La entidad fue declarada en emergencia en enero y el Presidente anunció la intervención el martes
El hospital del IESS incrementa medidas para evitar corrupción
Los funcionarios del hospital Teodoro Maldonado Carbo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) desde ayer rondan en las instalaciones de emergencia de esta casa de salud en Guayaquil. El cambio ocurre un día después de la visita sorpresa del presidente Rafael Correa, quien reconoció los problemas del centro que atiende a 5.000 pacientes diarios.
Luego del llamado de atención la seguridad se incrementó significativamente. Ahora hay 3 guardias antes de entrar a la sala de emergencias. Quien llegue con algún enfermo tiene que primero pasar por el ‘ojo crítico’ del guardia, que es quien decide si el paciente puede o no esperar.
Luego de hacer una fila al pie de la puerta de vidrio los afiliados pueden ingresar para continuar con otra fila. Adentro hay 2 jóvenes con chalecos del IESS que inspeccionan el trámite que deben realizar las personas.
Todo eso ocurre antes de que un médico valore la emergencia. El IESS ha incorporado un sistema para realizar un tamizaje con el fin de que los médicos sepan cuál es el estado previo de los pacientes.
Para ello usan pulseras adhesivas, cuyos colores varían según la gravedad del enfermo. Rojo significa resucitación; naranja, emergencia; amarillo, urgencia; verde, urgencia menor, y azul, sin urgencia.
Los brazaletes reflejan el tiempo de espera, que en el primer caso debe ser inmediato. Para las siguientes categorías el periodo puede ser de 10 minutos, 60 minutos, 2 horas y en el último caso se deriva al paciente a los centros de atención ambulatoria, como los hospitales del día o dispensarios de la entidad.
El objetivo es descongestionar el hospital. Eso en parte se logra porque ayer la sala de emergencia, que normalmente luce repleta, estaba a medio llenar. La mayor parte de sillas de espera estaban vacías.
Hay que recordar que los guardias solo dejan entrar a un familiar por paciente.
Todo el trámite antes narrado pasa previo a que un médico general atienda la dolencia del asegurado. Al ingresar a la sala en donde existen 10 consultorios, con un doctor en cada uno el problema es otro.
En cada cubículo hay hasta 2 pacientes, puesto que unos necesitan ser ingresados, pero por falta de camillas o de cama deben esperar para ser trasladados.
Los médicos se acomodan e improvisan para atender a todos los pacientes. Por ejemplo, en el consultorio 1 solo una enfermera trataba de atender a todos. La larga espera pone de mal genio a todos, tanto a los salubristas como a los enfermos.
A un paciente que andaba solo le tocó ir a buscar una silla de ruedas o una camilla para que le pusieran un suero, que previamente le había sido recetado. Eso pese a que hay personas que se encargan de dar este servicio.
“Si consigue una silla o una camilla -esto último es casi imposible, según comentaban los exasperados enfermos- le pongo el suero porque no puedo ponérselo parado”, respondió la enfermera.
El joven salió corriendo a buscar la silla y 15 minutos después llegó con esta para que le pusieran el suero. Todo eso ocurría en la ‘sala de emergencia’.
Pero el estrés de los trabajadores de la entidad se da también porque no hay medicamentos y ellos deben recorrer otras áreas para poder conseguir un suero y atender la demanda.
El presidente del Consejo Directivo del IESS, Hugo Villacrés, informó en enero pasado que el proceso de análisis del centro hospitalario inició en diciembre de 2014 y que una de las primeras acciones iniciadas fue la destitución de las autoridades locales y funcionarios por ineficiencia administrativa.
Además señaló que se investiga a 5 profesionales de la institución por “posible conflicto de intereses” y mal uso de medicamentos e insumos, a través del sistema de inventario.
Para evitar la corrupción el hospital ha dispuesto a una empleada que se encuentra al pie de la farmacia de emergencia, que registre cuáles son los fármacos que las personas deben retirar en farmacias cercanas.
El afiliado los retira con una orden en las farmacias y estas le facturan al IESS. Es una forma de solucionar el problema para los afiliados, pero también para medir la eficiencia de los directores administrativos de hospitales “porque si un hospital tiene muchas derivaciones a farmacias privadas es evidente que no está haciendo bien el registro de inventarios o no está recibiendo la medicina por parte de la casa comercial o no hizo la compra”, enfatizó Villacrés. Otro tema que se investiga son las derivaciones a las casas de salud privadas. La Fiscalía inició un proceso de investigación por irregularidades en el manejo de fármacos y custodias de bodegas.
Una de las medidas dispuestas por las autoridades del IESS es que quienes trabajan como funcionarios de la entidad realicen un documento de conflicto de intereses “de tal manera que se reporte en qué otras instituciones trabaja el personal administrativo y médico”. Pero el martes, Correa dijo que hay falta de gestión para derivar a los pacientes a las clínicas privadas.
Además advirtió a los dueños de estas clínicas que mantengan los cupos necesarios para atender a todos los afiliados. “O aceptan a toda la gente que se requiere del IESS o acabamos con los convenios y nos vamos al otro extremo. Yo les nacionalizo las clínicas, pero no van a jugar con los pacientes del IESS. Que quede claro eso”, advirtió.
Ante esto la directora ejecutiva de la Asociación de Hospitales y Clínicas Privadas del Ecuador, Ana Delgado Cedeño, informó que ellos no llevan un registro de cuántas personas son atendidas en las clínicas afiliadas, pero destacó que “las clínicas y hospitales miembros continúan atendiendo como siempre lo han hecho a los pacientes referidos por el IESS”.
Villacrés aseguró el mes pasado que la emergencia no durará más allá de los 5 meses con un monto de gasto que no superará los $ 50 millones.
Datos
El Hospital Teodoro Maldonado Carbo cuenta con $ 178 millones de presupuesto, por lo que es una de las instituciones con más recursos de la Seguridad Social.
En 2014 al hospital se le entregaron $ 190 millones y usó menos de $ 80 millones. Lo que muestra que el problema de la casa de salud no ha sido falta de recursos, aclaró el presidente Rafael Correa.
Los afiliados en 2007 eran 1,5 millones y ahora son 3.1 millones porque existe mayor cobertura. Mientras que la pensión promedio por vejez, en 2007 era $ 296 y ahora es de $ 499.