Celso Amorim: “La integración es un poco difícil, pero es importante para todos”
Celso Amorim fue elegido como mejor canciller del mundo en 2009 por la revista Foreing Policy.
Entre los logros como ministro de Relaciones Exteriores está forjar la Unasur, el Consejo de Defensa Sudamericano, la Comunidad Latinoamericana de Naciones (Celac), y haberle dado forma a los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Diplomático de carrera, fue también canciller del presidente Itamar Franco, que gobernó Brasil entre 1992 y 1994 tras la caída de Fernando Collor de Mello, acusado de corrupción.
En una entrevista con EL TELÉGRAFO en Sao Paulo, se mostró contrariado y calificó de “suicidio” la decisión del gobierno de Michel Temer de suspender la participación de la principal economía de la región en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
¿Cómo evalúa la decisión del gobierno de Temer junto con Chile, Argentina, Perú y Colombia de suspender la participación en Unasur?
Es una decisión lamentable, una decisión absurda de geopolítica.
¿Qué significa esto para Brasil?
Primero es una decisión muy importante con un bloque que tenía un consenso de cada Estado, sin importar ideologías, ni colores.
El de Temer es un gobierno sin legitimidad para tomar este tipo de decisiones tan estratégicas.
¿Esto rompe la tradición inaugurada por los gobiernos de posdictadura, como la construcción del Mercosur y los mecanismos regionales?
Esto viene de lejos. Incluso yo fui canciller de Itamar Franco y en ese gobierno comenzamos a construir instituciones dentro del Mercosur y buscar consensos con los países sudamericanos y latino-americanos.
No nos olvidemos de que en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso se dio uno de los primeros impulsos políticos, los acuerdos del Mercosur con la Comunidad Andina de Naciones.
Y nosotros pusimos eso en el eje de nuestra política exterior. En la época había presidentes tan diferentes como Alejandro Toledo o Álvaro Uribe y todos convivían en la Unasur.
El canciller brasileño Aloysio Nunes Ferreira dijo que había una cuestión de gastos de mantenimiento y además parálisis...
Yo creo que Brasil tiene una gran economía; es el país más grande de la región, pero ser grande no es suficiente para enfrentar a un mundo de bloques, considerando como un bloque solo a Estados Unidos y a China.
La integración es un proceso difícil pero es importante para todos los países.
Incluso nosotros participamos del G-20 mostrando la visión de otra parte del mundo que comenzó a ser tomada en cuenta.
Es una tristeza la visión brasileña actual, una visión de fragmentación de América del Sur.
¿Con esta decisión la región inició una fragmentación?
Teníamos un acuerdo importante para colaborar en el área de defensa, pero quien fragmenta de un lado fragmenta del otro.
Se detiene la aproximación entre nuestros países.
La suspensión se dio tras la cumbre de las Américas de Lima donde el gran ausente fue Donald Trump...
Nuestra suerte en este momento es que el gobierno estadounidense demuestra desinterés por esta región, a la que considera el patio trasero detrás de su muro con México.
Esta situación, en otro momento, estaría siendo aprovechada por un gobierno de Estados Unidos con más interés en la región.
¿Entonces la decisión fue más de los países que por presiones de Estados Unidos, donde la Unasur no es entendida dentro de sus lógicas de geopolítica?
Esto me hace acordar de cuando las fuerzas conservadoras de cada país competían por quién era más amigo de Estados Unidos. Incluso recuerdo la época de Ronald Reagan, que dividía a nuestra región sin ofrecer nada a cambio.
Pero si nosotros mismos nos encargamos de esto entonces es una vocación suicida de América Latina.
La importancia de la Unasur se vio cuando Obama pidió una reunión con la Unasur en la cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago.
Un presidente inteligente se da cuenta de la importancia de sus interlocutores.
¿Considera que puede revertirse esta tendencia marcada por la suspensión de seis países de Unasur?
Ahora tenemos la época de los golpes institucionales con los poderes económicos y mediáticos internos y fuerzas de influencia externa también, pero en el largo plazo soy optimista porque los pueblos sudamericanos hemos superado momentos difíciles, mucho más difíciles que estos. (I)