A escala mundial los periodistas deben tratar el tema de la pandemia desde diferentes sectores. Este diario publicará en varias entregas lo que el Consejo de Comunicación cataloga como una labor estratégica, que no puede detenerse y que expone a los comunicadores a un contacto personal y directo con situaciones que los hacen susceptibles de contagios.

Este organismo está consciente del riesgo y por eso considera trascendental que las personas que desempeñan este trabajo reconozcan los riesgos a los que se exponen y, asimismo, conozcan la manera más adecuada de adoptar medidas de protección personal para los equipos periodísticos.

Es así que el Consejo de Comunicación presenta: “Guía emergente: recomendaciones para realizar cobertura periodística en contexto de emergencia sanitaria”, con la finalidad de brindar lineamientos básicos de bioseguridad y conducta para la cobertura de eventos sanitarios y dar a conocer la responsabilidad que tienen los medios de comunicación para con sus empleados. Por ello hay que explicar qué es un brote. Se lo define como la aparición de dos o más casos de la misma enfermedad asociados en tiempo, lugar y persona.

Es así como surge entonces la Comunicación de riesgo. Esta se refiere al intercambio en tiempo real, de información, recomendaciones y opiniones, entre expertos y/o funcionarios y personas que se enfrentan a una amenaza para su sobrevivencia, su salud o su bienestar económico o social. El objetivo final de la comunicación de riesgos es que toda persona expuesta a un riesgo sea capaz de tomar decisiones informadas para mitigar los efectos de la amenaza (riesgo), como el brote de una enfermedad, y tomar las medidas y acciones de protección y prevención.

Este tipo de comunicación utiliza varias técnicas y, para ser efectiva, debe ser capaz de identificar y poder manejar desde el inicio, los rumores, así como la desinformación y otros desafíos de la comunicación.

En ese sentido, hay que tener claro que una emergencia es un suceso inesperado en el cual a un residente le sucede un estado inesperado, el cual puede atentar a su integridad física o psicológica. Mientras que una epidemia es una enfermedad que ataca a un gran número de personas o de animales de un mismo lugar y durante un mismo período. (I)