Las revelaciones de WikiLeaks y de Edward Snowden, antiguo analista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) sobre el uso de información privada de diplomáticos, líderes políticos y ciudadanos en todo el mundo, puso en alerta a las naciones.

Una de ellas fue Ecuador, la cual consta entre los 10 países que podrían ser blanco de ataques cibernéticos. En ese marco ayer se inauguró un seminario internacional de ciberdefensa que ayudará a identificar las posibles amenazas a la seguridad regional y estatal.

La ministra de Defensa,María Fernanda Espinosa, dijo que esta necesidad tiene que ver con proteger la soberanía del conocimiento y tecnológica.

Un derecho de los estados es poder manejar información segura y que sus ciudadanos tengan privacidad.

El seminario tiene como objetivo promover un diálogo participativo entre actores clave para iniciar un debate orientado a la identificación de políticas y principios de ciberdefensa en Ecuador.

El general Luis Garzón, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, anunció la implementación de un Comando Operacional de Ciberdefensa, que ayudará a enfrentar el ciberespionaje y una eventual ciberguerra.

El uniformado reconoció que al momento el Estado no tiene la capacidad para controlar los ciberdelitos. Esto a pesar de que en la nueva agenda política de defensa está definida una nueva responsabilidad para el Comando Conjunto que es implementar esta capacidad.

Con un presupuesto inicial de $ 8 millones se prevé crear este nuevo Comando de Ciberdefensa, que estará ubicado inicialmente en el batallón de comunicaciones Rumiñahui y luego en la brigada de infantería Pichincha, en Aychapichu, cerca de Machachi, en Pichincha.

Para mediados de 2015 esta unidad estará a cargo de personal civil y militar con un perfil adecuado. Garzón dijo que en 30 días se iniciará el levantamiento de información de toda la infraestructura crítica del Estado, que refiere a entidades como refinerías, sistemas de oleoductos, hospitales, y otros sitios que sean manejados a través de un sistema informático.

En la última cumbre de jefes de Estado de Unasur se dio el mandato al Consejo de Defensa suramericano de trabajar en una propuesta compartida a nivel regional de ciberdefensa. La idea es crear una especie de anillo de seguridad que proteja las comunicaciones entre los jefes de Estado y que permita salvaguardar la seguridad y soberanía ante posibles ciberataques y ciberespionajes.

Existen casos de varios mandatarios de la región que han sufrido el hackeo de sus cuentas y hasta de sus redes sociales, como pasó con el presidente Rafael Correa.

Alerta de otros países

El comandante Garzón confirmó que constantemente reciben alertas de otros países de que Ecuador es sujeto de espionaje por parte de algunas instituciones civiles que violan sus sistemas de seguridad. Uno de ellos es el campo financiero.

Existen grandes países que tienen un gran potencial económico y bélico, pero igual han sido afectados por la amenaza del ciberataque, ciberguerra, el espionaje. Un ataque puede lanzarse desde cualquier parte del mundo, por ejemplo al control del tráfico aéreo.

El Estado es responsable de la ciberseguridad que es un espectro más amplio que el que le corresponde a la defensa nacional.

Al seminario internacional se invitó a varios expertos de Brasil, México y Estados Unidos. La intención es estructurar el plan y la estrategia de ciberdefensa con especialistas y expertos internacionales, dijo la ministra Espinosa.

Paulo Melo de Carvalho, jefe de seguridad cibernética de Brasil, contó que durante el mundial de fútbol realizado en su país se realizó de manera exitosa la protección de los sistemas de tecnología de la información y comunicación.

Datos

El ciberespionaje constituye una amenaza para la seguridad del Estado y la seguridad regional, y es una grave violación a los derechos humanos y a la defensa nacional.

Uno de los temas que se busca debatir es la defensa como bien público regional; es decir, como un derecho y deber ciudadano en donde la ciberdefensa se convierte en un mecanismo para la protección del derecho de todos los habitantes de la región suramericana.

Un segundo planteamiento es la construcción de una cultura de ciberpaz centrada en el ser humano y la protección de sus derechos humanos; y, finalmente, la protección de las soberanías: del conocimiento, tecnológica, digital y del dato para lograr la democratización del conocimiento, su libre acceso y producción.