La experiencia de una madre
“A veces ellos no saben para qué marchan”
Una ofrenda floral colocada al lado de un pedestal se observa al ingresar en la vivienda de Édison Cosíos. En el arreglo se colocó una insignia del plantel donde estudiaba y una banda con su nombre.
En 2011, Édison recibió el impacto de una bomba lacrimógena durante una protesta estudiantil. La tragedia ocurrió cuando el muchacho tenía 16 años y estudiaba en el Colegio Mejía.
De eso han pasado 3 años, pero sus amigos continúan en contacto. El pasado lunes, los muchachos llegaron a su domicilio, ubicado en la parroquia La Argelia (sur de Quito) para saludarlo.
“Los amigos de la clase siempre lo visitan. Vienen en el cumpleaños o en el aniversario de cuando sufrió el accidente”, contó Vilma Pineda de Cosíos, madre del joven.
Desde la sala de su casa, Vilma reflexionó ayer sobre el riesgo al que se exponen los estudiantes cuando se suman a las marchas. Un día antes el Ministerio de Educación anunció sanciones en caso de que algún joven participe en las movilizaciones en horario de clases o con uniforme.
“Siento temor por el sufrimiento que puedan vivir otras madres. A veces los chicos salen a rebelarse y no saben para qué. Se exponen al peligro. Eso es algo que me angustia”, comentó luego de ver que en las noticias no se registraron novedades, previo a la marcha convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la concentración del Gobierno.
Vilma recalcó que no está en contra de que los estudiantes expresen sus puntos de vista, pero manifestó que hay formas de protestar.
Propuso crear mesas de diálogo con las autoridades. Además sugirió que los profesores y padres de familia orienten e informen a los jóvenes sobre los hechos de la actualidad.
“Muchas veces los chicos salen a esas movilizaciones sin saber de qué se trata. Son manipulados. Ya no es hora de utilizar a los chicos para que peleen por un problema que no les corresponde”, aseveró.