Emotiva despedida para Lapentti en el coliseo
Dicen que los detalles son los que elevan los hechos importantes a recuerdos inolvidables en la memoria de la persona a quien se honra. Y de esos gestos de cariño la organización del evento Nico-Sampras: La despedida se ocupó con dedicación. Rosas de un rojo intenso enmarcaron la pista greenset, donde el sábado un “gigante” del tenis ecuatoriano le dijo adiós al deporte que lo catapultó hasta la sexta casilla en el mundo en 1999.
Una alfombra roja recibió como un ídolo al tenista que llevó a Ecuador en dos ocasiones al grupo mundial de Copa Davis, a ese que tiene el récord de más partidos ganados a cinco sets (13) en el mismo torneo, a ese que eligió el tenis en vez del baloncesto, en el que su padre, del mismo nombre, destacó a nivel sudamericano, porque como decía el ex Prefecto del Guayas, una vez que agarró una paleta en la playa, al cambiarla por una raqueta de tenis, su talento afloró de manera innata y no hubo más qué decir.
El papel picado de un sinmúmero de colores caía como una especie de lluvia en el centro del coliseo cubierto Voltaire Paladines Polo, que estuvo llenó hasta las banderas, 9.000 personas acudieron a despedir a quien fuera por muchos años la raqueta número uno del país.
Los fuegos artificiales le dieron el tinte mágico a la noche y de entre una cortina de humo, con su típica gorra al revés y totalmente de blanco, “Nico” hizo su aparición. En la cancha el rival de Lapentti era nada más y nada menos que uno de los mejores tenistas de la historia, con 14 Grand Slam a su haber: Pete Sampras.
En el preámbulo, otro detallazo tuvieron Iván Hurtado y Álex Aguinaga, que jugaron fútbol tenis contra la dupla “invicta” del programa de Fox Sports, Fútbol Para todos, integrada por Fernando Carlos y Emiliano Pinsón.
El “Güero” y el Bam-Bam ni se despeinaron para imponerse a los argentinos con un contundente 10-1, el único punto logrado por la pareja “albiceleste” fue festejado a rabiar por el pelirrojo Pinsón, quien hizo el ademán de sacarse la camiseta.
Una vez en la cancha, el rótulo de Sampras, a quien muchos catalogaron como frío en su época de profesional, se desvaneció y demostró ser un showman. Durante un instante una de las pasabolas no se percató que “Pistol Pete” no tenía pelotas, entonces el norteamericano, cual mimo, comenzó a botear una bola imaginaria y a sacar así.
También invitó a una pasabolas, Taly Merker, a que jugara por él ante Nicolás, esto cuando el marcador iba 5-4; luego hizo lo mismo con Joat Farah. Entonces Lapentti no se quiso quedar atrás y mandó a la pista, para que jugar con Pete, a su sobrino (Alex Zeberdauer Lapentti), el pequeño pasabolas no se achicó y le ganó un punto a Sampras.
Es más, el novato se tiró su show también, pues al cumplir su objetivo reclamó el cariño del público, pidiéndole que lo aplaudiera. El coliseo le respondió.
Pero los detalles no pararon ahí, el “olé, olé, olé, ‘Nico’, ‘Nico’” y el característico, “vamos, ‘Nico’”, hicieron retumbar el abarrotado escenario. La típica ola que se vive en los estadios también fue parte de la despedida de Nicolás, y cuando esta se aprestaba a pasar del lado en el que se hallaba Sampras, el norteamericano, contagiado de la alegría del público guayaquileño, se animó también a levantar las manos.
Sobre el final del partido, que terminó 7/6, 7/6 a favor de Nicolás, hubo más detalles. Gustavo López y Cecilia Bonelli llamaron a las hermanas de “Nico”, María Cecilia y Carolina, para que le entregaran sombreros de paja toquilla a ambos tenistas; un trofeo de cristal en cuyo interior destacaban numerosas pelotas de tenis firmado por Sampras y Lapentti fue otro de los detalles.
Pero, sin duda, el que arrancó las lágrimas de Nicolás fue el video, en el que Roger Federer y otros tenistas importantes le desearon lo mejor en su nueva etapa. “Siempre fue muy amigable y destacó por su forma de ser, recuerdo muchos momentos divertidos en los camerinos previo a los torneos”, indicó el suizo.
Sobre el final, Bonelli le preguntó a Lapentti si esta despedida había sido como la soñó. “Nico” respondió: “Fue más que eso. Este fue un día perfecto que lo voy a recordar siempre. Nada de esto hubiese sido posible sin ustedes (el público)”. Al final los fanáticos guayaquileños lo despidieron diciéndole no adiós, sino tan solo un hasta luego.