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El mensaje del jefe de estado llega a la ciudadanía; la clase política, en cambio, tarda en procesarlo

Algunas claves del discurso político del presidente Lenín Moreno

Algunas claves del discurso político del presidente Lenín Moreno
Foto: EL TELÉGRAFO
28 de agosto de 2017 - 00:00 - Redacción Política

El jefe de Estado, Lenín Moreno, ha logrado niveles récord de aceptación política, mientras la credibilidad de su palabra ha roto techos de aceptación popular. ¿A qué se debe y cómo se explica este fenómeno?

En apenas 93 días, hoy, todo el escenario político ecuatoriano aparece muy trastocado. Desde el inicio de su gestión (mayo 24, 2017), Moreno afianza su figura y su liderazgo, y va camino de convertirse en punto de convergencia de un proceso político que se descuelga por tres vértices: ha descolocado a más de un dirigente dominante (opositor o no); ha desorientado a más de un politólogo (de derecha o de izquierda); ha desconcertado a más de un historiador (modernista o clásico).

En la base de este inédito proceso, que fluye desde las altas instancias del poder, reposa un poco estudiado discurso ‘morenista’, a ratos complejo, a ratos directo, generalmente coloquial y siempre penetrante. Este abanico de características del mensaje presidencial es un desafío constante para quienes consumen información política de manera frecuente: prensa, políticos, gremios, organizaciones sociales, etc.

Algo muy distinto ocurre entre quienes acceden al mensaje de Moreno desde la óptica social, es decir, desde la lógica de la ciudadanía en general. Ahí, los mensajes del Jefe de Estado se decodifican con la sencillez propia del sentido común. Por lo tanto, el enlace comunicacional entre el Mandatario y los mandantes deviene más fluido y directo, por la sencilla razón de que no recurre a intermediarios. La ecuación es simple: el Presidente comunica; la población escucha, procesa, cree.

Los resultados están a la vista. De un lado está el establecimiento político, que se devana los sesos analizando, descifrando, proyectando y tirando línea estratégica, para tratar de acoplarse (a favor o en contra) al complejo momento político liderado por Lenín Moreno.

Del otro está la población en general, que respalda su gestión porque comprende el mensaje de conciliación, apertura y diálogo, y da crédito a sus palabras. Las cifras del caso son categóricas: hoy, la credibilidad de la palabra del Presidente oscila entre el 68% y el 85%, dependiendo de la encuestadora.

Desde la parcela que disputa los espacios de poder frente al Gobierno Nacional, el zafarrancho es la tónica, aunque las fuerzas aparecen formalmente cobijadas bajo las mismas carpas que el Ecuador político exhibe desde el 24 de mayo. En efecto, la oposición al Gobierno mantiene su fuerza legislativa más o menos igual. En tanto que el movimiento de Gobierno se mantiene también bajo la misma bandera, pero ya son públicas las profundas heridas y divisiones internas que, tarde o temprano, se decantarán de cara al país entero.

Un mensaje que sacude el tablero

En ese doble escenario de oposiciones cruzadas y alianzas en ciernes, el mensaje político del Presidente sacude el tablero y esparce informaciones y datos que no siempre se aprehenden y se procesan correctamente. Esta situación no es nueva ni ajena, particularmente en el caso del propio movimiento Alianza PAIS (AP).

Por ejemplo, el 30 de marzo de 2016, Moreno Garcés, en ese entonces primer vicepresidente de AP, envió una carta a la cúpula del movimiento, donde planteó varias reflexiones, críticas y autocríticas, de cara al proceso electoral que más tarde le llevaría a la Presidencia de la República. “(…) es necesario contar con un plan que refleje también las visiones y necesidades de diferentes actores sociales y políticos; las mujeres, los pueblos y nacionalidades, las personas con discapacidad, los jóvenes, los campesinos, las amas de casa, los médicos, los servidores públicos, etc. Debemos conocer y comprender sus demandas y ofrecerles respuestas. Debemos hacer una reflexión autocrítica y propositiva en el plan sobre nuestras relaciones con cada uno de ellos. Un diálogo permanente, el ejercicio de escuchar y comprender es fundamental para el fortalecimiento democrático de nuestro proyecto político”.

La respuesta del aparato político de AP a este brochazo crítico morenista corrió a cargo de la entonces secretaria ejecutiva de AP. “Más que reclamos, son desafíos”, respondió Doris Soliz, en entrevista con este diario (abril 4, 2016).

Más allá de eso, las tesis de apertura, inclusión social y diálogo político estuvieron marcadas por Moreno desde hace rato. Por eso, no extraña que cuando asumió el poder el 24 de mayo, el Mandatario solo refrendó lo que ya anotó meses atrás, aunque amplió la imagen de “tender la mano” a los ecuatorianos, porque recibía un país que venía de una década de discursos y acciones duras y confrontacionales, que habían partido en dos a la nación. Una expresión de esa fractura fue el apretado resultado electoral del 2 de abril. Hoy la ruta es distinta, donde el discurso de Moreno marca la pauta. (I)

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Frase bíblica para trazar el futuro político del país

El 25 de agosto, en Guayaquil, en un acto en la CFN, el Presidente hizo un discurso atípico y envió un mensaje en clave de consulta popular, según los entendidos.

Aludiendo al Apocalipsis, dijo: “El que tenga inteligencia adivine el número de la bestia (...) tratando con la mecánica cuántica de sacar del encriptamiento (...) el 666 me da 2021; sumando, restando, poniendo, quitando el número que pensaste...”. Luego agregó: “Las profecías no son para que se cumplan, pero como somos tan idiotas, es como que dentro de cada concepción humana tuviéramos el deseo de inmolarnos; vamos a evitar inmolarnos”. (I)

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Édgar García, analista político

“La economía es lo que le importa a la población”

Para el analista político Édgar Alan García, el llamado al diálogo y el discurso del Mandatario ha traído una sensación de alivio en la población, que previamente vivió una contienda electoral “intensa y venenosa”.

Además, asegura que a la inmensa mayoría de la población no le interesan los detalles que llaman la atención de los sectores más politizados, como ciertas declaraciones o posturas sobre determinados temas; “le interesa que no suban los precios, que se cumpla la promesa de vivienda, que no haya una eliminación de subsidios y que su economía se preserve, le interesa progresar y vivir en paz en la medida de lo posible”.

Incluso -sostiene- hasta el momento la población no ha sentido que vaya a ser afectada en su economía o que haya un cambio drástico a un modelo neoliberal. (I)

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Gaytán Villavicencio, sociólogo

“Se aprecia una ruptura con la década pasada”

El cambio en el discurso y el accionar en los primeros meses de gestión son aspectos que destaca el sociólogo Gaytán Villavicencio, como factores de confianza en la mayoría de la población sobre el presidente Lenín Moreno.

“Lo que ha hecho en esta aparente continuidad de la llamada Revolución Ciudadana es introducir una serie de cambios y establecer rupturas con lo que se dio en la década anterior”.

Considera importante el cambio de escenario conflictivo, en lo relacionado al estilo verbal del expresidente Rafael Correa. Además -asegura-, el Mandatario ha sido muy firme en la toma de decisiones, sobre todo en los diálogos y aperturas a otros sectores políticos y sociales, pues no hay un criterio de hiperpresidencialismo, sino que deja a cada función del Estado que actúe con autonomía. (I)

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Fernando Garzón, Historiador

“La propuesta de diálogo de Lenín le ha favorecido”

El profesor Garzón evalúa 2 aspectos sobre el fenómeno de aceptación al actual Jefe de Estado. El primero, desde el punto de vista técnico de las encuestas: la gran aprobación que tiene es comparable a la que tuvo en su momento su antecesor Rafael Correa; más aún, se compara con el primer momento del expresidente Jaime Roldós en 1979; y quizás con otro personaje como Velasco Ibarra.

Con respecto al discurso del Primer Mandatario, agrega que se ve favorecido por el contexto general reflejado en los medios públicos y privados, donde acceden personajes con presencia mediática.

Se agrega -sostiene el historiador- la incidencia favorable a la propuesta de diálogo que impulsa el presidente Moreno, que le ha dado un apoyo mayoritario a la gestión hasta la actualidad, aunque se trata de fenómenos del momento. (I)

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