Estamos en el tiempo de la postelevisión, aseguró Gerard Imbert, académico francés. La televisión ya no juega con la realidad como en los 90, (telerrealidad) sino que ahora se entretiene con la identidad y con la representación de la imagen del otro y del propio sujeto. En el conversatorio ‘Ciudadanía, imaginarios sociales y derechos a la Comunicación’, que se realizó el martes pasado en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), en Quito, Imbert reflexionó sobre la violencia en la televisión y cómo esta se impone frente al ciudadano como una autoridad, que incluso, lleva a los individuos a ser agentes del medio. Para este especialista en el discurso de la comunicación, nacido en Casablanca en 1949, la televisión logra imponer un modelo de comportamiento. Puede conducir al individuo a actuar en contra de sus valores ideológicos y humanitarios. Es una nueva forma de violencia que Imbert la definió como “vinculada a la persona”. Esta ya no es discriminatoria ni excluyente, por lo contrario escenifica al sujeto en roles específicamente creados para el espectro televisivo. ¿Cómo lo hace? Presión psicológica es la respuesta. Utiliza estrategias negativas como el descrédito, humillación, acoso y ventilación de la esfera privada de los individuos. Por lo tanto, el sujeto se convierte en un objeto que es utilizado mediante -lo que llama Gerard- el “efecto lupa”, el cual espectaculariza aspectos “a veces insignificantes” y en relación con los hechos violentos. “Vivimos una época de hipervisibilidad de lo íntimo en donde se manipula la imagen”, expresó el también director del programa Inmover de la Universidad Carlos III de Madrid (España). Sobre los realities y las redes sociales En este sentido, la violencia simbólica es la más peligrosa- según Imbert- porque es difícil delimitar ya que no solo es cuantitativa sino cualitativa. Depende del formato, género y discurso. El catedrático puso al entretenimiento como uno de los géneros donde se da lugar a este tipo de violencia, porque a través del humor no se permite visualizar sus consecuencias, convirtiéndose en objeto de consumo lúdico. Imbert puso de ejemplo de violencia a los realities como Gran Hermano, los concursos de supervivencia o los de cambio de aspecto físico en donde se trata de eliminar y humillar al otro. Igualmente se enfocó en nuevos géneros como los videojuegos, dibujos animados y películas de terror donde la violencia es el eje central del relato y “la máxima fuente de disfrute del medio espectatorial con sentido lúdico, por eso tiene tanto éxito entre la juventud”. VIDEO En este contexto, Gerard Imbert resaltó los efectos negativos que pueden producir estos programas en niños y adolescentes porque no difunden ningún respeto y aprovechan al sujeto, por ejemplo al niño, como mediador del consumo. Imbert manifestó que estas nuevas representaciones y expresiones en la televisión son parte de la construcción de imaginarios sociales. “Hay una forma de manipulación mediante los imaginarios sociales al igual que hubo de las ideologías, pero yo creo que en los dispositivos lúdicos de la televisión los imaginarios hoy han sustituido a las ideologías”, concluyó. Christian León, docente de la Universidad Andina Simón Bolívar y quien también participó en este conversatorio, aportó a esta idea y consideró que es fundamental incorporar saberes que impliquen pensar en otro espectáculo más allá de la marca occidental. “Hay que apuntar a una serie de medidas que permitan trabajar las múltiples violencias que se desprenden de la postelevisión”, manifestó León. De igual forma, Francisco Sierra director de Ciespal, abordó el empoderamiento ciudadano sobre la información, a través de las redes sociales, que crea un escenario más participativo y democrático, pero también descubre la crisis de la mediación. “Esas nuevas dinámicas requieren de nuevas políticas”, declaró. Finalmente, Hernán Reyes, consejero de la Consejo de Regulación (Cordicom), coincidió en que se debe recuperar el valor que tiene la información y el papel de los medios en esa tarea.