“Es ingenuo asumir que las Fuerzas Armadas, tanto como los partidos políticos, la Policía y las universidades son instancias apolíticas que están llenas de ángeles”. Así inició su ponencia Diego Pérez, docente del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) y uno de los panelistas del conversatorio “Diálogo sobre el rol de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) en la sociedad ecuatoriana” que se llevó a cabo ayer en el organismo educativo. El objetivo de dicho encuentro fue analizar la dinámica de funcionamiento entre los actores políticos del sistema, como son las FF.AA. y el Gobierno Central. En este punto Pérez aclaró que el caso ecuatoriano es muy particular, tomando en cuenta que las dictaduras militares del 72’ y 76’ tuvieron una mirada “desarrollista” más que represiva, lo que se ve  plasmado en el proceso de transición. Para el académico, la institución militar siempre ha tenido un vínculo fuerte con la sociedad, debido a que en épocas pasadas, cuando otras instituciones del Estado desatendían necesidades de la sociedad, los militares eran llamados a solucionar dichas exigencias. Entre 1996 y 2006 el promedio de confianza en las FF.AA por parte de la ciudadanía era de 51,73% y el promedio de poca y ninguna confianza de 47%. Hacia el 2007 la confianza se eleva al 55% y decae la poca y ninguna confianza a 44%. Mientras que la confianza en los partidos políticos era de 11% y 89% de poco y ninguna confianza; entre 2007 y 2013, 21% de mucha confianza y 79% de poco y ninguna. En este sentido ¿cuáles son los nuevos retos y de qué manera se debe replantear el rol de las Fuerzas Armadas en un país de paz? Freddy Rivera, docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y otro de los panelistas, consideró que un tema fundamental es el proceso de paz en Colombia. Cree que las FF.AA. deberán hacer frente a cualquier contingencia relacionada a dicho proceso, además de combatir el crimen organizado, el narcotráfico, y realizar un control de armas y de la frontera, aspectos que están dentro del concepto de seguridad integral planteado en una de las enmiendas constitucionales que se aprobaron el pasado 3 de diciembre. “Ahora hay amenazas tan complejas y difusas como aquellas que se generan en las grandes corporaciones (...) La seguridad integral incluye la participación de todos los recursos de poder del Estado y de la comunidad”, expresó el general (S.P.) Paco Moncayo, quien también participó en el conversatorio. Cuestionó que los temas militares siempre han sido tratados con prejuicios. Por ello, Pérez considera que es necesario trabajar en una coordinación interinstitucional. “Creo que es necesario salir de la lógica de los años 60’ y 70’ de considerar a las FF.AA. como una amenaza para la democracia, pero también de considerarlas como una institución apolítica y ampliar el espacio de diálogo”. Para Rivera, sociólogo y experto en política internacional y seguridad, las FF.AA. son un reflejo de la sociedad ecuatoriana. Por lo tanto también existen “lógicas perversas” dentro de la institución como el regionalismo y el patrimonialismo: “lo público es mío y de todos los de uniforme, pero en realidad lo público es de todos”. Algunas de las conclusiones a las que llegaron los expertos fueron que es necesario romper con ciertas conductas en su cultura política sin caer en elitismos; tener una oficialidad diversa con más mujeres oficiales, indígenas y afroecuatorianos; y, ampliar el sistema meritocrático en los sistemas de ascenso.