Democracia Sí se posiciona y PK se consolida
Democracia Sí reclama un espacio en el mapa electoral ecuatoriano. Las elecciones seccionales del pasado 24 de marzo, de acuerdo con sus cálculos, la convierten en la segunda fuerza política del país, detrás del PSC.
Hasta el momento, este partido alcanzó 32 alcaldías. De ellas, 24 fueron con candidatos del movimiento y otras ocho fueron gracias a sus aliados.
Además, solo o en alianza, alcanzó cinco prefecturas en el país: Cotopaxi, Santo Domingo de los Tsáchilas, El Oro, Imbabura y Zamora Chinchipe.
El mérito de Democracia Sí es su rápido crecimiento. De la mano de su principal Gustavo Larrea, en tan solo 10 meses se convirtió en el tercer partido en obtener más prefecturas, luego de los socialcristianos y Pachakutik. También se ubica en segundo lugar en alcanzar la mayor cantidad de Alcaldías.
En esa agrupación reconocen que detrás de los buenos resultados hubo obstáculos que superaron. Uno de ellos ocurrió en las elecciones presidenciales del 2017, cuando fueron impedidos de participar por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), presidido por Juan Pablo Pozo.
Larrea recalca que la clave de esta primera “victoria” fue el trabajo que hicieron en las comunidades a escala nacional; en formar “buenas” alianzas y en promover “buenos” cuadros políticos.
Larrea ve un futuro prometedor para la centro izquierda en las elecciones presidenciales. Pero advierte que se necesitará una alianza para lograr el triunfo.
En esa tendencia otro movimiento que está satisfecho con su votación es Pachakutik. Hasta el momento, junto con alianzas locales y nacionales, el partido indígena obtiene 19 alcaldías y cinco prefecturas.
Aunque no es su mejor resultado histórico (en el 2014 ganaron cuatro prefecturas y 23 municipios), en esta ocasión rompieron la hegemonía de partidos tradicionales en Azuay y Tungurahua.
A Yaku Pérez nadie lo tenía como favorito para estas elecciones, pero consolidó un triunfo sin atenuantes. Él reconoce que su ascenso en la intención de voto se basó en los debates en los que participó, y en palpar de cerca los problemas de la ciudadanía. Según él, la inversión de su campaña fue de 35 mil dólares.
Algo similar se vivió con Manuel Caizabanda, que venció en Tungurahua, dando por primera vez esta plaza a un indígena.
La asambleísta de ese partido, Encarnación Duchi, explica que los resultados del domingo 24 de marzo son buenos si se comparan con el número de candidatos y organizaciones políticas que participaron.
Para estas elecciones, estuvieron habilitados 280 organizaciones políticas y más de 81 mil candidatos.
En ese escenario, Duchi reconoce que la estrategia de Pachakutik fue sencilla: trabajar en propuestas locales concretas y fustigar los 10 años del “correísmo”.
En Pachakutik aún no quieren hablar de las presidenciales de 2021, por lo pronto les interesa promover nuevos cuadros políticos y superar las controversias que tienen con otros sectores indígenas y sociales.
Crisis en la política tradicional
Consultores políticos aseguran que los logros electorales de los partidos emergentes, como Democracia Sí, son el resultado de una crisis en los partidos y movimientos tradicionales. Una crisis que no es nueva sino que lleva varios años de vigencia.
Para Santiago Nieto, de Informe Confidencial, los electores ecuatorianos demostraron en estas elecciones que están cansados de la política tradicional. Mientras tanto, el consultor político Álvaro Rodríguez cree que Pachakutik se mantiene en el tablero electoral porque empató su lucha con temas coyunturales en la sociedad, como la defensa de la naturaleza.
“Este movimiento indígena debe evolucionar para que deje de ser tan localista y avance en la formación de cuadros que puedan terciar por más dignidades de relevancia nacional”. (I)