La vida laboral de los venezolanos en Ecuador no es la mejor. Hay quienes se dedican al comercio informal y otros que lograron un contrato laboral con los beneficios de ley. Pero también están los que aún no obtienen un trabajo fijo. En 2018, el Ministerio de Trabajo sancionó a 6.300 establecimientos a nivel nacional por tener a extranjeros laborando al margen de la ley. Las principales causas fueron: la no afiliación a la seguridad social y el pago del salario básico unificado por debajo de lo establecido porque no contaban con una visa o documentos. El venezolano Frank Romero es uno de ellos. Él trabajó durante un año en una pastelería del centro de Guayaquil con la promesa de que le pagarían un sueldo básico “mas adelante”, pero eso nunca sucedió. Romero renunció; ahora se dedica a “taxear” (taxi informal) y está a la espera de su liquidación, que es de $ 1.500. Hasta hoy no tiene ninguna respuesta. Según el Registro Migratorio de Ecuador, desde mayo de 2017 hasta julio de 2019 han ingresado a Ecuador 1’673.980 venezolanos, de los cuales 341.561 permanecen en el país. Y más de 115.000 tienen visa. Pero los aproximadamente 220.000 que restan permanecen en situación irregular y sin posibilidades de conseguir un trabajo estable y seguro. Otro caso es el de Gustavo Franco, quien vive de la venta de caramelos en los semáforos de Guayaquil. Él llegó hace cinco meses al puerto principal y dice ser un perseguido político. No tiene trabajo, aunque cuenta con documentos, como antecedentes penales, certificados profesionales y de trabajo. Laboró como trabajador social en Recursos Humanos. “Yo era funcionario de Derechos Humanos. Fui quien pasó la última ayuda humanitaria con Guaidó y la Cruz Roja, que incluía generadores eléctricos. Pero me dan largas en los servicios consulares de mi país en Ecuador”, se lamentó. Hay otros casos exitosos como el de Fabiola Linared, consultora de marketing. Ella vive desde hace cinco años en Ecuador y trabaja en Quito para una empresa privada. Según ella, “la empresa ecuatoriana me trajo para acá y me ha ido bien”. La venezolana ahora cuenta con otro empleo y trajo a su hermano y madre. El asambleísta alterno Juan Fernando Flores, de CREO, quien también es venezolano, explicó lo que significa tener los documentos en regla. “Con una visa ya puedes obtener una cédula, una cuenta de bancaria. Te pueden afiliar a la seguridad social y estabilizar tu situación”, dijo. Sin embargo, tener una fuente de ingreso no es garantía para enviar dinero a sus familiares en Venezuela. Yorkelis Miranda vende agua de coco en un semáforo de la Francisco de Orellana en el norte de Guayaquil. Ella le dijo a este Diario que en el mejor de los casos envía $ 50 mensuales a sus familiares. “Deposito a alguien de Venezuela que tenga una cuenta bancaria en Guayaquil. Esa persona hace la transferencia y me cobra menos que la tasa cambiaria oficial de mi país, que varía desde 2015”. El Banco Central del Ecuador, en su último informe sobre la evolución de remesas, reveló que de enero a marzo de 2019 se enviaron al exterior $ 4,25 millones. Los países destinatarios de esa remesas son Venezuela, Haití, Nicaragua y Bolivia. Esa realidad laboral de los venezolanos en Ecuador se evidencia en un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Este se presentó en mayo de este año 2019 y dice que un 87,8% de los casi 2.000 venezolanos entrevistados trabajan en este país de manera informal. El 77,4% de ellos labora en el sector comercial y solo el 5,2% firmó algún tipo de contrato. (I)