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El capitalismo popular reconoce la propiedad, pero reparte la riqueza

El viernes pasado, en los bajos de la Gobernación del Guayas, se concentraron simpatizantes del Gobierno para defender los avances sociales logrados.
El viernes pasado, en los bajos de la Gobernación del Guayas, se concentraron simpatizantes del Gobierno para defender los avances sociales logrados.
14 de junio de 2015 - 00:00

En su momento Carlos Menem habló de capitalismo popular en Argentina; Collor de Melo hizo lo mismo en Brasil. Otros partidos latinoamericanos, como el Liberal de Venezuela han apoyado ese concepto. Margaret Thatcher fue la primera mandataria que lo utilizó en Inglaterra a la hora de instrumentar las privatizaciones.

En Ecuador, la frase surgió en julio de 2008, de manos del uruguayo Kintto Lucas, quien fue vicecanciller del país. Él escribió el artículo ‘Capitalismo Popular del presidente Rafael Correa’. Ahí señalaba que “la existencia de cierta cantidad de pequeñas acciones en manos de la población de los países capitalistas, la aparición de un enorme ejército de empleados en las corporaciones financiero-industriales y algunas conquistas sociales que la clase obrera obtiene como resultado de su tenaz lucha de clase, no significan ni mucho menos la ‘transformación del capitalismo’ ni su conversión en ‘capitalismo democrático’ o ‘popular’”.

Según el diccionario de Economía política de Borisov, Zhamin y Makárova, el capitalismo popular es una teoría sobre la presunta transformación del actual capitalismo monopolista de Estado, en un nuevo régimen social en el que desaparecen las clases y las contradicciones entre estas.

La frase capitalismo popular fue usada por el mandatario ecuatoriano el pasado 5 de junio, durante las celebraciones por los 120 años de la Revolución Liberal en Montecristi y la volvió a decir en una entrevista el domingo 7 de junio pasado.  Él la invocó como respuesta a los empresarios que se oponen a la Ley de Herencias.  

Por eso denominó como capitalismo anacrónico la situación que vive el país. “La izquierda moderna no puede negar el mercado y el capital privado. Debe haber un segmento, un capitalismo moderno y popular donde los medios de producción tienen las manos de la mayor cantidad de gente. Acá quiere que siga concentrado”, criticó.

En Estados Unidos, el 55% de personas poseen acciones y las empresas son de los hogares. Antes era el 65%, pero esa cifra se redujo gracias a las exoneraciones de impuestos que aplicó Ronald Reagan, referente de la ultraderecha. Uno de los tributos que se suprimió fue justamente el de las herencias.

El propósito del capitalismo popular es que todos los sectores, privado, público y de la economía popular y solidaria, se alineen con los objetivos sociales. Que exista una cohesión social como resultado de una amplia participación en las acciones. Es decir, se reconoce la propiedad privada, la importancia de este sector en la economía, pero se combate su acumulación. Ese sería el concepto de capitalismo popular, que de alguna manera se desmarca con el utilizado en los 80, en la época del neoliberalismo.

En ese sentido, Víctor Hugo Albán, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, contó que en base a estudios propios, el 92% de las familias ecuatorianas son emprendedoras y tienen un capital semilla y no han tenido que recurrir a préstamos de la banca de desarrollo como los del Banco Nacional de Fomento o Corporación Financiera Nacional (CFN).

El dirigente gremial hace una distinción entre el gran capitalismo y el capital que se requiere para una pequeña empresa.  

Las grandes empresas, como la compañía estadounidense Walmart, ven costo-beneficio. En cambio, el pequeño emprendedor requiere tan solo de la iniciativa privada donde la inversión, al no ser mayor, tiene un riesgo menor. “Son empresas que ayudan al desenvolvimiento socioeconómico del país”, insistió. 

Para el catedrático universitario, Felipe Burbano de Lara, el capitalismo popular es un concepto surgido en el contexto de la Revolución Ciudadana para plantear un tema de discusión en la agenda pública.

Agregó que existe una retórica política y un discurso ideológico que no se sabe a dónde apunta, pero que sí reconoce un intento de democratizar el capital en la sociedad ecuatoriana, bajo la idea de que nuevos inversionistas pueden incorporarse a la estructura accionarial de las empresas y de esa manera democratizar el capital.

El capitalismo popular en sí no es una nueva teoría. Los bolivianos lo aplicaron en la reforma neoliberal en los años 90 cuando se privatizaron las empresas estatales y los ciudadanos se convirtieron en accionistas de las empresas.

En las últimas manifestaciones al Gobierno se lo acusa de pretender instaurar un régimen comunista, lo que implicaría eliminar las clases, la propiedad privada y las formas de relación salarial. Burbano de Lara  no cree que el Gobierno apunte en esa dirección.

De su lado, Paúl Almeida, vocero nacional del Partido Comunista, observa contradicciones en el concepto de capitalismo popular.

Para él no se puede hablar de capitalismo con lo popular o el socialismo sin lo popular. La idea del presidenteCorrea es que el capitalismo se ‘modere’. Sugiere que se necesita un periodo de transición porque el socialismo “no se construye de la noche a la mañana”.       

Esto sugiere que las fuerzas productivas, económicas y sociales deben empezar a generar nuevas herramientas y formas de producción para ajustarse al nuevo sistema. (I)

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