En un video que duró 9:46 minutos y que se difundió la noche de este 5 de octubre de 2020 en las redes sociales de la ministra de Gobierno, María Paula Romo, la funcionaria realizó una evaluación de lo que ocurrió hace un año durante las violentas protestas e hizo un recuento de las lecciones que dejaron para el país. La funcionaria explicó cómo empezó, cuál fue el desarrollo y en qué terminaron los hechos de octubre de 2019. El Gobierno, dijo, “había tomado una difícil decisión económica que pretendía corregir una distorsión sostenida por décadas, pues solo Ecuador y Venezuela mantenían una política de subsidio general a sus combustibles”. Explicó que el presidente Moreno acompañó esta medida con un amplio plan de compensación para los sectores de menores recursos, pero que las cosas se salieron de tono cuando los transportistas, que conocían previamente acerca de la medida, decidieron hacer un paro porque así están acostumbrados a presionar a la sociedad. María Paula Romo precisó que su rol, como ministra de Gobierno, fue controlar la seguridad y el orden público en todo el país y velar por la vida y la integridad de 17 millones de personas. Contó que aunque el movimiento indígena había anunciado una marcha para varios días después, sus dirigentes se adelantaron y tan pronto se detuvo la paralización del transporte, que duró dos días, empezó el bloqueo de carreteras y caminos. Según la Ministra, durante los días que duraron las protestas se llegó a tener, en el país, 94 puntos viales bloqueados, mientras las acciones iban tomando un tono agresivo: “Se usó explosivos, hubo saqueos y agresiones a pequeños comerciantes. Millones de ecuatorianos nos encontramos en la mitad de un enfrentamiento en el que todos perdimos”. Intenciones camufladas Puso énfasis en que con el paso de las horas fue evidente que no era solo el movimiento indígena frente a una medida antipopular, sino que en ella se camuflaron intenciones de desestabilización, grupos preparados con estrategia militar y que operaron con un nivel de violencia que no habíamos conocido nunca antes: policías y militares secuestrados, periodistas agredidos y tanques de gas usados como explosivos”. Hizo un recuento de los objetivos atacados, entre ellos la Contraloría del Estado, las empresas que abastecen de agua potable a las ciudades, los pozos petroleros y las antenas de transmisión de radio y televisión en la sierra centro. Hasta las ambulancias fueron atacadas, ambulancias que transportaban personas heridas”. Explicó que grupos violentos provocaron los enfrentamientos posteriores: “Esa noche empezó el ataque de las mentiras y las noticias falsas a través de mensajes en whatsapp y de redes sociales”. “Durante los 11 días de bloqueo identificamos y desmentimos 7.583 noticias falsas que se originaban extrañamente en determinados países. Se jugaba una estrategia geopolítica y se empezó a mezclar la realidad con la mentira. Hasta las más serias organizaciones cayeron en la trampa”. Sostuvo que esas mentiras “no solo distorsionaron la realidad, sino que exaltaron el ánimo de los manifestantes. A la mañana siguiente el conflicto escaló y nos mostró una de las más duras escenas de esos días: policías vejados por horas mientras se transmitía su retención y su secuestro a través de la televisión nacional”. Retenciones y secuestros Recordó que los periodistas también fueron retenidos, secuestrados y obligados a transmitir lo que allí sucedía. “Hubo más de 400 secuestros en esos días”. Las fuerzas especiales solo intervinieron en uno de estos episodios, recordó. El de Calderón, en Quito, cuando los captores se aprestaban a derramar gasolina sobre los policías retenidos dentro de una iglesia. Yo cumplí con mi deber, dijo la Ministra: “Las instrucciones a la Policía fueron claras: a pesar de la violencia, el conflicto sería tratado solo con fuerza disuasiva. Ningún día los policías salieron a las calles con su arma de dotación. Solo se usó material autorizado para enfrentar eventos masivos, por tanto, ninguna de las lamentables pérdidas humanas de esos días puede atribuirse al uso de armas de la Policía Nacional”. Lamentó profundamente que en el contexto de la protesta se perdieran vidas que el país entero las lloró y las llora. Recordó y explicó lo ocurrido con Ángel Raúl Chilpe, en Azuay; Silvia Mera Navarrete, en Pedro Moncayo; Celso Yépez, en Chimborazo; Mónica Sánchez y Kelly Flores, madre e hija; Marco Rivera y José Chaluisa; Abelardo Vega, Inocencio Tucumbe, Edison Mosquera y Gabriel Angulo, todos víctimas de la terrible violencia de esos días”. De todos estos casos, señaló, dos son analizados por la justicia, pero no hay uno solo donde se haya disparado un arma policial. Contó que para el 13 de octubre, la situación era insostenible. “El presidente Moreno decidió declinar las medidas económicas y perder para ganar. Y escogió la paz”. Dijo que desde ese día no se ha referido a ningún proceso judicial y hoy nadie ha sido sancionado por la justicia por los hechos sucedidos ni está privado de libertad”. Recordó que la crisis fiscal que se quiso enfrentar se agravó con la pandemia, pero “aquí estamos y el tiempo nos ha demostrado que solo saldremos adelante si estamos juntos”. Hay muchas heridas por curar- manifestó-. Hay una reconciliación pendiente. “Pero el recuerdo de octubre de 2019 y los efectos de la pandemia deben convertirnos en un país y una sociedad que aprende de sus errores y que se levanta más fuerte, unida y solidaria”. Finalizó con una reflexión: “Ojalá nunca más tengamos que vivir una crisis. Nunca más personas que incendian las pruebas de sus delitos. Nunca más estructuras criminales camufladas en una protesta legítima. Que nunca más una persona muera atrapada en medio de un enfrentamiento. Que nuestro gran aprendizaje sea que vivir en democracia y en paz vale la pena y puede y debe ser nuestra más importante coincidencia”. (I)