamento de Estado de mayo de 1973, se alerta de que la Fuerza Aérea ya tenía adelantados los preparativos de la intervención militar.
“Elementos de la Fuerza Aérea chilena han preparado las bases de un plan táctico para derribar el actual gobierno de Chile. El plan contempla la toma del palacio presidencial por tropas de la Fuerza Aérea, con apoyo de helicópteros y un batallón de artillería del Ejército”, reza el documento.
Otro memorando registra una reunión, a fines de mayo de 1973, entre funcionarios del Departamento de Estado y de la CIA para “pasar revista a la asistencia proporcionada a la oposición chilena desde enero de 1971”.
Sin embargo, el agente Jack Devine, ha dicho: “Puedo negar categóricamente -y en eso me apoyan los documentos-, que la CIA haya trabajado con los militares para derrocar a Allende. Sí, había contactos, pero como fuentes de información, aunque no eran muy buenas, desde mi punto de vista. En junio de 1973 se produjo el famoso “tanquetazo” y algunos militares se desplegaron frente a La Moneda y después fueron convencidos de retirarse. Y lo que la CIA interpretó de ese hecho -incluido yo mismo- fue que los militares iban a permanecer leales a la Constitución y no iban a fomentar un golpe. Esa fue nuestra visión oficial en junio de 1973. Lo que no sabíamos -y supimos solo después del golpe- fue que los militares tuvieron una reacción completamente opuesta. Los altos oficiales en el Ejército quedaron preocupados de que la institución militar se quebrara y se perdiera la disciplina. Entonces lo que ese intento logró fue que las tropas comenzaran a moverse. En ese momento decidieron que se empezaría a preparar un golpe militar. Nosotros no lo sabíamos entonces”.
En su libro “La sombra del dictador”, de 2009 y cuyo autor es el actual canciller de Chile, Heraldo Muñoz, se revela un diálogo de un oficial chileno a los agentes de la CIA después de la victoria de Allende en el 70. “Lo que necesitamos es un general con cojones”, planteó ese oficial. También, en el libro del Pulitzer Tim Weiner “Legado de cenizas, la historia de la CIA”, afirma que en los 50 días previos a la ratificación del Congreso chileno a la Presidencia de Allende “Kissinger dio instrucciones a Helms de que calculara las probabilidades de un golpe de Estado. Y Helms le envió al jefe de base Henry Hecksher un cable ordenándole que estableciera contactos directos con oficiales del ejército chileno que pudieran encargarse de Allende”. El resto de la historia, ya es conocida y concluyó el 11 de septiembre de 1973, con el golpe de Augusto Pinochet contra Allende. (I)