Doscientas personas integran el comité del Centenario
El 18 de octubre de 1918, los representantes de Japón y Ecuador firmaron en Estados Unidos un tratado de amistad, comercio y navegación. Cerca de cumplir los 100 años de este acuerdo, las embajadas de los dos países planifican actividades culturales para su conmemoración.
Alrededor de 200 personas -incluyendo gremios académicos y económicos de ambos países- participan en los comités del centenario integrados por las dos embajadas para desarrollar actividades de esta celebración.
Rafael Héctor Elizalde, enviado extraordinario y plenipotenciario del Ecuador, junto con su homólogo japonés Visconde Kikujiro Ishii, fueron los encargados de firmar este convenio. No obstante, Katsumi Itagaki, ministro consejero de la Embajada de Japón en Ecuador, menciona a la llegada del bacteriólogo Hideyo Noguchi al Guayas como otro importante aporte bilateral.
El 15 de julio de 1918, Noguchi arribó a Guayaquil para combatir una terrible epidemia de fiebre amarilla que azotaba la ciudad.
Durante su estadía -4 meses- descubrió el germen de la enfermedad. Tiempo después, el Congreso Nacional le otorgó el grado de Coronel de Sanidad del Ejército Ecuatoriano.
“La llegada de Noguchi, en ese sentido, para Japón es un acontecimiento muy importante por lo que vale celebrar estos 100 años”, resalta Itagaki en diálogo telefónico con EL TELÉGRAFO.
“Las actividades de conmemoración están programadas para durar todo el año en distintos puntos o centros culturales del Ecuador e incluye a las islas Galápagos”, destaca Itagaki.
El ministro consejero de Japón, Katsumi Itagaki (izq.), donó equipos al INER para la investigación energética. Foto: El Ciudadano
La inversión extranjera
En 1963 arribó al país una compañía japonesa para hacer inversiones en el cultivo de abacá. Aunque este proyecto no tuvo éxito, estas tierras -ubicadas en La Concordia y Santo Domingo- encontraron otro uso y actualmente son grandes plantaciones de banano y palma de aceite.
Para la década del setenta vinieron otras empresas de comercio que se dedicaron a la venta de automóviles, mientras que desde Ecuador se inició con la exportación del banano y cacao.
En 1975, por otra parte, una empresa japonesa ayudó a la construcción de la Refinería de Esmeraldas.
El especialista en Finanzas, Kiyoshi Harada, explica en el portal Harada Abogados Asociados, que a mediados de la década del ochenta el Gobierno japonés realizó importantes esfuerzos para ampliar la cooperación económica con los países en desarrollo.
En cifras, en la región de América Latina el porcentaje de Asistencia Oficial para el Desarrollo -AOD- japonesa subió de 5,6% a 9,6% en 1991. Sin embargo, las relaciones comerciales disminuyeron debido a la crisis en la región en los años ochenta y a la crisis japonesa de la década del noventa.
La cooperación mutua
De acuerdo con Katsumi Itagaki, la cooperación de Japón a Ecuador empezó en 1966 con el primer becario. Hasta la fecha, más de 2.000 ecuatorianos han ido de becarios a Tokio en las áreas científica, de capacitaciones, educación, desastres naturales, salud, entre otras.
El primer préstamo del Gobierno de Japón hacia Ecuador se extendió en 1973 y fue destinado a proyectos de construcción del centro de plantas térmicas en Quito. Mientras que la primera cooperación financiera no reembolsable se efectuó en 1977.
Para 1991, la Agencia Internacional de Cooperación de Japón (JICA, por sus siglas en inglés) inició el envío de voluntarios que trabajan en todo el Ecuador. Este año ambos gobiernos suscribieron 2 convenios. El primero del programa de envíos de voluntarios japoneses para la cooperación con el extranjero; y el segundo, un convenio que se centró en la asistencia técnica entre los países.
Estos tratados se firmaron por medio de los representantes de turno de sus gobiernos y fueron publicados en el Registro Oficial 548 y 542, el 14 de octubre de 1994.
Toshiaki Furuya, representante de JICA Ecuador, explica que este es el ente internacional con el que Tokio promueve el desarrollo de sus actividades con una orientación hacia el trabajo de campo, haciendo foco en la seguridad humana y adoptando un abordaje de mayor eficacia.
Santiago Guerrón, oficial senior de JICA en Ecuador, detalla que desde 1991 hasta la fecha, la Agencia de Cooperación Internacional del Japón ejecutó aproximadamente 30 proyectos de cooperación financiera no reembolsable del Japón, en la categoría “general”.
“Básicamente, esta modalidad de cooperación se ha destinado a áreas como: mejoramiento vial, desarrollo de aguas subterráneas, equipamiento y construcción de hospitales, mejoramiento del sistema de agua potable, fortalecimiento del sector pesquero y capacitación profesional”, recalca Guerrón.
El ministro consejero de la Embajada de Japón agrega que desde 1989 hasta la actualidad se han desarrollado en Ecuador más de 500 proyectos valorizados en $ 38 millones.
Itagaki acota que la embajada también promueve el desarrollo plural en diferentes partes del Ecuador, a través de asistencia por proyectos comunitarios en los que han participado 600 voluntarios japoneses.
Ellos permanecen en el país por un lapso de 2 años y todos deben hablar español para integrarse con la comitiva ecuatoriana.
Asimismo, el Gobierno de Japón trabaja en varios proyectos de situación de riego, para lo cual han donado unidades de bomberos y camiones recolectores de basura.
Proyecciones positivas
Katsumi Itagaki, ministro consejero de la Embajada de Japón en Ecuador, califica los avances de las relaciones diplomáticas de ambas naciones como positivos.
“El centenario es un momento de reflexión y de proyectar el futuro. En ese sentido Japón desea que Ecuador sea una contraparte significativa, ya que queremos mejorar nuestra calidad de vida conjuntamente con los ecuatorianos”, acota.
El diplomático agrega que los primeros 20 o 30 años habían pocos habitantes, pero en estos últimos 50 años, a través de relaciones diplomáticas, de cooperación en comercio y la coyuntura del centenario, las relaciones se fortalecen más.
Tokio y América Latina
Yunyslka González explica en su libro Un acercamiento a las relaciones económico-comerciales y de cooperación entre Japón y América Latina y el Caribe que esta región es la red más grande de descendientes japoneses.
Brasil, Perú y México tienen una gran cantidad de descendientes o Nikeei (nombre con el que se designa al migrante japonés). No obstante, en Ecuador la población japonesa es limitada.
En la balanza comercial, Ecuador importa tecnología y exporta productos primarios como el plátano. Actualmente está entrando con fuerza con el brócoli. En Tokio, un plátano cuesta entre $ 1 a $ 1.50.
González destaca que Japón no ve su relación con los países de forma independiente, sino como parte de un continente que representa una gran oportunidad.
Latinoamérica es un gran suministrador de recursos naturales: principalmente de minerales como el hierro, el cobre, la plata y de metales raros como el litio. Además del petróleo, el gas esquisto y los productos agrícolas.
Kiyoshi Harada, especialista en finanzas, detalla que tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), se fueron estrechando los vínculos entre Japón y América Latina.
“Por un lado, la región latinoamericana constituía una atractiva oportunidad para satisfacer las necesidades de la economía japonesa, pues durante el período bélico la mayoría de los países latinoamericanos desarrollaron una estrategia de industrialización interna en sustitución a las importaciones dificultadas por el conflicto”, dice.
El resultado fue la expansión de los niveles de producción industrial, mayor dinámica en el crecimiento del producto y la obtención de avances sociales importantes, a ejemplo de la disminución de la pobreza crítica y el aumento de tiempo de vida.
Japón, aún destruido por la guerra, pronto consiguió reconstruir su economía, transformándose en una de las naciones industrializadas más importantes del planeta. Las relaciones entre Tokio y el continente americano se intensificaron. (I)