El burgomaestre aseguró que la lucha contra el gobierno es ideológica
$ 30 ofrecían por marchar
El gran despliegue de equipos tecnológicos, entre los que estaban 4 grúas, pantallas gigantes, cámaras y generadores de energía, fue parte de los pormenores de la marcha del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, la tarde de ayer.
A esto se sumaron las torres que buscaban garantizar la transmisión de datos durante la protesta. A la marcha llegaron miles de personas, aunque muchos no tenían claro por qué lo hacían.
Ahí estaba una dirigente barrial de la parroquia Febres Cordero (suburbio) que movilizó a la gente de su barrio porque cree ciegamente en Nebot, y considera que el impuesto a las herencias le perjudicará.
También llegaron los asambleístas socialcristianos Luis Fernando Torres, Henry Cucalón, Moisés Tacle y Cristina Reyes. El primero dijo que era mentira que la reforma al impuesto a las herencias afectara al 2% de la población, que lo hacía a muchos más.
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Quien también llegó con un grupo de personas fue Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil. El empresario dijo que estaba en el sitio solo con su esposa, pero avanzaba con un paquete de carteles en la mano con la leyenda #mitrabajoesparamishijos, una etiqueta que ha promocionado en las redes sociales.
Para posar ante las cámaras de los canales de televisión que llegaron a su encuentro dejó el paquete en el piso. En la entrevista dijo que para dejar de protestar lo que necesitan es que retiren, definitivamente de la Asamblea, las reformas de ley sobre la redistribución de la riqueza.
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En la misma marcha apareció Luis Serrano, de Salud y Trabajo, quien fue aliado del MPD en las anteriores elecciones. Él pidió la salida de médicos extranjeros, mientras que Juan Vizueta, excandidato a asambleísta por las izquierdas, llegó con un ataúd pintado de verdey con unas ratas que salían del féretro.
Cynthia Viteri fue una de las primeras que marchó. Estuvo puntual, a las 15:00. Mientras caminaba una mujer le secaba la frente con un pañuelo. El intenso sol que se posaba sobre la ciudad la afectó.
El más esperado fue Nebot, quien llegó con su esposa. Junto a él estaban el concejal Roberto Gilbert y el exprefecto provincial, Nicolás Lapentti. El Alcalde inició su caminata desde García Avilés y desde ahí emprendió su camino hasta el Malecón.
Antes de que Nebot diera su discurso, al pie del Malecón Simón Bolívar, la calle 9 de Octubre empezó a despejarse. Desde Boyacá hasta el Centenario solo había pequeños grupos de personas frente a las pantallas gigantes, como lo mostró el ministro del Interior, José Serrano.
En su discurso, Nebot aseguró que la lucha contra el Gobierno es ideológica. Identificó a la Senplades como la causante de los proyectos que, considera, afectan al país. De hecho nombró específicamente a Fánder Falconí y a Pabel Muñoz.
Cuando la multitud gritó ‘Fuera, Correa, fuera”, el burgomaestre, que estuvo solo en la tarima, dijo que hay que darle una patada en los glúteos en las elecciones de 2017.
Posteriormente los manifestantes exclamaron ‘Nebot presidente’ y el Alcalde aseguró que no es el momento de candidaturas. Manifestó además que el Mandatario ha perdido credibilidad y pidió no sacar las gigantografías puestas en los edificios públicos.
“Me pidieron que lleve a 3 personas más y allí me daban el dinero en el centro”
En los barrios guayaquileños más empobrecidos del puerto principal la mayoría de los habitantes mostraron apatía e indiferencia ante la convocatoria hecha por el alcalde Jaime Nebot para marchar contra el Gobierno Nacional.
En Monte Sinaí, Isla Trinitaria, Flor de Bastión, Paraíso de la Flor, sitios donde aún no existen todos los servicios básicos y vías pavimentadas, los ciudadanos se dedicaron a seguir con sus jornadas laborales y quehaceres domésticos.
Gabriel Suárez, habitante de la Cooperativa 7 de Octubre, reveló que a su casa llegó un dirigente barrial para ofrecerle $20 para que vaya a la Av. 9 de Octubre y respalde la marcha de la Alcaldía.
“Me pidieron que lleve a tres personas más y allí me daban el dinero en el centro. Había varias personas con la camisa del partido de Jimmy Jairala (Centro Democrático). Pero era gente disfrazada. Me di cuenta. Qué voy a apoyar a Nebot si todavía no nos arregla la calle”, expresó molesto.
Algo parecido le prometieron a Jean Carlo Franco, vecino de la Isla Trinitaria. El valor que le prometieron para que vaya fue de $30. Él debía llegar, tomar una camiseta y una bandera. Al final del acto le daban el dinero.
“Cuando pregunté quién me tenía que dar el dinero me respondieron que allá en la marcha había que pedirle a alguien. Capaz que si iba ni me pagaban. Por eso, preferí quedarme trabajando aquí en la casa”, expresó.
En Vencer o Morir 3, sitio donde no tienen agua ni alcantarillado, hubo dirigentes que estuvieron visitando a los moradores para que salieran a respaldar a Nebot. Javier Macías, habitante de esa cooperativa, se mostró indeciso ante la propuesta.
“En la última marcha me dieron un hot-dog y una cola. La medida por la que van a protestar afecta solo a la gente con dinero. Si voy, iré pero a relajarme”, comentó y destacó el malecón que hace, a la vuelta de su casa, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi).
En Monte Sinaí, Marcos Reyes se quedó en su vivienda esperando a que le arreglen la instalación de energía eléctrica. “Acá vivimos en la oscuridad. No tenemos luz”, se quejó.
El ciudadano siente que no le afectan los proyectos de Ley de Plusvalía y de Herencias. “¿Por qué el Alcalde mejor no convoca a toda la gente para que nos ayuden a hacer el asfaltado en Monte Sinaí?
Jenny Landázuri, de la cooperativa Vencer o Morir, discutió ayer con su esposo. Ella le explicó que no tenía sentido ir a la marcha porque ellos, que viven en una vivienda de madera, no tenían que pagar ningún impuesto de herencia ni plusvalía.
“No tenemos agua, alcantarillado ni calle. ¡Cómo nos va a afectar! Tenemos que quedarnos para hacer bollos e irlos a vender mañana. Si no trabajamos, no comemos”.
En Paraíso de la Flor, Flor de Bastión y El Fortín los habitantes también pidieron vías antes que manifestaciones constantes en las calles. (I)