Redacción Política y Economía La situación económica del país se ha convertido en el principal tema de coyuntura. Con ese antecedente el presidente Rafael Correa y 3 colaboradores suyos debatirán hoy, por primera vez en estos 8 años de Gobierno, con tres economistas de oposición. Desde que cayó el precio del petróleo y se empezó a revalorizar el dólar a nivel internacional la economía lo centra todo. Pero en esta última semana una nueva arista ha surgido en las discusiones: se trata del Fondo Monetario Internacional (FMI). El reciente capítulo de esta novela inició cuando técnicos del organismo multilateral visitaron en julio el país para analizar la economía nacional. Luego de varios meses de estadía emitieron un informe en el que destacaron los logros sociales alcanzados en la administración Correa. El FMI valoró incluso medidas de reciente aplicación como las salvaguardas para proteger al sector productivo. Esa noticia bastó para que desde las redes sociales y grupos políticos de oposición se indicara que el Gobierno buscaba un préstamo con la entidad crediticia. Si fuese eso cierto significaría un viraje en la política gubernamental, que siempre se ha caracterizado por denostar de las llamadas cartas de intención. El propio Ministro de Finanzas desmintió el lunes cualquier posibilidad. “Para acabar con falsos rumores de ciertos analistas, informo que Ecuador no ha gestionado ningún préstamo o programa de ajuste con el FMI”, escribió Fausto Herrera en su cuenta de Twitter. En realidad lo que parece que colmó la paciencia a los funcionarios de Gobierno fue el análisis económico que hizo ese mismo día el exvicepresidente Alberto Dahik en Ecuavisa. Prácticamente en un monólogo, el que fuera el hombre fuerte en el gobierno de Sixto Durán Ballén, aconsejó al actual Ejecutivo derogar el impuesto a la salida de capitales y buscar un préstamo con el FMI. Un pasado de recortes A cualquier ecuatoriano mayor de 30 años escuchar el nombre de FMI le causa escozor. Como en el resto de Latinoamérica el organismo es de triste recordación. Esta historia empieza en la década de 1980, con la crisis de la deuda externa desatada en América Latina, muy similar a la que vive ahora la zona euro. Como ahora en Europa, en aquel momento el FMI impulsó programas de ajuste en la cartas de intención, a cambio de desembolsar ingentes cantidades de dinero. Era el auge del neoliberalismo. En 1983, Ecuador firmó el primer documento de ese tipo. Vendrían otras 11 más, hasta la última en el año 2003. No ha existido en el país un mayor exponente del neoliberalismo que Alberto Dahik, a quien el fallecido León Febres Cordero llegó a llamar terrorista económico. Fue en el periodo de Durán Ballén en el que la llamada modernización del Estado, que no era otra cosa que las privatizaciones de las empresas públicas, comenzó a tomar forma. En marzo de 1993, teniendo como antesala el problema de La Josefina (un deslave de gran magnitud en la provincia del Azuay que formó un embalse), el gobierno firmó una carta de intención con el FMI. Paralelamente, el Ejecutivo había entregado al Congreso Nacional un proyecto de Ley de Modernización del Estado, a pesar de las protestas sociales. El plan contemplaba un paquete de privatizaciones de empresas estatales estratégicas, como las telefónicas, eléctricas e hidrocarburíferas. Este hecho coincidió con unas declaraciones formuladas en ese mismo mes por el embajador de Estados Unidos en Ecuador, James Mack, quien en un foro empresarial en Guayaquil demandó al Gobierno “acciones concretas para posibilitar una mayor liberalización del comercio, basado en las reducciones arancelarias”. Dahik, en declaraciones a la prensa de esa época, dijo que compartía los planteamientos del embajador y que en Ecuador estaba en marcha el proceso de modernización del Estado. Este pronunciamiento y las negociaciones con el Club de París aceleraron la firma de la carta de intención. Aquello dejó como medidas la devaluación de la moneda hasta en el 197% y la elevación de los precios de la gasolina hasta en el 159%, a más de la apertura del mercado. Dahik fue el vicepresidente más fuerte desde que Ecuador regresara a la democracia. Pero no logró terminar su periodo por las acusaciones de mal manejo de los fondos reservados. Dejó el país y se asiló en Costa Rica, hasta hace dos años que regresó al país y fue declarado inocente. El debate de hoy tiene un antecedente. El 27 de junio de este año, en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) Dahik participó en una mesa redonda junto con Walter Spurrier, Pabel Muñoz y Fánder Falconí. En el evento, este último expuso claramente el rol de Dahik en el neoliberalismo. “Lo peor que le puede pasar a la sociedad ecuatoriana es que tengamos una especie de desmemoria colectiva”, dijo en esa ocasión. “Tenemos que hablar del pasado porque el incendio comenzó en los años 90 con la aplicación del neoliberalismo que implicó la pérdida de vida de la gente, provocó más víctimas que muchos conflictos civiles”, recordó el excanciller. Y prosiguió: “Lo que teníamos en Ecuador en los años 90, lo que teníamos era un endeudamiento extremo (...) En los años 90 la deuda externa pública del Ecuador era superior al 100% del PIB”. Así se sucedieron los gobiernos de derecha hasta 2003, cuando llegó al poder Lucio Gutiérrez aupado por la izquierda ecuatoriana. Pero su primer viaje al exterior fue a Washington. Allí se proclamó el mejor aliado de EE.UU. y al poco tiempo firmó una nueva carta de intención con más ajustes. Y en esas acciones tuvo un papel clave su ministro de Economía, Mauricio Pozo, quien también estará en el debate de esta noche. Gutiérrez anunció un paquete de medidas económicas que, a su criterio, solo era “un pinchazo” en el bolsillo de los ecuatorianos. De esa manera subieron el precio de los combustibles y de las tarifas eléctricas. Paralelamente el gobierno comenzó a impulsar diálogos con Estados Unidos para lograr un Tratado de Libre Comercio, que finalmente no se cristalizó. En ese contexto se da el debate de hoy. Según los organizadores, en el foro se abordará la economía mundial, la caída del precio del petróleo y de las materias primas, así como la situación del Ecuador frente a la apreciación del dólar y las acciones que adoptará el Gobierno. Carlos Morlás, investigador económico de la Ecoteg, aseguró que “el debate va a ser interesante porque conoceremos qué opinión tiene el Presidente al respecto; ayer Alberto Dahik hablaba sobre el FMI y hay diversas opiniones y creo que eso es lo que quiere saber la gente, qué camino vamos a seguir para superar la crisis”. Uno de los temas puntuales que el docente espera conocer son los incentivos para que la inversión extranjera y nacional venga. “No se puede invertir en un país donde las reglas tributarias cambian y no podría existir inversión si las normas cambian de un mes a otro o de un año a otro. Los planes deben ser a mediano y largo plazo”. (I) Desmantelar el Estado, parte de la receta del FMI Desde mediados de los 80’ las cartas de intención implicaban un paquete de reformas que el Estado ecuatoriano estaba obligado a cumplir a cambio de capacitación técnica o financiamiento. Los condicionamientos iban desde reformas estructurales (desmantelamiento del Estado), la reducción de subsidios (alza de combustibles o tarifas eléctricas) y la creación de un nuevo marco jurídico que haga más viables esas medidas. Para el analista y catedrático universitario Henry Allan, el gobierno de Sixto Durán Ballén fue quizá el más aplicado, pues puso en marcha el denominado Plan de Modernización que modificó el marco jurídico y flexibilizó la facultad reguladora del Estado. Dicho plan incluía la descentralización del Estado y, por ejemplo, permitió que ciertos gobiernos municipales asumieran las competencias más rentables como aeropuertos o eléctricas y dejaban a cargo del Estado las tareas menos rentables. Para el analista Luis Calero, el modelo actual de endeudamiento aplicado con la banca internacional también conlleva a compromisos similares a los planteados en el pasado con las cartas de intención, por ejemplo, porque imponen al Estado ecuatoriano la contratación de las empresas de los países financistas. Allan sostiene que no hay coincidencias entre ambos modelos de endeudamiento porque comprometer la contratación de empresas extranjeras de ningún modo se compara con exigir a un Estado la apertura indiscriminada del mercado, flexibilizar sus facultades regulatorias o reducir el tamaño del Estado. En el Gobierno de Gustavo Noboa una de las propuestas fue elevar el IVA del 12% al 14%, lo que según Allan obedece a que es tributo menos regresivo porque no discrimina entre ricos y pobres, todos pagan lo mismo, mientras que el FMI no recomienda elevar el Impuesto a la Renta porque ese se grava en base al ingreso de las personas. Datos El petróleo cerró a la baja en Nueva York, donde los inversionistas siguen pesimistas sobre las perspectivas de reabsorción de excedentes y prevén un aumento de las reservas en Estados Unidos. El precio del barril de ‘light sweet crude’ (WTI), para entrega en diciembre, perdió 78 centavos (a $ 43,20) en el New York Mercantile Exchange (Nymex). En Londres, el barril del mar del Norte para entrega en diciembre perdió 73 centavos (a $ 46,81) en el Intercontinental Exchange. La asociación profesional API prevé publicar su estimación de reservas de petróleo hoy.