En un taller de cuatro días que inició ayer en Quito, expertos de las Naciones Unidas y la Unión Europea, junto con el equipo técnico y jurídico de Ecuador, revisan los avances logrados por el país en el control de armas biológicas.

En el encuentro se exponen las obligaciones nacionales y procesos de apoyo para la implementación de esta normativa internacional. Ello una vez que el país ratificó la Convención de Armas Biológicas el 12 de marzo de 1975 y la de Armas Químicas, el 6 de septiembre de 1995.

Al menos 170 países se han adherido al tratado contra las armas biológicas, faltan aún 25El Consejo Sectorial de Seguridad y la Autoridad Nacional de Armas Químicas y Biológicas es “responsable de la coordinación, seguimiento, evaluación de políticas, planes, programas y acciones vinculadas al cumplimiento de la norma internacional”, dijo Carlos Larrea, viceministro de Defensa.

El artículo 15 de la Constitución “prohíbe el desarrollo, producción, tenencia, comercialización, importación, transporte, almacenamiento y uso de armas químicas, biológicas y nucleares”.

“Ecuador es un ejemplo porque está muy activo en la cooperación internacional y está dispuesto a mejorar el tratado”, señaló Peter Schwaiger, jefe de la misión. Alrededor de 170 países han firmado el tratado y 25 no. “Esa es nuestra preocupación principal, que no exista un compromiso serio de ciertos países”, advirtió.

Israel, Egipto y algunos países africanos no son parte del convenio. “Todos han sido invitados, pero ha sido difícil lograr su participación”, manifestó Schwaiger. Como aumenta la biotecnología, también se incrementan los controles.

La representante del Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo de América Latina y el Caribe (Unlirec), Sonia Fernández, precisó que el apoyo que podría prestar ese organismo al país, entre otras cosas, es conceder ayuda tecnológica para combatir el tráfico ilícito de armas de fuego y prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva.