“Con la ciudadanía sudamericana se pasaría de la retórica a la práctica”

Para el antropólogo y experto en movilidad humana, Jacques Ramírez, la dinámica y los flujos migratorios han cambiado. Esto tomando en cuenta que alrededor del 43% de toda la migración mundial es en dirección Sur–Norte, pero cada vez hay un incremento de la migración Sur–Sur.

En este contexto explica la importancia de que todos los países se planteen políticas conformes a las nuevas realidades de esta problemática social.

“Muchos de los países de América del Sur tienen legislaciones en materia de extranjería que vienen de los 70 y los 80, que respondían a un enfoque de seguridad y control propio de las doctrinas militares de los gobiernos dictatoriales de esa época. Ahora se ve una suerte de internacionalización de una nueva política, que coloca a la migración como un problema global que no solo depende de un país. Todos deben armonizar sus leyes para responder a las nuevas necesidades de la migración”, explicó Ramírez.

En ese sentido - según el también decano de la escuela de relaciones internacionales del Instituto de Altos Estudios Nacionales (Iaen)- varios países de la región han cambiado su legislación. El primero fue Argentina en 2004, el cual anteriormente tenía la Ley Videla. Después Uruguay, con residencias permanentes para los ciudadanos latinoamericanos y hace dos años Bolivia. Ecuador todavía tiene un tema pendiente en esta materia, por lo que se está creando una nueva normativa más acorde a la Constitución, la misma que reconoce a la migración como un derecho.

En este contexto, de acuerdo con Ramírez, la concepción de una ‘ciudadanía sudamericana’, que ya se ha discutido en  la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) es vital para fomentar el derecho a la libre movilidad.

“Tenemos que entender lo que es la ciudadanía sudamericana, sin perder la condición de ciudadano de un país, pero elevando esta categoría a la libre residencia como en Uruguay. Así evitaríamos muchos problemas al momento de pasar una frontera. Pasaríamos de la retórica, del sueño de Bolívar y de Martí, a una cosa práctica pensando en Sudamérica como la Patria Grande”, manifestó el antropólogo.

El reconocimiento de una sola ciudadanía también contribuiría con uno de los mayores retos: la migración ilegal. Sobre esto, Ramírez insiste en que un solo país o región no puede predicar el derecho a la libre circulación cuando a nivel mundial se crean políticas restrictivas justamente en los países con más alto nivel de migración. “Debe haber otro tratamiento, como corredores más seguros y visas de tránsito”, concluyó el experto.