Contaminados torrentes de primavera
Viendo con estupor y dolor de patriota americano el desastre medioambiental ocasionado por la Texaco (alias Chevron o viceversa) en territorio ecuatoriano durante tres décadas, en las cuales la tristemente célebre empresa petrolera norteamericana contaminó de manera letal la Amazonía del hermano país, no puedo dejar de recordar las atrocidades cometidas en nuestra América por compañías análogas —la Standard Oil Co., la Anaconda Cooper Mining Co., y la United Fruit Co., entre otras—, cuyo fantasma diabólico perpetuó Pablo Neruda en la epopeya prodigiosa del Canto general en 1950.
Después de releer los innumerables escalones de versos luctuosos en los que el poeta chileno recrea las barbaridades cometidas por esos especímenes imperiales que con obsoletos sistemas extraían de las entrañas de la tierra las infinitas mareas de aceite negro, de cobre limpio o de radiantes frutos verdes, y que luego convertían los terrenos en deshechos podridos y en sobras harapientas, cubriendo de desolación y baba maligna la frescura de nuestros suelos fértiles, volvemos los ojos a la realidad actual y nos encontramos con los terribles daños ambientales que ocasionó la Texaco-Chevron y que con cinismo abominable quiere revertir las culpas y las multas precisamente a quienes explotó y contaminó.
Para “colmos de peras en el olmo”, la empresa multidepredadora —responsable del derrame de 71 millones de litros de residuos de petróleo y 64 millones de litros de petróleo bruto en más de 2 millones de hectáreas de la geografía ecuatoriana— tiene la desfachatez de pretender que el pueblo ecuatoriano pague lo que su codicia e insensatez provocó en el territorio amazónico.
A todo lo largo y ancho de nuestra América, es deber de cada uno de sus habitantes enterarse a fondo y de manera detallada de este inicuo episodio imperial. Debemos hacerlo a través de los informes difundidos por el Gobierno ecuatoriano, los discursos y denuncias del presidente Rafael Correa y los documentos emanados del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, para que de una vez por todas denunciemos ante las conciencias limpias y nobles del mundo este atropello de la serpiente excavadora y devastadora contra la hermosa primavera soberana de nuestro hermano país.