Esta semana, el Gobierno ha centrado su estrategia política en los territorios. Si el miércoles el presidente Rafael Correa se reunió con las autoridades locales de PAIS, ayer hizo lo propio con los gobernadores, que actúan como representantes políticos del Mandatario en las provincias.

Estos cargos están bajo la dirección de la Secretaría de Gestión de la Política y suelen reunirse periódicamente, pero la presencia de Correa ayer le dio otro matiz. Los 23 gobernadores, 740 tenientes políticos y 221 jefes políticos del país analizaron la coyuntura política, marcada por el anuncio del paro nacional.

Junto a Correa estuvieron el vicepresidente Jorge Glas y varios ministros de Estado. La cita se desarrolló en el auditorio del colegio experimental 24 de Mayo, en el norte de Quito.

También estuvo el canciller Ricardo Patiño, quien solicitó 2 meses de licencia para ayudar a fortalecer la organización del movimiento Alianza PAIS.

El Jefe de Estado insistió en que el país se enfrenta a un golpe blando, una técnica diseñada por la inteligencia estadounidense con el fin de desgastar el Gobierno y en última instancia derrocarlo.

Frente al levantamiento indígena y el paro convocado por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), el Gobierno responderá con “más trabajo y con mucho más amor por la patria nueva”. “¿Acaso no vivimos eso durante décadas, palos, piedras, paros, cierre de carreteras?,¿qué logramos con todo aquello?”, cuestionó el gobernante.

Por eso la secretaria nacional de Gestión de la Política, Viviana Bonilla, hizo un llamado a las autoridades a construir la revolución en sus territorios y generar estrategias locales para defender el proyecto político.

La estrategia del golpe blando, añadió Correa, estaría apoyada con el trabajo de la prensa. “Frente al ataque y agresividad de estos grupos minoritarios de luto, muchos se desconcertaron. Jamás volveremos a caer en esa trampa”.

En esa misma línea, el ministro del Interior, José Serrano, señaló que por segunda vez las fuerzas de la “contrarrevolución” buscan derrocar al Presidente. La primera vez fue el 30 de septiembre de 2010 cuando se produjo un motín policial que terminó en el secuestro de Correa. “Hoy han iniciado el camino hacia un golpe blando. Un golpe contra Ecuador es un golpe en contra de América Latina y el Caribe”, acotó el funcionario.

El ministro de Defensa, Fernando Cordero, aclaró que “no vamos a caer en ninguna forma de violencia”, insistió.

Sobre el diálogo, Bonilla indicó que “debe ser un proceso de tejido social”. Para ello dijo que se requiere contar con una base sólida y respaldo popular y en eso el rol de las autoridades es “vital”. “El Gobierno confía en ustedes porque son los mejores aliados para alcanzar la justicia social”.

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La secretaria ejecutiva de PAIS, Doris Soliz, señaló que dentro de las conversaciones se establecieron espacios desde el frente político con el colectivo Unidos y con las autoridades locales para evaluar la cercanía con la ciudadanía.

En el marco de las protestas de la oposición, el 2 de agosto saldrá una delegación de las federaciones indígenas de la Costa, Sierra y Amazonía, que conforman la Conaie, desde El Pangui, en Zamora Chinchipe, hacia la capital.

En ese sentido, el nuevo gobernador de Zamora Chinchipe, Arturo Dávila, denunció la desinformación en su provincia. Aseguró que se han realizado importantes inversiones en talento humano, infraestructura a través de créditos del Banco del Estado. “Necesitamos que se visite el territorio para que la gente se dé cuenta que hacer esta marcha no tiene sentido”, reiteró.

El Presidente de la República ha reiterado que hay una restauración conservadora en marcha, no solo en  Ecuador, sino también en la región. La misma estaría orquestada por sectores de oposición y tiene como fin último desgastar y debilitar el Gobierno. Esa estrategia es lo que se conoce como golpe blando. El método consiste en generar desinformación, atacar la credibilidad de las autoridades y promover un clima de corrupción. Eso abonaría a retirar el apoyo al Gobierno por parte de la fuerza pública. (I)

Jubilados, en desacuerdo con salir a las calles

Las asociaciones de jubilados de Pichincha expresaron ayer su apoyo al régimen del presidente Rafael Correa; y rechazaron el paro convocado por la Conaie el próximo 13 de agosto.

Recordaron que hace 2 años se socializó el contenido del proyecto de Ley de Seguridad Social, donde en primera instancia se eliminaba el directorio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), pero que por la apertura de las autoridades del Legislativo se dio marcha atrás en la decisión.

Insistieron en que no han sido afectados en sus pensiones jubilares (40%) como mencionan los sectores opuestos al Mandatario. “El Presidente de la República, el presidente del directorio y el ministro del Trabajo nos aseguraron que los fondos que tiene este rato el Seguro Social garantizan una sostenibilidad para el pago de pensiones durante 23 años. Esto nos da mucha tranquilidad porque creemos en la palabra de ellos”, dijo Guido Jaramillo, representante de los jubilados ferroviarios, quien puntualizó también que desde la llegada del mandatario Correa cambió la situación del ferrocarril. “En 2007 cuando el Presidente visitó Chimbacalle no funcionaba el tren. Era una zona peligrosa, pero ahora el tren ya ha recibido varios reconocimientos, tanto nacionales como internacionales”.

De su lado Abdón Logroño, representante de la Federación de jubilados de Pichincha, dijo que su organización y las filiales son contrarias a cualquier intento de desestabilización política en el país. “Nosotros no vamos a plegar a ninguna situación de carácter politiquero, pero cada uno a nivel personal puede expresar libremente su parecer”, acotó.